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Opinión 3 de julio de 2017

Un futuro distinto para la Universidad y para la ciudad a la vuelta de la esquina

por Daniel Antenucci

Si se piensa en una ciudad hipotética de unos, digamos, 60.000 habitantes ¿A alguien se le ocurriría que al intendente lo eligieran apenas 108 personas? ¿Qué sucedería si estas 108 personas no tuvieran la obligación de consultar a los votantes de su ciudad, acerca de a qué candidato a intendente deberían elegir? Ahora también agreguen a este hipotético escenario que los candidatos a intendente pudieran ser propuestos el mismo día en que los 108 se reúnen a votarlos. Imaginen ahora si estas personas decidieran, algunas por convicción pero otras negociando, según intereses propios, sin importar los proyectos de ciudad que presentaran los distintos candidatos a intendente.

Ahora vamos a un escenario real. Pensemos en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Está gobernada por un Ejecutivo compuesto por un Rector, un Vicerrector y sus respectivos secretarios. La asamblea, hasta ahora compuesta por 108 miembros, es la soberana, la que establece los estatutos, la que legisla, la que cada cuatro años elige al Ejecutivo. El Consejo Superior, órgano de Gobierno con representación también de la comunidad universitaria, interpreta el estatuto, es decir a la asamblea, promulgando ordenanzas. En la última elección, como en todas las anteriores, los asambleístas fueron elegidos por cada uno de sus lugares de pertenencia, esto es, representando a los docentes, a los estudiantes y a los graduados de cada una de las nueve facultades que componen nuestra Universidad: Arquitectura, Urbanismo y Diseño Industrial, Ciencias Agrarias, Ciencias Económicas y Sociales, Ciencias Exactas y Naturales, Ciencias de la Salud y Trabajo Social, Derecho, Humanidades, Ingeniería y Psicología. De cada una de ellas son elegidos 6 docentes, 4 estudiantes y 2 graduados. Doce representantes por Unidad Académica conforman 108 asambleístas que, en nombre de una comunidad universitaria de cerca de 60.000 integrantes, tomaron la decisión, según el estatuto, de quién gobernaba la Universidad en cada período de cuatro años desde su normalización.

Ahora que tenemos este panorama, ¿A qué puede ser conducida la decisión de 108 personas cuando existen condicionamientos de último momento, donde los candidatos surgen a veces por intereses externos y/o circunstanciales, sin un proyecto de Universidad, o donde los intereses no siempre se corresponden en exclusividad con los intereses de la Universidad? O lo que es peor: ¿Qué interferencia pudieron realizar factores externos a la Universidad donde ésta representa solo un objetivo secundario, una especie de “dote” para disputar o dirimir intereses secundarios a ella? A fines de los 90, el que firma esta nota publicaba un artículo de opinión en este diario que se titulaba “La Universidad Paralela”, referido a los aparatos extra-académicos y su injerencia en el destino de la UNMdP.

¿Este sistema habrá representado legítimamente la voluntad de, pongamos, 60.000 personas? Seguramente no. ¿Será esta la causa de la falta de evolución y anacronismo de las funciones de la Universidad: Enseñanza, Investigación, Extensión, Vinculación, contribución a la generación de políticas públicas, etc.? (véase el estatuto de la UNMdP en su página web) Diríamos que o lo es, o es de las causales más probables ¿no es cierto?

A partir del mes de septiembre esto cambiará en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Se abre una nueva perspectiva. No solo porque se cambió el sistema de elección, sino porque incluye la representación de sectores que hasta ahora no habían sido incluidos, como el del Colegio Illia y el personal universitario (que no lleva a cabo tareas docentes) en el Gobierno de la Universidad, si bien insuficientemente representados ambos en relación a su aporte a la comunidad en este nuevo esquema, a mi parecer. Lo mismo ocurre con el Jardín Maternal, parte de la comunidad, aún no representada. El personal universitario es sin duda, parte y andamiaje para el enriquecimiento de la misión universitaria. Conoce mejor que nadie los pliegues de la administración y tienen la experiencia y las herramientas que permitirían ayudar a una transformación sustantiva en la dinámica mastodóntica de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

Un cambio sustancial

Volviendo al tema eleccionario: De aquí en más, los miembros de la asamblea que serán elegidos, que incluyen estudiantes, graduados, personal universitario, representantes del Colegio Illia y docentes, deben presentarse meses antes de la elección en formato de lista consignando a qué candidato a Rector van a votar. Es un cambio sustancial, dado que los candidatos deberán interpelar a la comunidad universitaria toda, a través de sus proyectos y de la defensa de sus ideas, mediante presentaciones públicas, comunidad que votará a los asambleístas que al final de este proceso llevaran sus nombres. Si bien la elección no es directa debería limitar de alguna manera la dádiva política y los negociados. La clave está en que los candidatos puedan concretar listas en la mayoría de las facultades y cada uno de los sectores que componen la asamblea.

Eso dependerá de la capacidad de los candidatos de formar dichas listas, pero sobre todo de los grados de libertad que dejen a su comunidad cada uno de los equipos de gestión de las unidades académicas, alguno de ellos acostumbrados a antiguas dinámicas de construcción donde el statu quo y el manejo del poder es utilizado para alinear voluntades. Es un momento histórico que puede convertirse en una bisagra para el desarrollo y la transformación de la Universidad Nacional de Mar del Plata y para la ciudad misma, y esperamos que la calidad democrática de la mayoría de los equipos de gestión de toda la Universidad, el compromiso de todos los votantes y sobre todo la voluntad del actual Gobierno de Diagonal Alberdi y San Luis, puedan imprimir definitivamente en hechos un cambio que estimuló la actual gestión en la letra. Será un momento histórico si la comunidad universitaria lo sabe interpretar y puede visualizar que cambiará su propia realidad. Será el punto de inflexión para que transformemos la Universidad Nacional de Mar del Plata y la matriz de toda la sociedad de la que forma parte.

(*): Profesor de Fisiología Animal de la carrera de Ciencias Biológicas.Director de la Carrera de Doctorado en Ciencias área Biología. Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Asesor del Sistema Nacional de Datos Biológicos del Ministerio de Ciencia Tecnología e Innovación Productiva de la Nación.



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