Narcoviolencia: piden 8 años de prisión para el marplatense más escurridizo de todos
Es una causa de gran gravitación para entender cómo se desarrolla el vínculo entre narcotráfico y violencia en la periferia de Mar del Plata. Detalles de una acusación impactante contra un elusivo hombre llamado Elio Cajal.
Un hombre que desde hace años está en la boca de todos dentro del mundillo del narcotráfico marplatense y al que se lo acusa de desplegar métodos violentos para conservar su negocio de venta de drogas podría recibir su primera condena tras solicitar el pedido de la Justicia Federal de una pena de 8 años de prisión.
Se trata de Elio Cajal, un escurridizo personaje de la periferia de Mar del Plata, con base en el barrio La Herradura desde donde, según el fiscal general Juan Manuel Pettigiani, desarrolló un sistema macabro y perverso de poder, con episodios de torturas y amenazas de extrema gravedad. Tan así que dicho accionar fue resumido durante el alegato de este miércoles ante el TOFN°1 como el “Método Cajal de Narcotráfico”.
El juicio que entró en su etapa final y que también tiene como imputados a Carlos Camarzana y Carlos Ambrosio dejó de manifiesto una capa barrosa e infecta de violencia e impunidad periférica, con inicio en una causa por amenazas que, como en tantas otras en las que el señalado fue Cajal, no tuvo condena.
Una silla eléctrica para torturar a desleales, simulacros de fusilamientos, secuestros y agresiones, asesinatos, amenazas a testigos y desafíos a jueces figuran en el catálogo de comportamientos atribuidos a Cajal y su gente. Sobre el Método Cajal, el fiscal Pettigiani y el auxiliar fiscal Carlos Fioritti indicaron que consiste “en amenazar a cuanta persona se ponga delante de los intereses de la organización que integra”.
La génesis
A Cajal, Ambrosio y Camarzana se los acusa de comercialización de estupefacientes luego de que el 12 de febrero de 2021 se secuestraran más de 600 gramos de cocaína (equivalente a 8.323 dosis para la venta) y 815 gramos de marihuana (12.735 dosis).
Ese día fueron allanados los domicilios de los tres debido a una causa de amenazas interpuesta por el expolicía Juan Muro, quien dijo que el 1° de febrero fue interceptado en el camino San Francisco de Batán por una camioneta de la que bajaron cuatro hombres, entre ellos Camarzana y Ambrosio. Que lo hicieron arrodillar, que le dijeron que lo iban a matar y tras apoyarle en la cabeza un arma dispararon contra el piso.
Una de las viviendas allanadas en la causa por amenazas.
Por ese hecho fueron los allanamientos en los que se encontró la droga y que mereció el inicio de otra investigación, a cargo del fiscal Leandro Favaro. Sin embargo, después de todo un recorrido por la justicia provincial, el tribunal que debía juzgar por la tenencia de cocaína y marihuana a los tres hombres se declaró incompetente y todo el trámite pasó a la órbita federal.
Así se llegó al juicio que entra en su etapa final y a través del cual Cajal podría recibir una condena por primera vez.
La fiscalía solicitó 8 años de prisión para él, 6 años para Ambrosio y 6 años y 6 meses para Camarzana.
Pero lo más trascendente de este debate en el Tribunal Oral Federal es lo que quedó al descubierto, todo lo que pudo saberse del “Método Cajal”.
Sangre y violencia
A Cajal lo rodea la droga, la sangre, la muerte y la violencia, aunque hasta ahora nada fue capaz de vencerlo. No existen condenas en su contra. Pero el mundo que está a su alrededor está impregnado de crimen.
Para tener una noción más precisa de ello, vale decir que el hermano de Elio Cajal es Hernán Cajal, quien fuera condenado junto a Sergio Contreras a 22 años de prisión por el asesinato de Nicolás Vieytes. El homicidio de Vieytes -un hombre que fue ingenuamente al encuentro de una mujer y resultó asaltado- ocurrió en octubre de 2020 en Sartora al 1800, en el barrio La Herradura, a menos de 100 metros de la casa de Elio Cajal.
Y un elemento más: Sergio “El Gordo” Contreras era uno de los hombres que, según el expolicía Muro, bajo de la Toyota Hilux para simular el fusilamiento.
Cajal al ser detenido tras el secuestro de dos primos.
Las amenazas y torturas eran parte del Método Cajal según la fiscalía. El 17 de agosto de 2021 dos primos de 17 y 22 años fueron interceptados cerca del barrio La Herradura por una camioneta, cuyos ocupantes los llevaron a un domicilio cercano donde los golpearon. El motivo del ataque era que ambos primos se negaban a formar parte del narcomenudeo. El mayor de ellos fue liberado y el otro llevado a un lugar diferente, donde le “pasaron” corriente por el cuerpo. El adolescente terminó en el HIGA por las descargas eléctricas recibidas. Unas semanas después fue detenido por este hecho Elio Cajal y en los allanamientos se secuestraron armas y cocaína. Eso sí, nunca en el domicilio de Cajal.
La fiscal Florencia Salas pidió la prisión preventiva de él, pero la Justicia de Garantías no hizo lugar. Cajal volvió a ganarle así al sistema judicial. “No encontramos registro de alguna condena”, dijo una fuente judicial a este medio.
Para la fiscalía federal, Cajal tenía hasta una suerte de silla eléctrica en su leñera donde con una batería y cables precarios “picaneaban” a algunas personas. También allí, en ese sitio del barrio La Herradura, se preparaba la droga. Fue precisamente el expolicía Muro el que brindó muchos datos, ya que trabajó allí antes de sufrir las amenazas. Muro, integrante de este submundo de droga y violencia, está detenido desde julio pasado por el asesinato de Ezequiel Vázquez (34). El momento de ser detenido Muro intentó esconderse en un “point” de drogas.
Más allá del perfil delincuencial de Muro la fiscalía lo empleó como un testigo clave, aunque bajo estrictas medidas de seguridad para salvaguardar su vida. Pero lo que más sirvió a la fiscalía para asegurar la hipótesis de que Cajal es un poderoso narco y distribuidor a gran escala fue un audio recuperado de su propio teléfono.
Se trata de un archivo de 1 hora y 17 minutos en donde el mismo Cajal da detalles de cómo se corta la droga, el precio que tiene, que la cocaína era traída de Bolivia, que había distintas calidades, entre otros detalles. Su defensa vislumbró la idea de que ese audio no puede ser usado, ya que el teléfono fue secuestrado en otra causa, en la del homicidio de Vieytes.
Varias personas denunciaron amenazas y hechos violentos perpetrados por “Cajal o su gente”, lo que motivó el inicio de causas que aún tramitan sin demasiados avances. Pero esa intimidación también llegó al juicio, algo que el fiscal Pettigiani expresó al asegurar que fueron silenciados testigos, se lanzaron panfletos con frases amenazantes, hubo hostigamientos.
En el cierre de su alegato, el fiscal Pettigiani alertó sobre el incremento de la violencia esa que “veíamos en el conurbano bonaerense en cuanto a que los barrios han sido cooptados por las bandas que manejan la droga en la periferia de los distintos distritos ha llegado a Mar del Plata. Basta leer a diario los medios de comunicación locales, que dan cuenta de la problemática de la droga y la violencia en los distintos barrios periféricos”.
Las defensas alegarán el próximo miércoles ante el Tribunal compuesto por los jueces Roberto Falcone, Martín Poderti y Roberto Minguillón, y se estima que también la semana venidera se podría dictar sentencia.
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