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La Ciudad 2 de noviembre de 2022

Ocupantes de tierras en Las Heras aseguran que resistirán el desalojo

Adelantan que por más que “los maten a palos” van a “volverse a meter” en estos terrenos o en otros. Piden que les den un lugar para poder construir su casa. Aguardan durante el operativo contar con el apoyo de organizaciones sociales y vecinos.

Los ocupantes de terrenos municipales en el barrio Las Heras aseguran que resistirán mañana el desalojo ordenado por la Justicia y como solución al conflicto piden que el Estado les de un terreno para poder construir sus viviendas.

En las tierras lindantes al polideportivo del barrio hoy se vive una tensa calma, a la espera del operativo dispuesto para mañana entre las 8 y las 10 para sacar a las personas allí presentes. Patrulleros ya rodean el predio, mientras los ocupantes esperan un diálogo con el municipio que aseguran que nunca se dio.

“Nos vamos a quedar hasta que nos den una solución”, asegura un joven que levantó en el terreno de la Avenida Fortunato de La Plaza, entre Guerrico y Reforma Universitaria, una casilla para vivir junto a su familia.

Ante la consulta de LA CAPITAL, otro de los ocupantes agregó que la solución es que le den “un terreno” para poder construir su casa “ladrillo por ladrillo”. “No queremos planes, acá somos todos laburantes, solo queremos un terreno para poder edificar y tener un techo”, explicó.

En este marco, unas 40 familias aguardan en el lugar el desalojo y los voceros de la toma, que prefieren hablar en off porque aseguran que al sitio asistieron “muchos infiltrados”, adelantan que por más que “los maten a palos” van a volver a meterse en estos terrenos o en otros. “Nos vamos a quedar todos, los hombres adelante y las mujeres y los nenes atrás, esperamos contar con el apoyo de organizaciones sociales y vecinos”, indicaron.

La desconfianza de los ocupantes en declarar ante los medios también radica, según afirman, en que personal policial les hizo firmar un papel y que a partir de ello ahora todos cuentan con un antecedente penal por usurpación.

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En este sentido, se mostraron molestos con los dichos del intendente Guillermo Montenegro, quien aseguró que “el toma un terreno es un delincuente”. “Puede haber alguno acá que tenga un antecedente, pero el 99% de los que estamos acá somos laburantes, no conocemos una comisaría y nunca tuvimos una causa hasta ahora”, aseveran con indignación los ocupantes de las tierras.

Seguidamente, expusieron las dificultades de acceso a la vivienda que los impulsaron a tomar esta iniciativa y ejemplifican con que “un peón de albañil, laburando de 8 a 17, gana dos mil pesos por día. Si labura todos los días del mes tendría 60 mil pesos y un alquiler hoy está 40”. “Con lo que me sobra, ¿cómo le doy de comer a mi familia si una leche, un kilo de pan y una docena de huevos me sale casi mil pesos?”, agregan con desesperación.

Vivir en la toma

La usurpación de los terrenos municipales comenzó el pasado domingo 23 de octubre y desde ese entonces, y mientras se libraba un proceso judicial para alcanzar el desalojo previsto para mañana, los ocupantes limpiaron y desmalezaron el predio, en el que había algunos animales muertos, y comenzaron con la construcción de las casillas.

“No nos conocíamos entre nosotros, se empezó a correr la bola de la toma y vino gente de toda Mar del Plata”, aseguran quienes llevan adelante la ocupación y afirman que una de las cosas que los motivó a realizar esta acción fue otra usurpación que se hizo en otros terrenos cercanos al polideportivo de Las Heras y en los cuales ya hay casas edificadas. “Vimos que ellos pudieron, ¿por qué nosotros no?”, señalaron.

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Mientras la causa avanzaba en la Justicia, los ocupantes se instalaban en las tierras y no fueron pocos los que sufrieron consecuencias de salud por estar viviendo en esas condiciones, sobre todo en algunos días en los que se registraron fuertes tormentas. “Hay nenes engripados, un señora tuvo un ataque, pero las ambulancias no vienen acá. También hay hombres con los tobillos destruidos por laburar en este terreno irregular, pero no nos vamos para aguantar el desolojo”, asegura un joven y muestra su tobillo totalmente hinchado, tal cómo lucía el de Maradona en Italia ‘90.

En paralelo, la comida escasea y los ocupantes viven gracias a donaciones de vecinos, como los que hace una señora de la iglesia del barrio. “Hoy para el almuerzo tomamos mate, así queda comida para la cena y que puedan comer las mujeres, que fueron a protestar al municipio”, cuenta un hombre.

Por último, los ocupantes dicen que esta convivencia en el lugar los hizo estar muy unidos y que esta noche no podrán dormir, aguardando el desalojo de mañana. “Tienen unas ganas de pegarnos estos”, dice un hombre y señala a los patrulleros. “Esperemos que no nos lastimen”, desea en voz alta y finaliza confesando que las mujeres tienen miedo de lo que pueda ocurrir con el despliegue policial.



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