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Arte y Espectáculos 30 de mayo de 2020

Nueve joyas por los noventa años de Clint Eastwood

Clint Eastwood durante el Festival de Tribeca 2013. Foto: EFE | EPA | /Peter Foley.

por David Villafranca

El gigantesco mito de Clint Eastwood se puede medir con una sencilla pregunta: ¿de cuántos actores-directores en la historia del cine estadounidense se pueden elegir nueve joyas de la gran pantalla sin incluir rellenos y dejando absolutas gemas fuera de la lista?

Mientras se busca otros ejemplos (¿Woody Allen? ¿Charlie Chaplin? ¿Orson Welles?), estos son nueve títulos imprescindibles de Eastwood por su noventa cumpleaños:

– “El bueno, el malo y el feo” (1966)

Los primeros pasos de Eastwood en el cine están estrechamente ligados a un género, el spaghetti-wéstern, y a un nombre, el del genio italiano Sergio Leone.

En esta lista podrían haber entrado “A Fistful of Dollars” (1964) y “For a Few Dollars More” (1965), pero “The Good, the Bad and the Ugly” (El bueno, el malo y el feo) es probablemente la que mayor huella ha dejado: una impresionante (pero con mucho humor) disputa entre tres buscavidas por llevarse el botín del cementerio de Sad Hill con la inolvidable banda sonora de Ennio Morricone haciéndoles sombra.

– “Escape de Alcatraz” (1979)

Solo hay un director que pueda disputarle a Leone el título de fiel colaborador de Eastwood: Don Siegel, con quien el actor dio forma al insensible y extremo Harry Callahan de la icónica saga que inició “Harry el sucio” (1971).

Tras más de una década juntos, Eastwood y Siegel cerraron su alianza con un broche de matrícula pero fuera de la ley en “Escape de Alcatraz”, una tensa huida de la prisión más famosa del planeta que aprovechaba la acción carcelaria para reflexionar, además, sobre la deshumanización de la vida entre rejas.

– “Bird” (1988)

El amor de Eastwood por la gran pantalla solo puede igualarse al de su otra gran pasión en este mundo: la música.

Compositor y pianista, el artista pudo unir sus dos grandes aficiones en “Bird”, uno de sus primeros títulos mayúsculos como director (sin olvidar cimas previas como “Pale Rider”, 1985; o “Heartbreak Ridge”, 1986) y que recuperaba la turbulenta vida de la leyenda del jazz Charlie Parker gracias a una gran interpretación de Forest Whitaker.

– “Los imperdonables” (1992)

Cuatro Óscar (incluidas las estatuillas de mejor película y mejor director) fueron simplemente la guinda para esta obra maestra con la que Eastwood escribió una de las páginas más brillantes de su carrera e hizo historia en el wéstern.

Acompañado delante de la cámara por Gene Hackman (Óscar al mejor actor de reparto) y Morgan Freeman, Eastwood modeló la sombría y trágica historia de un viejo y retirado criminal al que, como una maldición, la vida lo llevaba de nuevo a rodearse de sangre y muerte.

– “Los puentes de Madison” (1995)

Fue una sorpresa memorable: uno de los tipos duros más temibles y fieros del cine se sacaba de la manga un apasionado drama romántico que rompió corazones en medio mundo.

Las miradas entre Eastwood y Meryl Streep en una química forjada a fuego lento y la demoledora escena final bajo la lluvia son solo dos delicias de un guion perfecto que regalaba una exquisita definición de lo que es (si existe) el amor verdadero: “Esta clase de certeza solo se presenta una vez en la vida”.

– “Río místico” (2003)

Con más de 70 años, Eastwood se podía haber retirado en paz a su refugio californiano de Carmel-by-the-Sea, pero en la primera década del siglo XXI el director parecía estar empeñado en superarse a sí mismo con una tanda de películas incontestables.

“Río místico” fue la primera de ellas, una retrato de la venganza, los abusos infantiles y la eterna sombra del pasado que se convirtió en una de las cintas más turbias de Eastwood impulsada por un excelente trío protagonista: Sean Penn (Óscar al mejor actor), Tim Robbins (estatuilla al mejor actor de reparto) y Kevin Bacon.

– “Million dollar baby” (2004)

Por lo visto, Eastwood solo sabe ganar Óscar a pares. Justo un año después de “Mystic River”, se llevó los premios a la mejor película y al mejor director por un ya considerado clásico como “Million Dollar Baby”.

Hilary Swank (Óscar a la mejor actriz) y Morgan Freeman (galardón al mejor actor de reparto) escoltaron a Eastwood en este intenso y sobrecogedor drama sobre el boxeo que, en realidad, brillaba fuera del cuadrilátero con exploraciones sobre temas espinosos como la eutanasia.

– “Cartas desde Iwo Jima” (2006)

Hablando de un realizador admirado por su disección de las contradicciones y recovecos del alma de Estados Unidos, no deja de ser curioso que en su díptico sobre la Segunda Guerra Mundial fuera la postura japonesa de “Letters from Iwo Jima”, y no la perspectiva estadounidense de “Flags of Our Fathers”, con la que Eastwood volara más alto.

En japonés y con Ken Watanabe como protagonista, “Cartas desde Iwo Jima” cautivó al público por algo que en contadas veces aparece en el cine bélico: la mirada del enemigo en la guerra, la empatía por el otro lado del frente.

– “Gran Torino” (2008)

Sin desmerecer los méritos de películas muy estimables como “American Sniper” (2014), “The Mule” (2018) o la reciente “Richard Jewell” (2019), se puede argumentar que “Gran Torino” es, por ahora, el último diamante indiscutible de Eastwood.

En la piel de un anciano con malos humos ante los cambios culturales y generacionales de su barrio, Eastwood ahondó en “Gran Torino” sobre cuestiones como el racismo que, basta con mirar las noticias de esta semana, siguen oscureciendo el día a día de Estados Unidos.

EFE