por Gonzalo Gobbi

El 10 de diciembre de 1983, Raúl Alfonsín juraba como el primer presidente de la Nación electo democráticamente luego de casi ocho años de dictadura. Aquel día está guardado en la memoria y la emoción de millones de argentinos, pero también quedó grabado en la piel y el documento de identidad de quienes nacieron justamente aquel sábado y se volvieron, por naturaleza, los primeros hijos legítimos de la democracia.

Nacer en democracia fue un derecho que solo un puñado de argentinos gozó ese año. 1983 tuvo apenas 21 días bajo la restauración del sistema político que en 2023 cumple cuatro jóvenes pero ininterrumpidas décadas.

La mañana en la que Raúl Alfonsín asumió como presidente, una mezcla de sensaciones atravesaba a millones de argentinos. En Mar del Plata, como en el resto del país, cada familia añoraba seguir la televisación para ver en vivo el acto democrático que se celebraba en Buenos Aires, el épico desfile por la avenida de Mayo sobre un Cadillac descapotable, la Plaza de Mayo repleta y a aquel abogado de Chascomús pronunciando su discurso.

Alfonsín recibe la banda y el bastón presidencial de manos del último presidente de facto, el general Reinaldo Bignone.

Pero mientras eso sucedía aquella mañana, en simultáneo, había madres dando a luz a sus hijos e hijas, enfermeras y médicos atendiendo el trabajo de parto y mirando de reojo los preparativos de la asunción, o escuchando alguna radio encendida en un pasillo o consultorio.

Los primeros hijos de la democracia llegaron ese mismo 10 de diciembre por la mañana. Entre ellos, hay marplatenses que compartieron con LA CAPITAL la historia de su llegada a este mundo en un día único y muy especial para la democracia argentina.

“Querían llamarme Democracia”

Verónica Isabel Suárez nació en el Hospital Privado de Comunidad (HPC) de Mar del Plata a las 9.20 de la mañana aquel 10 de diciembre de 1983. La coincidencia la marcó de por vida.

“Justo a la hora en la que asumía Raúl Alfonsín, mi mamá estaba por darme a luz”, dijo con orgullo Verónica al compartir junto a su madre, Susana, esa parte de su historia con LA CAPITAL.

En una de las salas de parto del HPC, “los médicos le pedían a mi mamá que se apurara, porque querían ver el acto”, relevó. Fue tal el impacto que su nacimiento provocó ese día en su familia que estuvo a un paso de que su DNI lo reflejara de por vida.

Verónica Isabel Suárez junto a su mamá, Susana.

“Nací por parto natural en el HPC. Y ese día estaba todo muy convulsionado, por lo que me han contado. Era muy importante para todos lo que estaba sucediendo, se esperaba ansiosamente la asunción presidencial y mi tía Ilda propuso que yo me llamara ‘Democracia’, me quería poner ese nombre y se lo decía a cada rato a mi mamá”, relató Verónica, próxima a cumplir 40 años de vida y de democracia.

Lógicamente, haber nacido aquel 10 de diciembre cobró para ella un significado mayor con el paso del tiempo. “De más grande siempre asocié mi cumpleaños con esa fecha tan importante. Es más, en mis cumpleaños es algo que siempre se menciona o se comenta y de alguna manera me siento un poco representante por ese día, como así también identificada con un día tan trascendente para todos los argentinos”, reflexionó.

Verónica, hija de Susana y Miguel, docente de primaria (actualmente en la Escuela Municipal N°4) y madre de dos hijas (Alma y Mía, de 8 y 4 años), dijo que le genera “un gran orgullo” haber llegado al mundo en Mar del Plata ese día.

“Mi familia siente mucha admiración por Alfonsín, por todo lo que ha hecho”, contó y enseguida amplió: “Siempre me dijeron que Alfonsín ayudaba a la gente con más necesidades y que buscaba la igualdad de derechos para todos. Eso es muy importante. Y hoy, que este año cumplo 40, siento mucha alegría por lo que significa y lo que cuesta vivir en un país con democracia, algo que no todos los países tienen. Pero al mismo tiempo me genera sensaciones encontradas ver cómo está el país con todo lo que pasa, pero no dejará de ser un día feliz el 10 de diciembre de 2023”, aseguró.

“Soy la democracia”

“Yo siempre digo que nací con la democracia”, cuenta Diego Martín Gómez, otro de los pocos marplatenses que llegaron a este mundo aquel 10 de diciembre de 1983, mientras el sistema democrático se restablecía en Argentina con el discurso de Raúl Alfonsín.

Diego es propietario de una pyme que funciona en la ciudad, donde además formó una familia compuesta por su mujer y sus tres hijos: dos varones y una pequeña bebé.

Diego Martín Gómez, su esposa y sus tres hijos.

Próximo a cumplir 40 años, habló con LA CAPITAL sobre la vinculación que a lo largo de su vida ha tenido con esta fecha vital para la democracia de nuestro país.

“Yo siempre supe que nací el día que asumió Alfonsín en el gobierno cuando volvía la democracia, por eso siempre digo que nací con la democracia”, dijo.

Sin embargo, haber nacido en esa fecha no le produce “nada especial”, admitió. “Por supuesto conozco la historia, sé lo importante que fue, pero más allá de asociarla, no es algo que me haya cambiado mucho, aunque lo tengo presente”, contó.

No obstante, a fines de 2023 Diego festejará nada menos que 40 años de vida. “Es raro cumplir ese día, yo siempre los jodo a mis amigos y conocidos y les digo: ‘Yo soy la democracia’, porque justo coincide. Ellos se ríen, es un chiste recurrente. Está bueno cumplir el mismo día, no me cambia ni me produce algo en particular, pero le da otro sentido a la fecha de algún modo”.

“Alfonsín fue el mejor”

Graciela Mariana Conforti nació en Mar del Plata el día exacto en el que la democracia se restauraba oficialmente en Argentina de la mano de Raúl Alfonsín, sobre quien su familia siempre le ha dicho que fue “el mejor presidente que tuvimos”.

Casada, madre de dos hijos, abuela de un nieto y empleada de un almacén, Graciela lleva en la piel y en su Documento Nacional de Identidad aquel 10 de diciembre de 1983.

Graciela Mariana Conforti.

“De chica me acuerdo perfectamente que mi mamá asociaba la fecha de mi cumpleaños con la asunción de Alfonsín, porque nací el mismo día. Yo, en lo personal, a lo largo de mi vida, no sentí que me sucedería nada en especial con haber nacido ese día en particular. Sin embargo, mi mamá me decía que Alfonsín fue el mejor presidente que tuvimos, eso no me lo voy a olvidar nunca”, contó.

En su casa, durante su infancia, “no se hablaba mucho del tema” por motivos diversos, es decir, “no había mucho diálogo” sobre esos tiempos turbulentos en los que los años más oscuros de la historia argentina quedaban atrás y a fines de 1983 se restablecía el orden democrático en el país.

Sin embargo, Graciela deja entrever que siente cierto orgullo por la coincidencia entre aquella fecha histórica y su cumpleaños. Cada año, de algún modo, el vínculo está presente.

Este 2023, cuando la Argentina conmemore sus 40 años ininterrumpidos de democracia, con altibajos y dificultades, por supuesto, como en la vida misma, Graciela soplará sus 40 velitas en este mundo: “Me siento bien, me produce alegría llegar a esta edad. ¡Sobreviví!”.