El capitán y referente de Once Unidos, el armador Juan Ignacio Macció, se ilusiona con una nueva y desafiante temporada en la Liga de Vóleibol Argentino (LVA).

El escenario mayor de la sede ubicada en Falkner y Roldán recibirá acción en dos ocasiones. El 22 y 23 de octubre, con la Súper Copa, con los cuatro mejores equipos de la temporada pasada. Y del 1 al 4 de diciembre, con el Tour 3 de la Liga. Como para ir agendando y no perderse detalle con el mejor vóley del país en la ciudad.

Macció dialogó con LA CAPITAL sobre los cambios en el plantel y la nueva competencia con 12 equipos participantes:

-Una temporada más y seguramente con las mejores expectativas…
-Sí, súper contentos en los primeros pasos de la pretemporada. Es un nuevo comienzo, nos agarra en el medio de toda la vorágine de actividad del club pero estamos felices, porque el movimiento es otro, la cabeza se va preparando y todos estamos bien predispuestos. La parte física toma mucha importancia y entrenamos todos los días de la semana.

-Si vamos tres años para atrás, estabas retirado. Y resulta que ahora, a los 33 años, estás más vigente que nunca…
-No me olvido más de aquella nota con LA CAPITAL en la que dije que siempre sabía dónde tenía las rodilleras y las vendas. Se popularizó (risas). Es un sueño. Siempre es ilusionar a los chicos con que estamos viviendo algo increíble y que ya se nos empieza a hacer una linda y sana costumbre. Esto es gracias al esfuerzo de todos. Del club, especialmente, pero también de los chicos. Muchos trabajamos, estudiamos. Por suerte llegaron refuerzos, porque las salidas de Mauro (Zelayeta) y Joaquín (Layús) nos dejaban dos huecos importantes. Pero eso ayuda a que nos sintamos todos un poco más profesionales y que tengamos que poner un poquito más.

-Nombraste a dos bajas importantes. ¿Llegaron jugadores como para pensar que se los puede reemplazar bien?
-Sí, seguro. Obviamente cada persona y cada jugador tiene lo suyo. Estamos contentos, tanto con Franco (Ybars), con Tomás (Ruiz) y con Nahuel (García) que pronto se sumará al equipo. Más allá de sus virtudes como jugadores, que son muchas, resaltamos la clase de persona que son. Se acoplaron rápido a nuestra sintonía, a cómo nos gusta entrenar, la intensidad positiva, el valorar las buenas acciones del compañero. Es por ahí. Nos vienen muy bien para suplantar lo que perdimos.

-Ya no es novedad que Once Unidos es convocante cuando juega como local. ¿Cómo notan esa repercusión de afuera hacia adentro?
-El cambio más grande es que ya, durante el invierno, cuando hay receso, en distintos eventos o situaciones en Mar del Plata, la gente nos pregunta: “¿Cuándo arranca la Liga?” “¿Cuándo hay que ir a Once Unidos a alentar?” En la primera temporada vendíamos milanesas, pizzas, sorrentinos y tratábamos de que nos conocieran. Ahora nos hemos ganado ese lindo aprecio de la gente de la ciudad, así que esperamos que del 1 al 4 de diciembre el público llene el estadio. Los abonos nos ayudan a costear gran parte de los viajes, que este año son muchos y bastante lejos.

-¿Y de los otros clubes les comentan o les preguntan por ese gran apoyo que reciben?
-Muchas veces nos preguntan. También me consultaron bastante por cómo íbamos a armar el plantel. Quiénes se iban o si iban a venir refuerzos. Once Unidos siempre se caracterizó por jugar con chicos del club y este años nos metimos un poco en el mercado de pases.

-Seguramente se ganaron ese respeto, porque de esos chicos debutantes pasaron a ser un equipo a tener en cuenta…
-Sí, ese es un cambio que lo fuimos ganando con el nivel de los entrenamientos, la seriedad, tener una buena estructura con cuerpo médico, kinesiólogo, nutricionista, Raúl (Gazaba) como manager, Gonzalo (Borstelmann) y todo el cuerpo técnico. Fue un cambio rotundo y llegar a semifinales es un privilegio que pocos clubes alcanzan.

-¿Qué objetivo se plantean para la temporada 2022/23?
-Va a ser una Liga diferente. Hay más equipos, va a haber descensos. El objetivo claro es entrar en play-offs y de ahí en adelante ver si tenemos posibilidades o no de seguir avanzando.