MADRID, España.- La Guardia Civil detuvo a once personas por delitos terroristas, siete de ellos en las provincias de Pontevedra y Madrid, considerados ‘influencers yihadistas’ que colaboraban en labores captación y proselitismo, y otros tres de una célula de adoctrinamiento en Toledo, además de un menor de edad.

En el marco de dos operaciones paralelas, el Servicio de Información de la Guardia Civil procedió a la detención de siete personas en las provincias de Pontevedra y de Madrid que desarrollaban una intensa actividad en redes sociales, contando alguno de ellos con decenas de miles de seguidores.

Tras la apariencia de videos y publicaciones sobre el entrenamiento físico, en modalidades como la calistenia o la defensa personal, camuflaban consignas con un fuerte poder adoctrinador en el ideario yihadista, al emplear material multimedia oficial de la organización terrorista Dáesh (Estado Islámico | ISIS) para esos fines.

Diferentes tipologías

En estas operaciones se ha contado con apoyo de la Agencia de la Unión Europea para la Cooperación Policial, Europol. En total fueron siete las detenciones realizadas con la finalidad de poner fin a las diferentes tipologías de radicalización detectadas, esclarecer el rol de todos los implicados en el proceso y prevenir la posibilidad de que hubiese más víctimas de este fenómeno. Sobre dos de los investigados se ha decretado el ingreso en prisión provisional.

Por otra parte, agentes de la Guardia Civil, bajo la dirección del Juzgado Central de Instrucción número 2 y de la Fiscalía de la Audiencia Nacional, detuvieron en la provincia de Toledo a tres personas por la presunta comisión de delitos de terrorismo.

Fruto de la estrecha colaboración en materia antiterrorista mantenida entre la Guardia Civil y la Direction Générale de la Surveillance du Territoire (DGST) marroquí, se obtuvieron las informaciones que convergían en la presunta existencia de un grupo de personas inmersas en un avanzado proceso de radicalización.

Uno de los detenidos ocupaba una posición de una notable ascendencia y accesibilidad sobre su entorno físico para diseminar la ideología yihadista, que posteriormente era replicada en el ámbito virtual por sus más estrechos seguidores, entre ellos un menor de edad, también detenido en el marco de la misma operación.

Los detenidos administraban multitud de perfiles de redes sociales en diferentes plataformas que eran empleados para la difusión masiva de contenido yihadista.

La peligrosidad de los detenidos quedó acreditada a la vista del material multimedia que acumulaban sobre organizaciones yihadistas, especialmente Dáesh, con gran interés en la ejecución de ataques suicidas protagonizadas por terroristas en zonas de conflicto.