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Arte y Espectáculos 10 de enero de 2025

Padre e hijo y un reencuentro 20 años después en “La lluvia seguirá cayendo”

La pieza es una segunda parte de "Lejana tierra mía". Estrenará este sábado en el escenario de Cuatro Elementos, con las actuaciones de Paulo Brunetti y Osvaldo Santoro, la dirección de Oscar Barney Finn y el apoyo de Martín Cabrales.

Los actores Osvaldo Santoro, Paulo Brunetti y el director Oscar Barney Finn.

Enero de 2003. Mientras la Argentina capeaba los coletazos de la crisis de 2001, ellos apostaron por la temporada de verano. “Lejana tierra mía”, una obra de Eduardo Rovner, llegaba a Mar del Plata con dirección del prestigiodo Oscar Barney Finn y las actuaciones de Paulo Brunetti y Osvaldo Santoro.

La trama planteaba los desencuentros generacionales entre un padre artista plástico y un hijo que seguía sus pasos en el mundo del arte, sin dejar de lado la competencia entre ambos y la posibilidad de un exilio.

 


 “Uno si es honesto no se desliga nunca de los vínculos familiares para bien o para mal” (Barney Finn)

Un momento de la obra, que subirá a escena todos los sábados y domingos del verano en Cuatro Elementos.

Un momento de la obra, que subirá a escena todos los sábados y domingos del verano en Cuatro Elementos.


 

La pieza marcó al equipo de trabajo. Veinte años después de aquella grata experiencia teatral, los tres decidieron contar la segunda parte de esa historia. Qué fue de ese padre y de ese hijo que, ya más grandes, se reencuentran tras una larga ausencia.

Rovner no escribió la segunda parte, por eso la tarea de la dramaturgia recayó ahora en Barney Finn y en el también escritor Marcelo Zapata. Los protagonistas siguen siendo ellos: un Brunetti con más camino recorrido en el mundo de la actuación -viene de trabajar en telenovelas chilenas- y un Santoro que se siente rescatado por sus compañeros.

De esta manera nació “La lluvia seguirá cayendo”, una pieza que eligió el escenario de Cuatro Elementos (Alberti 2746) para desplegar su enorme potencialidad y que, además, involucró a un artista plástico de Mar del Plata: Daniel Casamayor. Es que el arte plástico y la magia de un taller sigue vinculando al padre y al hijo.

 


“Tuve dos años muy intensos: la muerte de mi mujer después de 50 años juntos y un tumor en la cuerda vocal derecha” (Santoro)


 

La obra estrenará este sábado a las 20.30 y se la podrá ver todos los sábados y domingos en esa sala. Además, cuenta con el enorme apoyo del empresrio marplatense Martín Cabrales.

Un episodio sucedió en el medio de ambas fechas: en plena pandemia Santoro, Brunetti y Barney Finn decidieron hacer un Zoom para leer el texto de “Lejana tierra mía”. Tras la lectura, que volvió a cautivar a un público que se siente identificado con el nudo, dijeron: “La hacemos”. Es decir, emprendieron la aventura de imaginar una segunda parte.

“Indudablemente cuando dijimos la hacemos, nos encontramos con que había que crear una obra, no era inspirada, ni adaptada, no, habían pasado 20 años y qué había ocurrido con ese padre y ese hijo y cómo se establecían las historias que no tenía la obra de Rovner”, detalló Barney Finn en una entrevista con LA CAPITAL.

 


“Yo soy una persona que cree que no hay que guardarse nada y en la obra no se guardan nada” 


 

“Fuimos viendo las necesidades que tenían los personajes, cómo había sido la vida de él afuera, como había sido la vida del padre acá, qué había sucedido, qué sabe uno del otro. Ahí se fue armando una trama para mí es muy interesante en esa línea de búsqueda poética y también, da la casualidad, que ahora había otra crisis” en el país, “más profunda”, observó el director.

Para Santoro, su personaje se mete en las adversidades de un artista en Argentina. “Es un típico artista de este país, con una vida conflictiva, se siente mayor, cree que ya no tiene tanta creatividad, se pregunta qué hizo todo este tiempo”.

El personaje de Brunetti, en tanto, viene del confort de Estados Unidos, de una vida dedicada al consumo y al éxito a partir de trabajar con la inteligencia artificial. Pese a los desencuentros y “a todo lo que no se dicen”, para Brunetti “la obra es esperanzadora”.

Ambos personajes “se sientan a hablar”, destacó. “Yo soy una persona que cree que no hay que guardarse nada y en la obra no se guardan nada. Se dicen todo, pero hay que ver qué pasa después”, y evitó dar precisiones sobre el final del conflicto.

Santoro, por su parte, quizo señalar que este nuevo proyecto escénico lo devolvió al teatro. Barney Finn y Brunetti “me han rescatado, tuve dos años muy intensos: la muerte de mi mujer después de 50 años juntos y un tumor en la cuerda vocal derecha. Con la obra me dieron la oportunidad de volver al teatro”, dijo y recordó su enorme trayectoria: tiene 70 piezas estrenadas desde que comenzó a trabajar.

Asimismo, lo une a Brunetti una amistad que bien se parece a la relación de padre e hijo que tuvieron en 2003 y que retoman este verano en el plano de la ficción. “Nos acompañamos muy bien en escena y eso es muy bonito como ejercicio actoral”, indicó el experimentado intérprete.

Barney Finn lo sintetizó con dos palabras: “Hay equipo”. Y profundizó sobre lo que ocurre en el escenario: padre es hijo se desenmascaran. “Uno si es honesto no se desliga nunca de los vínculos familiares para bien o para mal”, concluyó.