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Opinión 29 de mayo de 2019

Nepotismo: el municipio como botín

Por Guillermo Castello y Angélica González (*)

“Los números deben cerrar con la gente adentro” es quizás una de las frases preferidas de los políticos demagogos afectos a frases que suenan lindo pero que, en el mejor de los casos, no dicen nada.

Lo cierto es lo inverso: los números deben cerrar para que la gente quede adentro, porque cuando los números no cierran, el Estado se ve impedido de cumplir correctamente con sus funciones básicas, además de verse obligado a aumentar impuestos y endeudarse.

En el caso de la Municipalidad de General Pueyrredon, luego del explosivo aumento del empleo público y el gasto durante la administración de Gustavo Pulti, que lo llevó a niveles insostenibles en línea con el despilfarro kirchnerista, durante la gestión del intendente Arroyo no sólo no se revirtió el fenómeno sino que continuó acrecentándose.

Es así que en materia de personal, por ejemplo, de acuerdo a las cifras oficiales publicadas por la comuna en la página web oficial, en la actual gestión la planta municipal se incrementó en aproximadamente 400 empleados.

Siempre más gasto público es más impuestos y/o más deuda, y más personal municipal es más tasa de Seguridad e Higiene y de Servicios Urbanos. Y a mayor gasto corriente, menor inversión en obras públicas.

Es claro que el actual intendente no sólo no redujo la cantidad de empleados públicos, como sí lo hicieron los gobiernos nacional y provincial, sino que sistemáticamente tomó decisiones en sentido opuesto.

Para peor, hizo ingresar a gran cantidad de familiares directos e indirectos al Estado municipal, se opuso al proyecto antinepotismo que presentó la Coalición Cívica local -replicando el presentado a nivel provincial- y recientemente se negó a considerar el proyecto, también de la Coalición Cívica, que apunta a prohibir la contratación de personal en el último semestre de su mandato, período que comienza en pocos días.

Es evidente que la negativa a tratar un proyecto que prohíba el nepotismo no obedeció a una cuestión partidaria o ideológica sino al obstáculo que hubiera significado para nombrar familiares alegremente como lo hizo.

Hay que decirlo bien claro: el nepotismo desnaturaliza al Estado al colocarlo al servicio de intereses particulares en detrimento de los intereses generales, a la vez que fomenta un acrecentamiento permanente e infundado de la estructura estatal, con los consecuentes avances sobre las libertades individuales y costos en materia de impuestos.

Es lo contrario de la idoneidad e impide contar con un funcionariado competente y autónomo de los intereses partidarios de quienes temporalmente gobiernan.

El nepotismo es también una forma especial de corrupción, porque se sustraen fondos públicos a favor de determinadas personas por su sola condición de familiares de quienes circunstancialmente ostentan el poder de designar funcionarios.

El objetivo central del próximo gobierno municipal debe ser la baja de impuestos y la prestación de los servicios públicos básicos a la comunidad.

Y para ello es imprescindible reducir el gasto público y contar con funcionarios idóneos y competentes, pensando en la comunidad marplatense toda y no en los familiares de quien circunstancialmente gobierna.

(*) Los autores son diputado provincial y concejal, respectivamente, de la Coalición Cívica.