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Opinión 10 de abril de 2021

Otra vuelta de tuerca a la pobreza

Por José Luis Stella (*)

El 31 de marzo pasado el INDEC difundió el informe que refleja la población bajo la línea de pobreza del 42% en el país (41,1% en Mar del Plata), el dato referido al segundo semestre de 2020, es un golpe duro difícil de digerir. Luego se conoció el “Informe Sociolaboral del Partido de General Pueyrredon” elaborado por el Grupo Estudios del Trabajo de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata http://nulan.mdp.edu.ar/3479/1/InfoSociolabMar2021.pdf resumido en este diario con el título: “Hubo una paulatina recuperación del empleo pero la pobreza no da tregua” publicado el 7 de abril pasado con más detalle referidos a nuestra ciudad y alrededores.

El impacto brutal que causó el confinamiento a la economía explica por qué cambió el discurso político con segunda ola y aumento de contagios, ahora se trata de proteger y mantener las actividades, no como antes cuando la primera idea era cerrar, ahora no hay resto.

La pobreza tiene distintas formas de medirse, en nuestro país se realiza con una línea monetaria, que se traza y divide a los que la superan como no pobres, y son pobres el grupo de hogares que no puede llegar a cubrir la canasta básica total que costaba $ 50.854. Un dato importante es que el ingreso familiar promedio de los hogares que no llegaron a ese umbral fue de $ 29.567 a mucha distancia de la línea divisoria entre pobres y no pobres.

La indigencia (10,5% dentro del 42%) se obtiene para el grupo de hogares que no puede llegar a cubrir la canasta básica alimentaria que costaba $ 21.572 y el ingreso familiar promedio de los hogares indigentes fue de $ 12.864, es decir que les faltó $ 8.708 para poder comprar los alimentos mínimos para subsistir. Estas afirmaciones nos dicen a gritos qué va a necesitarse una mejora de la actividad económica muy grande para que la población y los hogares salgan de la pobreza y de la indigencia que por ahora no se visualiza.

El ministro de Trabajo, Claudio Moroni, aseguró la semana anterior que, para revertir los niveles de pobreza en Argentina, es necesario “aplicar un modelo de desarrollo que genere empleo en todo el país”. El comportamiento de la economía Argentina de los últimos setenta años es pendular, y en casi un año y medio de esta gestión de gobierno todavía no se ha articulado, presentado, esbozado un modelo de desarrollo.

Otra reflexión para el debate es la del ministro de Desarrollo Social Daniel Arroyo, quien expresó que “la pobreza sería del 51 % si el estado no ayudara”. Su afirmación es contra fáctica por ende incomprobable. Si él piensa que la ayuda es necesaria estamos de acuerdo, ahora si él piensa que la ayuda es LA SOLUCIÓN no estamos de acuerdo, porque la ayuda es vital en este momento, y debiera realizarse mientras se busca una solución de fondo.

En los últimos años (desde 2011 a hoy) la estanflación (recesión con inflación) explica por qué sube la pobreza. Y el hecho de que la última medición da cifras tan altas con el gasto asistencial en niveles récord, resalta una lección clave: la mejor política social es evitar las crisis que causan recesión y, mantener los precios estables.

Los libros enseñan que las fuentes tradicionalmente del crecimiento para un país, se deben a la acumulación de capital físico (gracias al ahorro y la inversión), al capital humano (gracias a una buena educación y la formación en el trabajo) y al progreso tecnológico (gracias a investigación y desarrollo) que logra métodos más eficientes para producir bienes o métodos para producir bienes nuevos y mejores.

Los países que han crecido fuertemente en los últimos años, utilizaron políticas comunes para desarrollarse: 1) mayor libertad para hacer negocios con menos intervenciones burocráticas, fortaleciendo la actividad privada y aumento de la eficiencia del estado, 2) mejora de la calidad de las instituciones económicas, 3) disciplina fiscal para lograr estabilidad macroeconómica, erradicando el déficit público crónico, la emisión monetaria y poner coto al aumento del endeudamiento externo, 4) apertura al comercio internacional, no existen más los países ingenuos de la época del mercantilismo a los que se le podía vender sin comprarles nada, actualmente si queremos aumentar las exportaciones tenemos que estar dispuesto a importar más, eso se llama apertura económica y con ella se gana competitividad si se hace con inteligencia y 5) Mejorar la educación como estrategia de largo plazo.

Los países a esas políticas comunes le ponen su impronta y a manera de ejemplo: Corea del Sur, destruida en 1953 hoy es una de las potencias económicas más sofisticadas del mundo y basó su crecimiento en la innovación industrial e inversión en educación ya que su único recurso abundante era su gente; Noruega líder en el IDH (índice de desarrollo humano) es un país muy igualitario, con equidad de género, de salarios y equidad social. Los servicios públicos son muy buenos, lo que facilita que las personas estén dispuestas a pagar impuestos y a contribuir, realizó una gestión responsable de sus recursos naturales; China tuvo un viraje hacia la economía de mercado con un modelo económico basado en una economía potenciada en el consumo y los servicios por un lado y altísima inversión por el otro; Irlanda que en la década del 70 aumentaba su gasto público y la protección del Estado de Bienestar, políticas que aumentaron su déficit y riesgo del default, el foco estuvo en la baja de impuestos para que el sector privado tome impulso y en el caso Alemán, una de las economías más sólidas del mundo, el milagro de la posguerra se fundamenta en “la economía social de mercado”, un sistema basado en la cooperación y el consenso más que en la competencia, se mantuvo como una suerte de política de estado con enorme apego al constante aumento de la productividad.

Conclusiones: Necesitamos adoptar un modelo de desarrollo como decía el ministro de trabajo, no solo decirlo, necesitamos hacerlo, y luego mantenerlo en el tiempo, requiere esfuerzo, sacrificio y habrá que sortear obstáculos ya que el camino puede estar minado de tensiones. La política puede ayudar logrando un acuerdo en temas económicos centrales y así la salida será más rápida. Tenemos los ejemplos a la vista de los países que adoptaron una línea de política económica y la siguieron a rajatabla, mientras La Argentina anduvo cambiando permanentemente el rumbo en el mismo período. Algo debiéramos aprender, algún día habría que empezar, Argentinos a las cosas diría el filósofo.

(*) Licenciado en economía.