“Suite iniciática”, del compositor y guitarrista marplatense Pablo Guzmán es finalista de un certamen internacional que se celebrará en la ciudad de Malmö, Suecia.
La música del artista se podrá escuchar este domingo 24 de noviembre, en el marco de la final del Concurso de Composición para guitarra y cuarteto de cuerdas organizado por el Malmö Guitar Forum.
De un total de 36 obras, el jurado seleccionó tres para esta instancia y las interpretará un quinteto sueco en el marco de la programación del Festival de Guitarra “Ida Presti”, realizado en honor a la célebre concertista francesa a los 100 años de su natalicio.
“Suite Iniciática” forma parte de su último álbum “Quintaesencia”, trabajo musical-conceptual en formato quinteto –guitarra y cuarteto de cuerdas– conformado por Oriana Savino y Matías Ortiz en violines, Diego Barraza en viola y Emma Chacón Oribe en violoncello.
La obra está organizada en cuatro movimientos, ofreciendo una línea narrativa dinámica y contrastante. Su estilo ecléctico involucra elementos de la tradición clásica-romántica, el impresionismo, la música popular argentina y gestos de la música académica contemporánea.
“No puedo evitar modelar mi música con un espíritu de fusión. Expreso mis ideas utilizando los medios disponibles de mi acervo individual, los que sean necesarios, sin ningún prejuicio, a fin acercarme lo más posible a la imagen interior que moviliza mi pulsión creativa”, definió el artista en diálogo con LA CAPITAL.
Guzmán fue ganador del III Certamen de Composición para Guitarra “Miquel Llobet” (Barcelona, 2022) y finalista del 2nd Portugal International Guitar Composition Competition (2022). Ahora espera la presentación en Malmö, mientras trabaja en la producción de su próximo disco, que espera lanzar antes de fin de año.
“Los concursos de composición son una instancia útil para definir ideas y proyectos, darles una mayor resolución. Al mismo tiempo, suponen una instancia de observación y valoración profesional y posibilitan un marco de difusión de la música, en el caso de que alcancen algún tipo de reconocimiento”, confió el artista.
Tras aclarar que no abundan los certámenes dedicados a la guitarra, indicó que las veces que propuso alguna de sus obras fue “porque sentí que en ese momento yo tenía entre manos un proyecto sólido y honesto”.
El caso del concurso de Suecia fue “especial” porque la convocatoria estaba orientada a conjunto de guitarra y cuarteto de cuerdas, “formato en el cual estoy implicado hace más de un año y que se cristalizó en mi último trabajo discográfico ‘Quintaesencia’”, compartió el músico en la charla.
Para el artista, este disco “representa muy bien mi realidad creativa”. En tanto, la “Suite Iniciática” sintetiza “el acervo de mi práctica musical en el que conviven rasgos de la música académica como el romanticismo y el impresionismo, y una declarada impronta argentina y sudamericana”.
– ¿Cómo nació “Suite iniciática”?
– Esta obra me acompaña desde hace algunos años, ya que la concebí para la guitarra sola y quedó registrada en mi primer álbum “Imaginario”. Por aquel tiempo me quedé con la sensación de que esa música necesitaba ser expresada con mayor contundencia, es así que probé diferentes instrumentaciones grupales hasta encontrar el punto justo en el actual “Pablo Guzmán Quinteto”. La obra definitivamente ocupó aquel lugar de relevancia que había sospechado. Fue una gran satisfacción advertir cómo crecía ensayo tras ensayo con la invaluable ayuda de mis compañeros que son unos músicos maravillosos. Poder sostener en el tiempo un proyecto solista de este estilo requiere de altas dosis de entusiasmo, confianza y afecto, y en ellos encontré estas condiciones.
– ¿Cómo se integra a “Quintaesencia”, que es un trabajo conceptual?
– “Quintaesencia” es música de cámara que transita diferentes ambientes y matices, sirviéndose de elementos sonoros vinculados a la tradición académica clásica y contemporánea, y de la música argentina. El cuerpo de temas está cohesionado conceptualmente por un hilo argumental de orden filosófico, metafísico, que deriva de mi propia concepción cosmogónica. Una poiesis imposible de dilucidar en la escucha, pero que deja signos sutiles en los títulos de las obras –“Cuatro Piezas Orwellianas”, “Valle de la desmemoria”, “Asir el viento”, “Suite Iniciática”– y también en símbolos gráficos que acompañan la estética del disco. Aunque la música tiene la potestad de explicarse a sí misma, a través de su materialidad inherente, me sedujo la idea de orientar la percepción hacia aquellos rasgos metamusicales que subyacen en cada propuesta sonora, razón por la cual suelo dedicar unas palabras contextuales en cada concierto.
– ¿Cómo fue tu acercamiento a la música?
– Mi acercamiento a la música comenzó a los 12 años, tuve un deseo intenso, súbito y misterioso de tocar la guitarra. Mis padres me enviaron al conservatorio, y allí transité un rico y extenso camino formativo, a la vez que fui nutriéndome de manera autodidacta en la práctica de diferentes géneros. Dediqué atención exclusiva a este instrumento. Es cierto que en estos últimos años, mi rol creativo encuentra asidero en la producción de arreglos y la composición, por lo que tuve que expandir mis conocimientos instrumentales en general. Pero soy guitarrista de tiempo completo, es mi medio de expresión, mi herramienta en el oficio y desde allí me involucro íntimamente antes de transferirla a cualquier otro medio.