Noelia Pace, la medium que llena teatros: “Mi trabajo es que la gente pierda el miedo a la muerte”
Tres veces por semana, abre su consultorio de manera masiva en una sala teatral. La médium habla sobre el miedo a la muerte, cuenta sobre el contacto con almas que fueron víctimas de hundimientos, entre ellos los del Submarino Ara San Juan, y asegura saber cuándo se va a morir. "Las almas buscan hasta que encuentran con quién conectar", asegura en esta entrevista.

Noelia Pace busca conectar y sanar.
No es actriz, no protagoniza ningún unipersonal, no es conocida por las redes sociales ni la televisión le otorgó sus cinco minutos de fama. No es influencer. Tampoco streamer. Sin embargo, tres veces por semana Noelia Pace se presenta en el Teatro Radio City y lo llena con una propuesta, al menos, diferente para cualquier temporada.
Todos los martes, jueves y domingos abre su consultorio en un teatro y propone “Mediumnidad y sanación energética”. Noelia es medium: tiene el don de comunicarse con las personas fallecidas y pasó toda la vida desentrañando y nutriendo esa virtud natural.
Podés ver la entrevista completa acá:
En el teatro, además de dar herramientas para transitar el duelo, abre su canal y permite que las almas muertas se comuniquen a través de ella con los familiares que están en la sala, lo que convierte al espectáculo en una experiencia de gran sensibilidad.
“La gente viene al teatro pensando ‘será verdad o no será verdad, pasará, no pasará, veré al muerto, veré un fantasma’… porque la gente tiene esas ideas. La realidad es que como no se educa (en estos temas), la gente va tomando lo que le van enseñando a lo largo de los años”, comentó en una entrevista con LA CAPITAL. Y a veces suele ser el cine el que nutre todas esas fantasías.
-¿Qué va a buscar la gente al teatro?
-Lo que se busca es que las almas conecten y que el espíritu sane. Mi trabajo es que la gente pierda el miedo a la muerte, que comprenda la muerte como una transformación. Y además trabajamos el proceso del duelo, qué pasa con los duelos gestacionales, los duelos de los hijos, los duelos de los hermanos, de los abuelos. A veces cada uno en el rol que lo que ocupa familiarmente va procesando el duelo como puede y quedan muchas preguntas y queda esta sensación de “me arrebataron, me quitaron, perdí” (a un ser querido). Mi trabajo es enseñarle que no se pierde nada. Sí hay una transformación, hay una parte física que dejamos de ver, pero también hay un mundo energético, del cual todavía no estamos en conocimiento pleno. El ser humano no comprende que es energía pura en este universo y que esta energía que portamos también en este cuerpo físico nos puede permitir canalizar, comunicar. Eso es lo que vengo a enseñarles en cada encuentro.

