Neptuno: prometía ser el edificio más grande de América y terminó sólo en una enorme fosa
Fue promocionada a mediados de la década del '50 como la construcción más excepcional del continente, con más de 1150 departamentos y novedosos servicios para la época. Fue un sueño, sólo eso.
MIRAMAR (Corresponsal).- Proyectos arquitectónicos colosales que resultaron truncos los hubo y muchos a lo largo de la historia, pero en Miramar el caso del edificio “Neptuno”, marcó un imborrable y oscuro recuerdo.
No deja de sorprender ya que se la difundió hace más de medio siglo como la construcción habitacional más grande e importante de América y en realidad terminó siendo un delirio sin bases sólidas que condenaron ese espacio a una enorme y desprolija cava que con el paso de las décadas hoy todavía perdura, pese a que en otra parte del terreno se construyeron un par de estacionamientos.
Con el paso de los años, residentes y turistas se preguntaron infinidad de veces para qué se excavó el inmenso pozo que se encuentra sobre la manzana entre las calles 27, 29, 14 y avenida 12 donde supuestamente se iba a construir ese coloso de cemento con 140 metros de altura y que se transformaría en casi una especie de ciudad aparte.
La historia comenzó cuando corría el año 1956 y fue presentada la planificación que ingresó en la municipalidad el 14 de julio. Sus características eran realmente excepcionales para ese entonces; “Digno del año 2000”, se lo promocionaba.
Inclusive, actualmente en la página de Facebook del Archivo General de la Nación puede observarse un antiguo video publicitario, que hace mención a Miramar y particularmente este proyecto edilicio.
Eran dos torres con un total de 1150 departamentos, también iba a contar con sala de cine para 1200 personas, 55 locales comerciales, una cochera con capacidad para 700 automóviles con rampa de doble mano, nursery de 2.400 metros y hasta estación de servicio propia.
Los ascensores necesarios iban a ser 16, un tanque de agua de 125 mil litros y una reserva propia de gas natural, sin dudas algo “fuera de lo común”.
En el último piso se planeaba colocar un restaurante y confitería bailable, separada por columnas del resto del edificio y seguramente con una magnifica vista del océano y la pampa bonaerense.
En ese entonces, asistieron al municipio funcionarios, periodistas locales y vecinos, donde el director y administrador del futuro coloso, José María de Amelivia Velar de Medrano, hizo una pormenorizada descripción de las características inusuales y de paso aprovechó para endulzar el ego de los miramarenses.
Actualmente perdura un inutilizado cráter de varios metros a unos 150 metros de la playa.
Fracaso y abandono
Por supuesto desde el primer momento empezaron las polémicas sobre la conveniencia de contar con semejante mole que se pensaba iba a generar mucho trabajo en la localidad, sería conocida en todo el continente, y en contrapartida terminaría con la tranquilidad.
Al poco tiempo, comenzó la excavación del gran pozo por parte de una empresa de Mar del Plata, la cual iba a remover 40 mil metros cúbicos de tierra a un costo de 1,3 millones de pesos.
Finalmente, nunca quedó claro que sucedió con el proyecto, pero en 1959 ya se reclamaba por seguridad la implementación de un cerco alrededor del llamativo pozo y muchos se lamentaban por el fracaso del emprendimiento.
Según data en los registros históricos del museo “Punta Hermengo”, con el correr de los años se presentaron varias ideas e intenciones para dar uso al lugar, desde un puerto interno hasta la instalación del casino local pero, por ahora sólo existen en una porción de esa manzana dos estacionamientos que potencian su actividad en temporada estival, mientras que el resto sigue siendo un desprolijo pastizal.
Evidentemente, por aquellos años Miramar crecía vertiginosamente y atrajo a muchos inversores que apostaban por el lugar, pero no siempre tuvieron el éxito buscado y el “Neptuno” fue un fiel ejemplo de ello.