Por Rodolfo “Manino” Iriart

La Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo industrial (ONUDI) define al “crecimiento de la industria” como un instrumento fundamental para la reducción de la pobreza mediante la creación de oportunidades y generación de ingresos genuinos. Los puestos de trabajo en el sector manufacturero son aquellos que brindan mayores oportunidades para mejorar las competencias y proporcionan más estabilidad laboral y más prestaciones, especialmente para las mujeres y los jóvenes

En el año 2017, la Asamblea General de las Naciones Unidas, a través de la Resolución 71/279, declaraba el 27 de Junio como el “Día de las Microempresas y las Pequeñas y Medianas Empresas” con el fin de concientizar a la comunidad internacional sobre su contribución al cumplimento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible-ODS-2030.

Así, en los fundamentos de dicha resolución, la ONU insiste en la necesidad de centrar la atención en la importancia de las microempresas y las pequeñas y medianas empresas en el logro de los ODS, en particular la promoción de la innovación, la creatividad y el trabajo decente para todos. Por ende, no podemos pensar en el crecimiento económico y sostenido de nuestra sociedad, sin contemplar a las mismas como pilares fundamentales del progreso.

La pandemia del COVID-19 provocó una recesión histórica con niveles récord de desempleo, creando una crisis financiera sin precedentes, llevando a los países a adoptar medidas de estímulo fiscal y financieros, para proteger empleos y apoyar a las Pymes mediante programas de respuesta y recuperación económica.

Al mismo tiempo, en la región, la CEPAL calculó el cierre de 2,7 millones de empresas, que representan al 19% de América Latina y el Caribe, siendo las Pymes las más afectadas. Esto implicó la pérdida de trabajo de más de 8,5 millones de personas, que equivalen en las microempresas un quinto del total mencionado.

En Argentina, más de 20.000 Pymes cerraron y 100.000 familias perdieron sus puestos formales de trabajo. Una realidad catastrófica para nuestra comunidad, donde los niveles de actividad económica empresarial retrocedieron a cifras del 2008.

El gobierno nacional, para revertir esta situación, y reactivar el desarrollo industrial post-pandemia, impulsó una batería de medidas, entre ellas, la creación del ”Programa Federal de Fortalecimiento de la Recuperación Productiva”. La iniciativa tiene el objetivo de consolidar nuestro tejido productivo nacional, a través de la creación de empleo calificado, incrementando la productividad nacional, a través de orientación exportadora y una mayor inserción internacional de nuestras manufacturas.

Así, cada provincia que se adhirió a dicho programa, para que luego el Ministerio de Desarrollo Productivo desembolse Aportes No Reembolsables (ANR) otorgados por el Fondo Nacional de Desarrollo Productivo (FONDEP), permitió generar nuevos puestos de trabajo para nuestras Pymes.

En sintonía con esta iniciativa, cabe resaltar, que en Mar del Plata el Estado Nacional ya otorgó más de 23 mil créditos por miles de millones de pesos. Un monto histórico para el financiamiento de nuestras empresas locales, teniendo en cuenta que hace 3 años, se destinaba solo $ 3 mil millones para nuestro capital productivo.

Desde Desarrollo Productivo de Nación se ejecutan más de 150 acciones de política pública destinadas a MiPymes y emprendedores, entre las cuales se destacan más de 30 líneas de financiamiento para inversión productiva, capital de trabajo, e internacionalización de las empresas.

Las empresas Pymes son la columna vertebral de nuestra ciudad. Son una fuente de oportunidades y posibilidades para seguir potenciando el desarrollo de Mar del Plata, y la creación de nuevos empleos calificados. Junto con las universidades y las entidades empresariales, resulta pilar para avanzar hacia un crecimiento económico y sostenible en Mar del Plata.