Una de sus últimas funciones, en el Radio City.
-No te cansás de decir que todos podemos conectar con las personas que murieron. ¿Cómo podemos empezar a entrenar ese don?
-Primero entender que somos energía. Nosotros tenemos siete cuerpos. Para que se entienda fácil, los pilares de esos siete cuerpos, los más importantes, son el cuerpo físico y el espíritu. El espíritu, ¿qué es? el alma en plano terrenal. ¿Por qué? Porque expira, respira, lo que hace darle vida a este cuerpo físico. La gente cree que es al revés. Si entendemos que somos energía, tenemos que comprender que la energía se transforma, la energía no se termina. Y a partir de allí comprendemos que todos canalizamos porque la energía fluye y busca una salida, siempre busca una salida. Si nosotros observamos un enchufe, un recorrido de una red, sabemos que tiene una salida. Nosotros somos igual. Por nuestro chacra superior, nuestra corona o coronilla ingresa la energía, que se distribuye por todo nuestro cuerpo físico. Nuestros pies cargan y descargan constantemente. Es impresionante la cantidad de carga y descarga que hace por segundo la planta de nuestros pies. Nuestras manos emiten energía constantemente. Somos una maquinita que estamos cargando y descargando energía. Si comprendemos eso, canalizamos. Todos canalizamos. Todos podemos conectar y de hecho está comprobado, porque en los sueños cuando la persona descansa el cuerpo físico, el espíritu se desprende. Ese desprendimiento permite que el espíritu se libere de la conciencia limitada que nosotros formamos para ordenarnos, que nuestro ego nos obliga. La conciencia expandida permite que el espíritu conecte con el alma. En esos sueños vívidos es energía pura es la que se está comunicando.
-¿Empezar un entrenamiento básico sería estar más atentos y atentas a lo que nos pasa a nivel físico?
-Exacto, empezar a entender que somos parte del universo. No estamos acá porque sí. Esta existencia la vamos recordando y nuestra tarea, en este proceso de vida, en esta vida que nos tocó, es hacerlo de la mejor manera. Por eso tenemos que estar atentos a las señales, al contacto energético con el otro, a la voz del otro. La emisión de la voz tiene una carga energética importantísima. Hablarle a un muerto permite que su espíritu registre el momento de desprendimiento porque el oído es el último sentido que se apaga. Cuando el ser humano comprenda esta inmensidad que es y que es parte del universo va a empezar a fluir de otra manera y va a comprender que la muerte es transformación.
-Dos mil años de historia desde Occidente para acá y sin embargo este saber tan sencillo parece que no lo hemos aprendido, ¿por qué?
-Por el ego.
-¿Por qué el ego? El ego es el yo…
-El ego quiere dominarlo todo y la supraconciencia, que es el espíritu, por decirlo de una manera más técnica y más vulgar, intenta desesperadamente que el ser humano se dé cuenta. Creemos que espiritualidad es meditar. Meditar es una forma de elevar tu espiritualidad, pero la espiritualidad abarca desde el momento en que te concibieron y llegaste a este plano terrenal, donde tu alma decidió llegar. Un hombre y una mujer o por una inseminación o de la forma que ahora se puede traer un hijo a este mundo, ese contacto energético entre un óvulo y un esperma genera una luminosidad, una entrega de energía, fluye la energía.
-¿Por qué le tememos a la muerte?
-Porque es lo único que no podemos dominar. Entonces intentamos desesperadamente ir corriéndola, evitándola y sin embargo la muerte está constantemente esperando solamente que vos hagas tu camino de vida.
-¿Ese camino implica un aprendizaje?
-Siempre. Aún en momentos dolorosos porque seguramente alguna mamá o papá me va a decir “A mí me mataron mi hijo. A mí se me murió mi hijo”. Ese proceso es doloroso y hay que contenerlo y hay que enseñar y dar la información necesaria a esa mamá. Si el hijo es biológico tiene que saber que dentro de ella queda un reservoreo energético de ese hijo. Incluso con parte del padre. Y si es adoptivo, hay un cordón energético. Nada está librado al azar. Ninguna criatura llega en manos de una madre o un padre adoptivo porque sí o porque el juzgado lo designó. Hay toda una alineación energética y álmica que incluso hasta lo podés chequear con una carta astrológica donde vas a ver que esas vidas se volvieron a cruzar.
-¿Notás que aumenta la demanda desde que empezaste a hacer funciones en teatros?
-En 2021 hice la primera presentación en un teatro de aquí en Mar de Plata y ahí arranqué con lo que era la parte teatral. La Sociedad Psíquica inglesa incluso me reconoció como una de las medium que llevaba esto a un nivel más grande. Salir del consultorio, salir de la mesa chica y pasar a esa masividad fue porque mi propósito era que la gente entendiera que podía conectar. Estábamos en plena pandemia, estábamos con la ausencia de no saber cómo fue (la muerte de un ser querido), si supo que estaba del otro lado de la puerta, si supo que no se lo quiso abandonar. La
muerte muy dolorosa y por arrebato.
-¿Notás mucho dolor?
-Sí. Mucho dolor y la gente no diferencia dolor de sufrimiento. Yo siempre les digo: el dolor es subjetivo, a vos te va a doler de una manera, a mí me va a doler de otra o quizás no. Y el sufrimiento es la carga que vos le pongas a eso, la manera en que lleves adelante ese proceso. Porque a vos te puede doler hacer algo y transformarlo o te podés quedar en la queja y en el enojo, entonces el sufrimiento se acrecienta. Esto de sufrir, esta cuestión de hacerlo mental, traspasarlo a la parte física a lo mental, a la palabra después y hacer de esto un monólogo de tu vida. Vos decidís cómo querés atravesar un dolor. Yo he visto a madres y a padres que ante tragedias terribles que deciden transformar el dolor día a día, no es fácil. Pero de esa manera el alma evoluciona y ellos también.
-En tus últimas funciones de teatro aparecieron las almas de las víctimas de hundimientos, ¿cómo fue esa experiencia?
-Las almas se van presentando, yo voy marcando lo que muestran, la forma de muerte, las situaciones o quizás la forma en que ellos me dejan verlos, que pueden ser gestualidades o formas de cómo eran físicamente. Se dio que me marcaron el hundimiento del (barco) El Angelito y de otros barcos más. Hay una alma de un señor que viene hace varias fechas presentándose. Lo único que me muestra es la proa del barco, me deja saber que es un pesquero, incluso por el color, la forma y solo me deja ver las siglas S.I.R. Y cuando quiero saber más de ese nombre, se hunde por completo, o sea, me muestra el hundimiento y la posición en la zona de máquinas, donde él estaba. Y lo viene repitiendo, entonces yo voy anunciando hasta que alguien aparezca, suele pasar que aparece. Después hay un muchacho que me llama mucho la atención porque aparece desde la segunda presentación: me dice “Yo me llamo Iván y el barco se hundió, no pude salir”. Pero me muestra un barco de uso privado, no comercial, deportivo. Las almas buscan, las almas no esperan que el otro venga, buscan hasta que encuentran con quién conectar.
-¿También aparecieron almas de víctimas del submarino Ara San Juan?
-Cuando el Ara San Juan se hundió yo estaba en Mar del Plata. Días antes de que sucediera el hundimiento, le comunico a mi marido que algo iba a pasar, que no entendía qué era, pero que era en el agua. Cuando sucede, cuando empiezan a advertir la situación marco donde iba a estar, de hecho hay algún que otro archivo de (el canal) Crónica, en ese momento Georgina Barbarosa me hizo una nota. Pero a mí lo que me importaba era transmitir lo que querían decir nuestros héroes. Tuve el honor de conectar con muchos de ellos y pude darles tranquilidad a esas familias que para mí fue sumamente importante. Y ahí ves la diferencia. Entre quienes prefieren quedarse en el dolor, en el sufrimiento y quienes quieren hacer algo con eso.
-¿Sabés el día en que vas a morir Noelia?
-Sí, sé cuánto me queda.
-¿Y cómo vivís con eso?
-Vivo plena porque se que voy a estar rodeada de mis seres queridos y que lo que tengo que hacer es este trabajo que vine a hacer. Entregar esa posibilidad a otros de conectar y sanar. Yo lo vivo normal, como vos tu rol periodístico. A mi me preguntan “¿qué sos?”. Soy médium.

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