Por Marcelo Solari

Se debía a sí mismo y también a su público una victoria importante. De esas que no dejan dudas. Es cierto, tuvo altibajos, pero siempre tuvo el control de las acciones. Y la convicción del camino elegido para buscar ese triunfo. En definitiva, Peñarol venció este jueves como local, en el Polideportivo “Islas Malvinas” a Bahía Básket, por un cómodo 84 a 64, en su último partido de 2018 por la Liga Nacional de Básquetbol. El visitante tuvo cuatro bajas sensibles: Bautista Lugarini, Gerson do Espirito Santo, Facundo Corvalán y José Materán.

Peñarol emergió dominador en el cuarto inicial a partir de su prepotencia física en el juego interior, donde Damián Tintorelli se adueñó de los rebotes, aunque sin poder extraer el beneficio proporcional a ese dominio aéreo y a la gran cantidad de pérdidas de su oponente.

Con el recurso de una buena lectura para interceptar la línea de pase, el “milrayitas” recuperó muchos balones, pero no estuvo muy certero y, pese a que dispuso de segundas opciones vía el rebote de ataque, a veces tampoco pudo anotar o tuvo que ir a ganarse los puntos a la línea de libres. Y desde allí falló bastante (11/17 en el primer tiempo, 64%).

Tras llevarse una buena renta de 8 puntos al primer descanso (20-12), el conjunto marplatense se adueñó del desarrollo en el inicia del segundo capítulo.

Nuevamente favorecido por la sucesión de errores de un apresurado conjunto oponente. La brecha se extendió a 15 puntos (30-15), y de allí en más, Peñarol administró la ventaja sin grandes estridencias. Hizo los deberes atrás, sí (Bahía Básket anotó apenas 26 puntos en 20 minutos), pero tuvo ciertas complicaciones para aumentar su renta porque falló numerosos tiros cortos.

Y más allá de que la cantidad de pérdidas de los bahienses fue astronómica en la primera mitad (12), tampoco lo hizo mucho mejor el local, que cedió 9 balones sin poder tirar al aro.
Esas desprolijidades por ambos lados le quitaron lucidez al juego que, al menos en esos dos curartos iniciales no tuvo demasiados atractivos, si bien dejó en claro que el rumbo lo marcaba el “milrayitas”.

Y esa impresión se profundizó en el complemento. Porque los vaivenes en las cifras se produjeron de acuerdo al ritmo de Peñarol. En la primera parte del tercer cuarto, el local disfrutó de buenos pasajes de juego asociado, volcadas espectaculares de Du’Vaughn Maxwell y tomó ventajas enormes de 50-30 antes de los 5 minutos.
Pero, se sabe, es muy difícil sostener niveles de concentración e intensidad tan elevados cuando se establece una supremacía tan apreciable.

Y como normalmente Bahía Básket es un equipo que se caracteriza por su capacidad combativa, cuando parecía todo en vías de definirse, los sureños reaparecieron. Con la rebeldía que mostraron Fermín Thygesen, aún equivocándose pero yendo al frente, y Federico Elías, más el siempre efusivo Martín Fernández, las cifras se estrecharon.
Eso que parecía venirle mal a Peñarol (Leo Gutiérrez pidió un minto con el resultado 52-40), le podía venir bien al partido.

Pero una vez más, cuando Peñarol decidió apretar el acelerador, consiguió distanciarse. Y algo parecido sucedió hacia el final del juego. Bahía decidió echar el resto y, con supremo esfuerzo, se acercó a 69-61. Todavía quedaban 5 minutos. ¿Podía el visitante llegar a sorprender con un vuelco histórico? La ilusión le duró muy poco. El sprint final de Peñarol, en modo dominador rotundo, fue de 15-3. Y a otra cosa. A descansar con un festejo merecido.

Síntesis

Peñarol (84): J.I. Marcos 5, B. Barovero 3, L. Arn 16, D. Maxwell 16 y D. Tintorelli 8 (FI). N. Gianella 6, L. Gorosterrazú 7, N. Lauría 8, A. Alloatti 12, T. Monacchi 3, J. Valinotti 0. DT: Leonardo Gutiérrez.

Bahía Básket (64): F. Thygesen 11, F. Elías 14, M. Fernández 9 , J. Levy 9 y F. Filippa 4 (FI). C. De Souza Pacheco 5 (x), R. Paulichi 6, P. Ianguas 6, T. Chapero 0, G. Alonso 0. DT: Sebastián Ginóbili.

Estadio: Polideportivo Panamericano “Islas Malvinas”.
Arbitros: Oscar Britez, Alejandro Zanabone y Sebastián Moncloba.
Parciales: 20-12, 41-26 y 61-43.