Pelosi dice que EEUU no abandonará a Taiwán pese a la ira de China por su visita
El Pentágono afirmó que esa presencia militar no está relacionada con el traslado de la legisladora. El G7, que reúne a las mayores economías avanzadas, criticó la decisión china de realizar maniobras militares cerca de Taiwán.
La presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, reafirmó el compromiso de su país con la autonomía de gobierno de Taiwán.
La presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, finalizó una polémica visita a Taiwán en la que reafirmó el compromiso de su país con la autonomía de la isla que China considera parte irrenunciable de su territorio y por lo que, indignada con lo que considera una “provocación”, reaccionó con ejercicios militares, despliegue de aviones de guerra y sanciones económicas.
“Nunca los abandonaremos”, le dijo Pelosi a la presidenta Tsai Ing-wen antes de que su avión despegara esta mañana desde Taipei para seguir con su gira por Asia.
“El mundo enfrenta hoy una elección entre la democracia y la autocracia. La determinación de Estados Unidos de preservar la democracia, aquí en Taiwán y alrededor del mundo, se mantiene incontrovertible”, manifestó Pelosi a la presidenta.
La reacción de China, que considera a Taiwán como parte de su territorio, no se hizo esperar, y la Cancillería afirmó ayer que Estados Unidos estaba desplegando acciones “extremadamente peligrosas” y anunció ejercicios militares cerca de Taiwán y una movilización de armamento que inquietó a los países vecinos.
“El Ejército Popular de Liberación (EPL) de China está en alerta máxima y lanzará una serie de acciones militares selectivas para (…) defender la soberanía nacional y la integridad territorial y frustrar la interferencia externa y los intentos separatistas de ‘independencia de Taiwán’“, afirmó el vocero del Ministerio de Defensa en un comunicado.
Estos ejercicios, iniciados alrededor de la isla por parte del Ejército Popular de Liberación de China (EPL), incluyen ataques marítimos y terrestres, entrenamientos de combate aéreo con la participación de armas avanzadas, incluidos aviones de combate furtivos J-20 y DF. -17 y misiles hipersónicos, informó el periódico chino Global Times.
Desde Tokio, el Gobierno de Japón manifestó a China su preocupación por las maniobras, que a su juicio se sobreponen a su zona de exclusión económica.
“Dados los entrenamientos con fuego vivo en esta actividad militar, Japón expresó su preocupación a la parte China”, dijo a periodistas el jefe del gabinete japonés, Hirokazu Matsuno.
Taiwán, por su parte, informó de una nueva incursión de 27 aviones militares chinos en su zona de defensa aérea.
“Unos 27 aviones del EPL (…) ingresaron el 3 de agosto en la zona circundante” al espacio aéreo de Taiwán, indicó en Twitter el Ministerio de Defensa.
“Frente a las crecientes y deliberadas amenazas militares, Taiwán no retrocederá (…). Mantendremos la línea de defensa de la democracia”, había declarado previamente la presidenta, Tsai Ing-wen.
El fuerte despliegue militar se produce mientras varios barcos de guerra estadounidenses surcaron además las aguas de la región desde la llegada de Pelosi, incluyendo portaaviones con unidades de combate F-35 de última generación.
El Pentágono afirmó que esa presencia militar no está relacionada con el traslado de la legisladora.
Paralelamente, la Administración de Aduanas de China anunció restricciones a la importación de frutas y pescado desde Taiwán, al alegar la detección excesiva de residuos de pesticidas.
A su vez, el Ministerio de Comercio chino anunció que suspendía la exportación de arena natural a Taiwán, sin dar más detalles.
China también convocó al embajador estadounidense Nicholas Burns a quien el vicecanciller, Xie Feng, dijo que “Taiwán es el Taiwán de China”, informó la agencia de noticias estatal Xinhua.
Horas antes, el gabinete de Pelosi explicó que si bien la visita muestra el “apoyo incondicional” de Estados Unidos a la isla, “no contradice” la política de Washington de reconocer oficialmente solo a China.
La visita de Pelosi, de apenas 19 horas, y el consecuente despliegue militar chino sacudieron la región y desataron la preocupación global por una eventual nueva escalada bélica mientras en la guerra de Ucrania y Rusia aún no se vislumbra un horizonte que conduzca a la paz.
El G7, que reúne a las mayores economías avanzadas, criticó la decisión china de realizar maniobras militares cerca de Taiwán.
“No existe ninguna justificación a utilizar esa visita como pretexto a una actividad militar agresiva en el estrecho de Taiwán”, afirmaron en un comunicado los jefes de la diplomacia del G7, integrado por Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia.
En Latinoamérica, en tanto, los Gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua manifestaron su solidaridad con China y rechazaron el viaje de Pelosi, por incrementar las tensiones y agravar la situación en torno a la isla.
“El viaje de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, a Taiwán, es una provocación directa y amenaza seriamente la autodeterminación y la integridad territorial del gigante chino”, indicó la Cancillería de Venezuela en un mensaje publicado anoche en Twitter, en que exige “el respeto a su soberanía”, en relación a China.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, reiteró por su parte el apego irrestricto al principio de “una sola China”, y rechazó cualquier intento de injerencia en los asuntos internos de China y expresó “el firme rechazo a las acciones dirigidas a lesionar la integridad territorial y la soberanía de la República Popular China”. en su cuenta en Twitter.
Nicaragua, por su parte, expresó a través de su Cancillería una “enérgica condena” por la “provocación” de la presidenta del Congreso de Estados Unidos, en un texto que hace hincapié en que Nicaragua es un país “profundo conocedor de la política injerencista e intervencionista del Imperialismo norteamericano que ha pretendido y pretende, sin éxito (..) dominar el mundo” y exige “respeto a la soberanía, independencia, y voluntad de los pueblos, porque es lo justo, correcto, e imprescindible”.
China y Taiwán están separadas de hecho desde 1949, cuando las tropas comunistas de Mao Zedong derrotaron a los nacionalistas, que se refugiaron en la isla.
Estados Unidos reconoció en 1979 al gobierno de Beijing como el de toda China, incluyendo a Taiwán, aunque siguió dando respaldo militar a la isla.
Pelosi es la más alta funcionaria estadounidense en visitar Taiwán desde su predecesor Newt Gingrich en 1997.
La “reunificación” de China es un objetivo prioritario para el presidente chino, Xi Jinping, quien la semana pasada le dijo formalmente al presidente estadounidense, Joe Biden, por teléfono que evitara “jugar con fuego”.