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La Ciudad 24 de julio de 2016

“Nisman no se suicidó”, afirmó el ex titular de la DAIA

Julio Schlosser contó que habló con el fiscal federal el miércoles anterior a su muerte. Y que le generó dudas el hallazgo del cuerpo calcinado de una mujer. También cuestionó el encubrimiento en la investigación del ataque a la AMIA.

En el marco de las actividades por los 22 años del atentado a la AMIA, el ex presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) Julio Schlosser llegó a Mar del Plata invitado por el presidente de la Sociedad Unión Israelita Marplatense (SUIM) y de la DAIA local, Marcelo Jovedjati.

“El 18 estuvimos al lado de las víctimas y los familiares. Y ahora estamos acá invitados por la comunidad de Mar del Plata, que siempre ha demostrado estar presente en todas estas actividades para tratar de que la memoria no sea un ejercicio sino una práctica constante”, dijo a LA CAPITAL en una entrevista en la que lamentó las “complicidades” que encubrieron el atentado de 1994.

Acompañado por el ex tesorero de la DAIA Mario Comisarenco, también aludió a la muerte del fiscal federal Alberto Nisman y al memorándum con Irán que intentó llevar a la práctica el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

– ¿Qué reflexión puede hacer a 22 años del atentado?

– Hay una generación que no comprendió que el de la AMIA fue el segundo acto de terrorismo internacional en la Argentina. El primero fue el de la Embajada de Israel, que vino a traer a nuestro país sangre, dolor y lágrimas. El mundo no comprendió, no solamente los argentinos, que esto era el terrorismo internacional, cuando nosotros lo gritábamos. El mundo no nos escuchó. Sé que es muy difícil evitar un ataque terrorista, pero tal vez se hubieran tomado otro tipo de resguardos. Porque lo que pasó en AMIA fue un ataque planeado, requirió una organización, financiación, apoyo local, connivencia. Lo que nunca nos hubiéramos imaginado es que la connivencia estaba también en el encubrimiento, y esto es lo malo. Cuando la Justicia no transforma un atentado contra la sede de la mutual en una cuestión de Estado y encubre, estamos mal, estamos en peligro.

– Después del atentado pasaron los gobiernos pero la verdad hasta ahora no se sabe. ¿El encubrimiento sigue?

– Hubo una cadena de encubrimiento que fue más allá de lo que es el normal de la gente. Hubo complicidades. Es lógico pensar que las hubo en ese momento, que las hubo hasta ahora y a lo mejor las va a haber mañana. A veces el encubrimiento está disfrazado de negocios, de chantajes, hay un montón de cosas que hacen que a ciertos grupos de poder no les convenga la verdad. A mí, por ejemplo, no me gustaría morirme sin saber por qué el Gobierno argentino firmó el memorándum. Quiero saber por qué se firmó un memorándum para ir a tomarle declaración a los presuntos culpables a la casa de ellos. Nosotros asumimos sin memorándum y a poco de que estábamos como autoridades, se firmó. Pero tuvimos la posibilidad de entregar una DAIA sin memorándum. El 18 de diciembre se hizo lo que nosotros le pedíamos al Gobierno, que retiró la apelación y la inconstitucionalidad quedó firme.

– ¿Un cambio de gobierno siempre renueva las expectativas de saber lo que sucedió en la AMIA?

– Si no te queda la esperanza, ¿qué te queda? No te queda nada. Siempre recuerdo la sede de un periódico vecinal que decía: “Quien no espera vencer, ya está vencido”. Yo tengo la esperanza de que vamos a encontrar la verdad, por eso peleo. Si me sacás la esperanza, me sacás todo. No solo en esto, sino en todos los órdenes de la vida.

– Si el memorándum fue, por lo que dice, un paso hacia atrás en la búsqueda de la verdad, ¿qué significó la muerte del fiscal Nisman?

– Yo estuve con Nisman 10 años. Yo era secretario general de la AMIA, después fui seis años vicepresidente de la DAIA y después tres años presidente. Imagínese si me reuní con Nisman. Siempre hablábamos y le pedía que apurara alguna cosa. El miércoles anterior a la muerte me llamó, nos vimos, hablamos. Lo que yo sé es que después de haberlo tratado 10 años y de haberlo tratado ese miércoles, estoy en condiciones de afirmar, no de probar, que Nisman no se suicidó. Me dijo que ya tenía lo que iba a presentar en el Congreso y me preguntó si lo iba a apoyar. Le pregunté si lo podía leer y me dijo que hasta el lunes no podía. Entonces le dije que no lo podía apoyar porque yo no firmo cheques en blanco en nombre de la DAIA.

– ¿Tiene alguna sospecha de qué le sucedió?

– Yo tengo dudas. Nadie me explicó qué es ese cadáver de esa mujer que se encontró calcinado. Nadie me dijo quién era, cómo se llamaba, no apareció ningún familiar.

– ¿Tenía alguna postura sobre la denuncia de Nisman?

– No, no la había leído. Ahora, si se va a reabrir, la vamos a ver porque está todo.

– Un periodista (Víctor Hugo Morales) dijo que a la Casa Rosada habían ingresado nazis, en referencia al macrismo. ¿Cómo le cayó ese comentario?

– Un periodista que se atreve a hablar de nazismo en la Casa de Gobierno está menospreciando a seis millones de víctimas. Yo salí a gritar cuando un político de la oposición dijo que La Cámpora eran las juventudes nazis. Y salimos a pegarle como locos. No tenían idea lo que eran las juventudes nazis. Así como eso no era así, no me digan que entraron los nazis a la Casa de Gobierno, no saben lo que fueron los nazis. Que no se banalice el tema. Este periodista algún día va a tener que pedir disculpas. Es muy fácil hablar.



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