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Opinión 6 de marzo de 2020

Pandemia y psicosis global

Foto: EFE | EPA | Kimimasa Mayama.

por Raquel Pozzi

De la epidemia en China a la Pandemia global, el Coronavirus o COVID – 19, nombre abreviado CO (corona) VI (virus) D (disease – enfermedad) según CDC (Centro para el control y prevención de enfermedades) ha dejado expuesta la vulnerabilidad global por la expansión de un nuevo tipo de coronavirus. La Organización Mundial de la Salud identificó el origen del foco en Wuhan (China) no obstante el país asiático tiene experiencia en cuestión de distintas tipologías de coronavirus, como ejemplo, el SARS (Síndrome respiratorio agudo y grave) que provocó un brote en el año 2003 en la provincia de Guangdong causando numerosas víctimas en China.

Esta nueva versión viral demuestra la fragilidad del mundo ante nuevos desafíos. El aumento del flujo poblacional en constante movimiento sea por turismo, trabajo, migraciones forzadas u otros, determina la alta vulnerabilidad en términos de salud y prevención de enfermedades en los diferentes puertos de entrada y salida de los países. No hay mecanismos para prevenir este tipo de pandemia, sólo después, de anunciada la catástrofe.

Hasta que el gobierno de Beijing activó las alarmas, millones de personas modificaron su ubicación y generaron contactos con otros, la cuarentena o el aislamiento en países altamente poblado como China, no eliminó la emigración del virus generando caos que se magnificó a través del miedo y el pavor al contagio.

La psicosis social se pone de manifiesto y reordena la agenda mundial del terror, aunque algunos intentan minimizar las consecuencias, otros alientan a mantener y profundizar el estado de shock que genera el COVID – 19 por diversos intereses. Sin embargo otros virus letales como el Ébola; Zika o la fiebre amarilla (algunos ejemplos) no causan en la actualidad tanto temor como el coronavirus a nivel global.

La psicosis global como efecto colateral

El exacerbado miedo arengado por la psiquis en proceso de aislamiento propone nuevos escenarios de fobias globales. El estigma de la soledad producto de las cuarentenas promueve sociedades más cerradas y muros más altos por la intolerancia. Cuando transcurra el temblor, en el memorándum de algunos Estados se acentuarán las políticas que arremetan contra los flujos migratorios comulgando frenéticos postulados nacionalistas. En este contexto, los contratos sociales, políticos y económicos a nivel mundial seguramente serán otros y algunos estados han comenzado a implementar una sucesión de transformaciones.

En los Estados Unidos, en pleno proceso electoral el presidente Donald Trump evalúa las tácticas disuasorias contra los demócratas temiendo que la pandemia afecte la zona de “confort” electoral en el entorno de la grieta republicana y el abanico de candidatos que promueve la oposición. A su vez, el Comité Monetario de la FED decidió bajar las tasas de interés con el objetivo de resistir no sólo los embates de la tensión comercial con China sino también los efectos recesivos que han comenzado a manifestarse en este primer trimestre en la economía global.

En el caso específico de China la vigilancia se centrará en torno a las consecuencias económicas que el coronavirus ha suscitado teniendo en cuenta que ciudades – capitales se han transformado en “ciudades fantasmas”. El gran desafío para Xi – Jinping será mantener la confianza social en el régimen político por el grave precedente que dejó el SARS.

Otros estados como la República Islámica de Irán probablemente advertirá la necesidad de generar nuevos acuerdos comerciales con los Estados Unidos y la Unión Europea, intentando promover mecanismos de reactivación económica por los efectos devastadores del aislamiento generado por el coronavirus que sepultó la economía iraní.

El brexit, consolidado, ha otorgado indirectamente entidad al factor “inmigración” que fue uno de principios que derivó en la salida efectiva del Reino Unido de la Unión Europea, por lo tanto Gran Bretaña ha capitalizado los efectos de la pandemia como reaseguro que la tradición británica no comete errores.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) los efectos económicos serán: abruptos en Italia, menores en Francia, leves en Alemania y ligeros en los Estados Unidos, aunque estimula las alertas sobre el cóctel explosivo para el mercado bursátil: exceso de deuda financiera, sobrevaloración de las acciones y economías en recesión.

La red del sistema financiero transmite a gran velocidad “la desconfianza” en los mercados impactando directamente en los ciclos cortos de la economía. Sin embargo el escepticismo trasciende los números macro-económicos instalando otro factor: el brote psicosocial, producto de las construcciones que el hombre hace a partir del miedo promoviendo sociedades más hostiles en un mundo cada vez más adverso, más individualista y menos empático.

El coronavirus es el enemigo oculto que puede transportar cualquier persona y por lo tanto no es apocalíptico señalar que estamos inmersos en una de las peores guerras: la fobia social.

(*): Profesora en Historia.



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