Papá esencial: el amor de los hijos, un alivio en medio de la pandemia
No hay alcohol en gel que evite contagiarse del amor entre un padre y un hijo. No hay barbijo que silencie ese afecto. No habrá crisis jamás que impida regalar un “te quiero” bien fuerte. No hay vacuna contra ese amor y ojalá jamás se invente. La intimidad de un domingo especial para los trabajadores de la salud, los papás más esenciales.
Todo papá es esencial, siempre. Pero si de esencial se trata en los tiempos que se viven, el Día del Padre fue esta vez una fecha por demás sensible, significativa y diferente para los profesionales de la salud. El mate calentito a la mañana no se pudo compartir. Si hubo paseo, fue en modo salida recreativa. Y el abrazo, “ese abrazo”, no todos pudieron disfrutarlo y en algunos casos llegó de lejos -y no tanto- a través de la pantalla.
Día del Padre en cuarentena, ¿quién lo hubiera pensado? Seguramente nadie. Varios profesionales de la salud de Mar del Plata que tuvieron la fortuna de ver este domingo a sus hijos, pero también otros que no corrieron la misma suerte, enviaron a LA CAPITAL fotos con sus “pacientes” más preciados, algunas tomadas este día, otras rescatadas de los álbumes familiares que permiten extrañarlos un poco menos, hasta que el reencuentro sea posible.
No hay alcohol en gel que evite contagiarse del amor de un hijo por su padre y de un padre por su hijo. Tampoco existe barbijo que silencie ese afecto. No habrá crisis jamás que impida regalar un “te quiero” bien fuerte. No hay vacuna contra ese amor y ojalá jamás se invente.
El Día del Padre encontró a los médicos, enfermeros, camilleros, choferes de ambulancias, personal administrativo y demás trabajadores de la salud en medio de una batalla inédita contra un enemigo invisible, una sacrificada lucha que hace tres meses viene modificando la conducta social.
En todo este tiempo, cada día, todo trabajador de la salud debe cumplir con los estrictos protocolos para disminuir al máximo el riesgo de trasladar el virus a su familia y a sus colegas y pacientes. Cuidar a otros, cuidarse a sí mismos, volver a casa, desinfectarse, cambiarse y bañarse para resguardar a los más cercanos.
Volver a casa y encontrar ese dibujo, esa charla, esa anécdota, esa macana, es para muchos la mejor retribución, un respiro, una caricia al alma igual o más significativa que aquel aplauso que hace más de 90 días resuena desde el encierro, entre el Himno y el “Vamos Argentina” que cruza las ventanas para ellos, los profesionales de la salud, los papás más esenciales entre los esenciales.
Así lo vivieron
“No sabés lo que fue dejarlo quieto al enano”, contó el doctor Mariano Irigoin, jefe de emergencias del Hospital Materno Infantil, al posar para la foto en LA CAPITAL con sus dos pequeños hijos, Camila y Agustín. El objetivo se logró en la hamaca, uno de sus lugares preferidos.
Matías Villalba cumple tareas como camillero del Hospital Interzonal General de Agudos de Mar del Plata. El trabajador se sumó al especial y compartió una foto junto a su pequeña hija Joaquina, compartiendo un rico helado en cucuruchos en su casa.
Barbijo mediante, el coordinador general del SAME en Mar del Plata, Juan Di Mateo, hizo una pausa en la ardua tarea que viene teniendo desde que comenzó la pandemia (el área interviene cuerpo a cuerpo en cada posible caso de Covid-19) para disfrutar el domingo con sus hijos, Santino y Paulina.
Además de un gran profesional de la enfermería del Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA), Leonel Tortosa es bombero. Este domingo, la emergencia fue una sola: pasar el día con sus tres hijos, Máximo, Mía e Ignacio.
Walter Abraham es médico clínico, trabaja en el HIGA y fue uno de los encargados de organizar todo el área de internación del Covid-19 dentro del hospital. El profesional, quien cumple activamente con sus tareas días a día, posó también para la foto de LA CAPITAL con sus tres hijos: Sebastián, Matias y Nicolás.
Tomás Cattaneo es un distinguido enfermero del área de terapia intensiva de la Clínica Pueyrredon, querido, respetado y valorado por sus compañeros del área y por sus pacientes. El profesional se sumó a la propuesta y envió una enternecedora foto abrazado a su pequeño hijo Bruno, con una sonrisa que lo dice todo.
Para Adrián Alasino, médico y además director de la Escuela de Medicina de la Universidad Nacional de Mar del Plata, el Día del Padre comenzó con -tal vez- el mejor mimo que un padre argentino puede recibir: mate con torta fritas calentitas en la cama, seguido por el abrazo fuerte y la sonrisa de sus hijas Lucila, Violeta y Francesca.
Alejandro Ferro, reconocido médico infectólogo de la ciudad tanto por su trayectoria profesional como política (fue secretario de Salud de la Municipalidad de General Pueyrredon y concejal) no pudo estar junto a sus hijas Gretel y Josefina, pero para compensar la falta de ese abrazo que seguro pronto llegará, compartió una “hermosa foto muestra la alegría de estar juntos” para recordarlas en este día.
Alejandro es enfermero y desde hace un tiempo cumple tareas en el SAME, literalmente al servicio de todo tipo de emergencias. Este domingo hizo un alto en su tarea para abrazar la irresistible sonrisa de su hija Pilar y la inocultable picardía de Benjamín.
Lander Machado, médico del SAME, disfrutó el domingo con su tesoro más preciado, el amor de su hija Valentina.
Maxi, Diego y Martín -tres choferes de las ambulancias del SAME que recorren la cuidad atrás de la emergencia- posaron para la foto cada uno acompañado por sus hijos, con el honor de portar el uniforme.
El médico Manuel Mercado es otro de los profesionales del SAME que disfrutó el Día del Padre junto en familia. Al aire libre, posó en una divertida foto con Camilo y Emma, quienes se mostraron orgullosas del trabajo de su papá.
Eduardo Laiz, enfermero encargado del área de Control de Infecciones del Servicio de Infectología del HIGA, celebró un nuevo Día del Padre junto a su pequeña hija Valentina y Germán, el mayor de sus dos orgullos.
El bioquímico Diego Rodríguez, jefe del Laboratorio del Hospital Materno Infantil, celebró su día con sus hijos Jerónimo (su nieto Leonel, en brazos) y Pedro, quienes compartieron el domingo en familia.
Pablo García es el Jefe de Servicio de Ginecología del Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA). Este domingo, se ocupó de cuidar y compartir el día con sus pacientes más importantes, sus hijas Julieta y Alma.
Marcelo Molinelli Maratta, médico clínico y residente de anestesia del HIGA, terminó su guardia este domingo a la tarde y llegó a su hogar para recibir el amor de sus hijos Agustín, Manuel y Milagros, de apenas dos meses de vida.
