En fútbol las verdades son más relativas que todas las verdades. Hace poco menos de 8 meses se jugó una final entre Boca y River que no se disputaba desde hacía 42 años. El único antecedente era aquel choque mano a mano del Nacional 1976 que ganó Boca con un gol de Suñé del que no hay registros de imágenes. Y hasta hoy ese sigue siendo el Superclásico más importante de la historia. No obstante, el de la Supercopa en Mendoza fue el segundo, y fue de River. Se les preguntaba a los hinchas en ese momento, en marzo pasado, si elegían ganar ese encuentro o ser campeón de la Copa Libertadores 2018. Y muchos se decidían por ese Superclásico.Sobre todo los de Boca, para mantener aquello de que se habían quedado con la única final de la historia.
Esa discusión es de hace ocho meses. Parece que fue hace una eternidad. El dólar valía casi a la mitad de lo que vale ahora. También los precios. Y soñábamos con un Messi que levantara la Copa del Mundo en Rusia.
Y aquel debate pereció en abstracto. Ese partido quedó, increíblemente, muy chiquito ante lo que se viene. La relatividad del fútbol, y su Dinámica de lo Impensado, provocaron que Boca y River volvieran a enfrentarse en finales ya, en el mismo año, después de 42 que no pasaba. Y ahora son finales infinitamente más importantes.Tanto que quizá estos son ahora los dos choques de clubes más trascendentes de la historia del fútbol mundial.
Esas definiciones absolutas que quedaron sépultadas por la relatividad del fútbol ocho meses después nos dejan una enseñanza para todo lo que llegará en pocos días. En la historia, al cabo, nada se borra. Todo se transforma.
Si gana Boca esta serie y esta Libertadores, llegará a siete trofeos, ratificará que es el Rey de Copas, sumando que es el equipo argentino con más títulos del mundo. Si la pierde quedará con seis, y podrá seguir discutiendo ese mote con Independiente por tener una Libertadores menos y una Intercontinental más.
Si gana River esta serie y esta Libertadores llegará a cuatro títulos continentales. Y por ahí el mote de Gallina quedará más como una marca de orgullo propio que como algo que puedan usar sus rivales. Nadie le podrá borrar, de todos modos, aquella afrenta del descenso. Si pierde River tendrá una Copa menos, tres, pero Marcelo Gallardo seguirá siendo el mejor técnico de la Argentina. Quizá más “Napoleón” que nunca si sale victorioso. Pero Napoleón también tuvo su Waterloo y no dejó de ser quien es en la historia…
De cualquier forma, con cualquier resultado, Guillermo se habrá “recibido” de técnico finalmente. Después de muchos errores no forzados, de actuar más como jugador que como entrenador, llegó el tiempo de los aciertos y la madurez. Tuvo algunos en esta etapa, se manejó muy bien la dupla con Gustavo en esta última instancia con la suspensión ante Palmeiras.
En la noche del sábado 24 de noviembre, de cualquier forma, como canta Serrat, “Con la resaca a cuestas / Vuelve el pobre a su pobreza / Vuelve el rico a su riqueza / Y el señor cura a sus misas.…”
El mundo seguirá andando. River será tan grande como es. Y Boca, lo mismo.
También todo esto que está escrito es tan relativo como el fútbol. Acaso, sólo un humilde intento por desdramatizar una situación inédita y límite. Porque, en realidad, ningún futbolero en la Argentina imagina cómo será esa noche. Y las reacciones que se puedan suceder, durante y después….
@vitomundial