El futuro todavía no está. Es impredecible. Pero relativamente programable en algún aspecto.
El presente es lo que hay. Es hoy. También relativamente, de acuerdo a las posibilidades o condiciones, se puede mejorar en el camino hacia el futuro.
El pasado ya fue. Pero es lo único que tenemos certero, aun también en términos relativos. Es historia. Comprobable en los hechos empíricos.
“Teté” Quiroz es Aldosivi. Lo mejor de su pasado. Lo mejor de su historia. Pero lo tenía en el presente. Hasta hace cinco minutos. Y era el hombre más capaz de mejorar ese presente para programar mejor el futuro, en la medida que lo ayudaran en esa dirección. Nadie puede demostrar lo contrario. También con datos empíricos y comprobables en la experiencia.
Aldosivi cuenta con un plantel limitado, limitadísimo, y siempre Quiroz fue el más indicado para sacar el barco a flote en medio de las tormentas. Con lo que contaba en el presente, nadie mejor para retomar el rumbo hacia lo que viene.
Ya lo hizo. En ese pasado que es lo único que está. En la gesta del ascenso. Y en los primeros tiempos en primera. Roger Martínez había sido desechado por Diego Cocca en Racing y había pasado sin pena ni gloria por Santamarina. Pepe Sand parecía un jugador retirado en Boca Unidos. Martín Rivero vino a recuperarse de una grave lesión. Santiago Rosales se transformó en la transferencia más importante de la historia de Aldosivi. Ellos cuatro y todos se potenciaron y trascendieron a partir de la conducción de Quiroz en los primeros pasos del equipo de Mar del Plata en primera división.
Uno a uno se fue quedando sin ellos y no vinieron reemplazos en consonancia. Aldosivi perdió practicamente a todos sus generadores de juego. Y el que está, Cristian Llama, es de “cristal”. Juega de vez en cuando. Alexis Castro no cumplió con ninguna expectativa.
La realidad es que el futuro cercano ya no está programado debidamente y el presente quedó condicionado claramente por la escasez. Desde lo dirigencial se privilegiaron otras inversiones, sobretodo con el producido de la venta de Santiago Rosales, y es absolutamente respetable.
De hecho, Aldosivi es uno de los pocos clubes que tiene todas las cuentas al día en Argentina y eso es más que elogiable. Ahora, si se toman esas decisiones, después hay que sostenerlas en el tiempo, y respaldar al entrenador que resolvió dar una mano y arreglarse con lo que quedó.
Mucho peor aun fueron las formas. No se puede echar al técnico por teléfono, o personalmente incluso, sobretodo si se trata de Teté Quiroz, y si el técnico había expresado claramente ayer que no renunciaba. Fue una resolución de claro tono “angelicistica”, como hicieron con Bianchi en Boca, cuando a la mañana le dijeron que seguía y a la tarde lo llamaron para anunciarle que no era más el técnico. Quiroz es a Aldosivi lo que Bianchi a Boca. En la historia y en lo que significan para ambos clubes. A Bianchi en Boca, a Quiroz en Aldosivi, no se los trata de esa manera. Si quieren seguir, no se los puede ni debe echar. Nadie mejor que ellos para saber si están en condiciones de levantar la cuesta, ninguno como ellos se preocuparía tanto para no perjudicar a los respectivos clubes.
Después en fútbol todo está por verse. Puede llegar otro entrenador y Aldosivi ganar dos partidos y revertir el presente sombrío. Pero nadie lo puede asegurar, y el futuro cercano ya se lo habían condicionado a Quiroz con el plantel que quedó.
“La dirigencia del club dispuso que se terminó el ciclo. Yo no pensaba lo mismo”, le confirmó Quiroz ayer al periodista Jorge Jaskillof en la 98.5. Y eso fue lo último, lo más nuevo, dejó atrás la declaración en caliente al colega Braulio García Camarena en LU6, cuando en Mendoza, inmediatamente después de la derrota en Mendoza ante Godoy Cruz, admitía que quedaba a disposición de la decisión de los dirigentes. Si después Quiroz lo pensó, decidió seguir, lo dijo publicamente y se lo transmitió a los dirigentes, ya no hay más que hablar. Es Quiroz. Y es Aldosivi. Y está el pasado rico, en historia y logros. Y el presente de carencias, de plantel corto y sin variantes. Hay que escucharlo. Y obrar en consecuencia.
“Quería dirigir el lunes”, agregó Teté en esa nota periodística de ayer por la mañana. Y una vez más la coincidencia con el caso Bianchi es patética. El técnico más importante de la historia de Boca le dijo al presidente que al menos quería un partido más, para despedirse en la Bombonera (era justamente contra Vélez), a la mañana le contestaron que sí y a la tarde lo llamaron para echarlo. Quiroz, ¡Quiroz!, el técnico más importante de la historia de este club, quería dirigir a Aldosivi el lunes. No lo dejaron. No merecía un final así.
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