“No hay hoy quien pueda moldear el pensamiento y Bernardo lo moldeó”
El periodista y escritor reeditó su libro sobre la vida de Bernardo Neustadt, "El hombre que se inventó a sí mismo". La revolución audiovisual, el periodismo como negocio y la historia de un personaje que llegó a llenar la Plaza de Mayo.
“Los hechos que se cuentan en este libro están demasiado cerca para un historiador y demasiado lejos para un periodista”. El periodista y escritor Jorge Fernández Díaz presentó en Mar del Plata, en el marco de la ciclo de escritores de la editorial Planeta, la reedición de “El hombre que se inventó a sí mismo: el lado B de la historia política argentina y los secretos de un personaje maldito”, el libro que detalla la vida del periodista Bernardo Neustadt, “una suerte de ciudadano Kane de la era de la telepolítica”.
Junto a apellidos que hacen a la historia del país y el periodismo nacional -Perón, Massera, Videla, Timmerman y Longobardi, entre otros- Fernández Díaz aborda hasta los rincones más ocultos de un personaje que lideró el rating, se consideró el ideólogo de un gobierno y logró llenar la Plaza de Mayo con tan sólo compartir su opinión política.
“Bernardo tuvo grandes pecados y una ambición sin límites, pero también fue un hombre que ayudó a la gente”, señala el escritor, a 26 años de la primera edición de su libro.
– ¿Qué lo llevó a volver a editar el libro después de tanto tiempo?
– Hace algunos meses mi editor releyó el libro, que no estaba ni digitalizado, y me dijo ‘hoy se lee como una novela sin ficción y como un libro de historia, ¿por qué no lo revisás y lo terminás?’, porque el libro terminaba en el ’93 y Neustadt siguió viviendo y actuando en periodismo y política.
– ¿Y cómo fue el reencuentro?
– Lo primero que me pasó fue que efectivamente yo, a los 33 años, tenía tantas ganas de ser un novelista que le había cargado al libro una estructura que no es el del libro periodístico tradicional. Estaba un poco en desacuerdo con el punto de vista de aquél chico de 33 años. Hoy tengo otro punto de vista sobre la política y sobre la historia, pero eso no lo quise cambiar. Después sí hice una investigación para terminar el libro y contar cuando me pidió perdón por lo que me hizo y narrar su final.
– Le pidió perdón porque no se la hizo fácil después de la publicación.
– En ese momento Neustadt era el hombre más poderoso de la Argentina, y no era un presidente, no era un empresario, era un periodista. Alguien que había llenado la Plaza de Mayo, alguien que tenía 35 puntos de rating, alguien a quien mi generación veía para odiarlo. Fue un gran desafío hacer una investigación periodística alrededor de él y de su vida.
Fui a verlo, lo entrevisté y él, en principio, aceptó una biografía objetiva pero me empezó a mentir sobre su pasado, empezó a inventar cosas y después se volvió loco al entender que yo desmitificaba todos los inventos acerca de su vida y su profesión.
– ¿Obstaculizó su difusión?
– Cuando salió publicado el libro él literalmente se volvió loco. Llamó a los principales medios de comunicación y pidió que no me hicieran una nota, ni una reseña, ni nada. La verdad es que en un 90% eso tuvo mucha efectividad. Fue un libro absolutamente silenciado, algo que me provocó amargura pero después seguí con mi vida, escribí otras cosas, novelas, y me olvidé.
– ¿Cuál es el aporte que brinda hoy el libro?
– Creo que explica parte de lo que somos hoy. Los hechos que se cuentan en este libro están demasiado cerca para un historiador y demasiado lejos para un periodista. Hay unos 40 o 50 años que explican el presente que son abordados parcialmente. Nos hace repasar y reflexionar sobre los buzones que fuimos comprando, los malentendidos que sucedieron y los lenguajes y las palabras con las que nos manejamos y los hechos que desembocan en el presente. Es un libro que al final nos explica un poco dónde estamos.
– ¿Conocer a Neustadt y escribir sobre él hizo que cambiara su manera de ver el periodismo?
– Yo era muy crítico en ese momento de Bernardo y no podía ver lo que hoy muchos colegas y yo podemos ver: la enorme innovación que él implicó para la radio y la televisión; de hecho, ni la radio ni la televisión serían igual si él no hubiera intervenido. Nuestra generación se volcaba más a Jacobo Timmerman, que era mucho más culto y que fue tan puntuoso con el poder como Bernardo. Sin embargo, Neustadt hizo una revolución audiovisual y en el negocio realmente extraordinaria.
– ¿Existe hoy alguien que se asemeje a Bernardo Neustadt?
– No. No existió ni antes ni existió después. También tiene que ver con el tiempo que le tocó, ¿no? La televisión abierta era muy fuerte y te podía ver el país. No hay hoy un periodista que pueda moldear el pensamiento argentino y Bernardo lo moldeó. Por suerte hoy los ciudadanos tenemos muchos recursos para defendernos y si hay alguien que tiene un pensamiento muy rotundo, siempre hay otro que tiene otro. No hay un periodista totalizador; hay batallas culturales y uno elige las argumentaciones en función de sus creencias. Bernardo fue un maestro de la opinión en política.
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