Nadal se distanció otro paso en la carrera por ser el mejor de la historia
Ya tiene 22 trofeos de Grand Slam. En la final en París aplastó al noruego Casper Ruud, 6-3, 6-3 y 6-0 y sumó su 14° título en Roland Garros.
La célebre mordida de Rafael Nadal a la Copa de los Mosqueteros. Con menos pelo y más edad, la imagen permanece.
Por Marcelo Solari
Cuando todavía no se había decidido por uno de los deportes, Rafael Nadal también jugaba al fútbol. Dicen que lo hacía muy bien. Claro que en un momento dado tuvo que elegir. Se inclinó por el tenis, la disciplina que lo llevó a la fama y con el tiempo lo convirtió -acaso- en el mejor de toda la historia. Esta definición conlleva una gran carga de subjetividad y -también- tal vez de resignación, si se tiene en cuenta que quien escribe es un “Roger Federista” de la primera hora.
Este Nadal que parece reinventarse cada vez que pisa el polvo de ladrillo del coqueto complejo parisino ubicado en el Bois de Boulogne, adicionándole cosas a su juego y adaptándose a un físico que ya no responde como antes, sumó su 14° título en Roland Garros. Con apenas unos días de diferencia, Real Madrid, equipo de fútbol del cual es hincha el mallorquín, también conquistó su 14ª Copa de Europa. A veces, los grandes hitos deportivos parecen estar conectados por un hilo invisible. Y llevan a pensar que más que casualidades, existen causalidades.
Ya no quedan demasiados argumentos para contrastar y solo hay que rendirse ante la evidencia. El español se convirtió este domingo en la leyenda más extraordinaria, ya no del tenis, sino, quizás, del deporte todo.
En el tramo final de su carrera, cada vez más afectado por el síndrome de Müller-Weiss, una dolencia crónica e inoperable que le causa mucho dolor en el pie izquierdo.
Con esas limitaciones que indudablemente disminuyen el potencial de cualquiera, Nadal, a los 36 años, destruyó al noruego Casper Ruud (de 23), en el court central Philippe Chatrier. Le ganó por 6-3, 6-3 y 6-0, en apenas dos horas y 18 minutos.
Paris (France), 05/06/2021.- Winner Rafael Nadal of Spain (L) and runner-up Casper Ruud of Norway pose with their trophies after their Menís Singles final match during the French Open tennis tournament at Roland ?Garros in Paris, France, 05 June 2022. (Tenis, Abierto, Francia, Noruega, España) EFE/EPA/MARTIN DIVISEK
No hubo final. La mayor jerarquía, experiencia y autoridad de “Rafa” destrozaron a quien era el jugador más consistente del año en polvo de ladrillo y número 8 del mundo. El noruego nada pudo hacer. Jugó contra el poster de la habitación, contra su ídolo y en un terreno inexplorado para él. No tuvo ninguna oportunidad. Tal vez en el futuro. ¿Hoy? Hoy sigue siendo el tiempo de Nadal.
Cuestión de ¿gustos?
Tal vez el juego de Nadal no alcance la perfección de la belleza estética de Federer. Ni aquella facilidad asombrosa con la que hacía todo Bjorn Borg (el sueco se retiró a los 26 años y podría haber ganado unos cuantos torneos más).
Pero el corazón del español no conoce límites. Su voluntad tampoco. Entonces, no resulta temerario afirmar que no existe ningún competidor como él. Se alimenta de su propia necesidad de ganar. Y acomete con decisión cada escollo que se interpone entre él y su objetivo.
En este 2022 en el cual las dudas se cernían sobre sus posibilidades físicas, el mallorquín volvió a darle un portazo en la cara a las previsiones de todos los expertos: protagonizó su mejor arranque histórico de temporada.
Se coronó en tres torneos seguidos (el ATP 250 de Melbourne, el Abierto de Australia y el ATP 500 de Acapulco) y ganó 21 partidos seguidos antes de perder la final del Masters 1000 de Indian Wells ante el estadounidense Taylor Fritz.
Paris (France), 05/06/2021.- Rafael Nadal of Spain celebrates with the trophy La Coupe des Mousquetaires after winning against Casper Ruud of Norway in their Men’s Singles final match during the French Open tennis tournament at Roland ?Garros in Paris, France, 05 June 2022. (Tenis, Abierto, Abierto, Francia, Noruega, España) EFE/EPA/MARTIN DIVISEK
Acumula un récord de 31-3 este año. Llegó a las 1058 victorias (contra apenas 212 caídas) y conquistó 92 títulos, de los cuales 22 son “Majors”, es decir, los que integran el Grand Slam (ningún tenista varón ha alcanzado esa cifra).
Eligió cada vez con más cuidado cuáles torneos jugar y cuáles no. Se ausentó de Montecarlo para tomar carrera y llegar con el máximo impulso al “patio de su casa”. Allí donde se siente más cómodo, en el polvo de ladrillo parisino.
Nadie, o quizás solo él y su entorno, podían imaginar que, a los 36, sería capaz de jugar en el nivel superlativo que le permitió derrotar al serbio Novak Djokovic, en cuartos de final, triunfo que prácticamente le despejó el camino hacia su cuarta corona.
Por eso, si bien luego de la recibir la Copa de los Mosqueteros no afirmó que volverá el año próximo, dejó una puerta abierta. Para regocijo de los egoístas que queremos extender el privilegio de verlo jugar.
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