Murió Carlitos Balá, ícono de la cultura popular
El animador infantil lideró el interés de los televidentes a principios de los años 60 y durante varias décadas, concitando la simpatía de chicos y grandes en cualquier presentación pública.
Carlitos Balá, el animador infantil que atravesó generaciones y se grabó a fuego en la cultura popular argentina, falleció a los 97 años.
“Estamos devastados pero unidos y así se fue él, con la familia unida y mucho amor”, afirmó la nieta en declaraciones formuladas a Teleshow, en las que precisó que el fallecimiento se produjo anoche.
Será muy difícil extirpar del habla popular de los argentinos frases como “¿Qué gusto tiene la sal?”, “Ea-ea-ea pe-pé”, “Sucutrule”, “Zazaza zazazá”, “¿Mamá, cuándo nos vamo’ ?” o “Más rápido que un bombero”, porque forman parte no solo de una identificación etaria; también se adecuan a determinadas situaciones en las que la complicidad de ideas se evidencia sin tener que dar más explicaciones.
Carlos Salim Balaá nació el 13 de agosto de 1925 en el barrio porteño de Chacarita, hijo de un inmigrante libanés y una argentina descendiente de croatas, comenzó realizando bromas y juegos de palabras a pasajeros de la línea 39 de colectivos urbanos, en parte para vencer la timidez y adquirir experiencia.
El animador logró numerosos éxitos en el rubro radiofónico, televisivo, cinematográfico, teatral y musical; se cansó de acumular premios Martín Fierro desde el principio de su actividad televisiva, además de una mención de honor en los Estrella de Mar, fue homenajeado en los premios Gardel y fue declarado “Embajador de Paz” en el Vaticano.
A mediados de la década del 50 del siglo pasado tuvo su primera oportunidad para demostrar su vocación por hacer reír a la gente y tras un casting con Délfor Dicásolo –titular de “La revistas dislocada”-, integró el elenco de aquel famoso programa humorístico, emitido por Radio Splendid -donde compuso un personaje muy nervioso que se ganó la simpatía de la audiencia-, y luego conformó un trío humorístico junto a Jorge Marchesini y Alberto Locatti, que no fue sino un trampolín para la elaboración de un estilo y su carrera individual.
En televisión trabajó en “La telekermese musical”, “El show de Antonio Prieto”, “El show de Paulette Christian”, “Telecómicos”, “Calle Corrientes”, “El show súper 9” y, ya como titular, se afianzó con “Balamicina”, “El soldado Balá” , “El flequillo de Balá”, “El clan de Balá”, “Balabasadas”, “El circus show de Carlitos Balá”, “El circo mágico de Carlitos Balá” y “El show de Carlitos Balá”.
Llegó a la pantalla grande con “Canuto Cañete, conscripto del 7”, “Canuto Cañete detective privado”, “Canuto Cañete y los 40 ladrones”, “¡Esto es alegría!”, “Brigada en acción”, “El tío Disparate”, “La carpa del amor”, “¡Qué linda es mi familia!”, entre otras películas, y su último filme, “Tres alegres fugitivos”, rodado en 1988.
En los últimos años realizó giras de circo por las provincias argentinas; en 2009 acompañó al payaso Piñón Fijo en su show y en 2011 participó junto a la conductora infantil Laura Franco en el espectáculo “Panam y circo” como invitado especial y, pese al paso de los años, adquirió un protagonismo inusitado.
Su discografía es más que abundante y curiosamente no surgió al principio de su carrera sino tan solo en 1971, con “El circus show de Carlitos Balá”, seguido por “El show de Carlitos Balá”, “Papá Balá”, “¿Y qué gusto tiene la sal?”, “Aquí llegó Balá”, “Un gestito de idea”, “Los éxitos de Carlitos Balá”, “Lo mejor de mi repertorio” y el más reciente “Las más lindas canciones de Carlitos Balá”, editado hace nueve años. Los éxitos de venta nunca le fueron ajenos.
Su vida fue reflejada en un libro, “Aquí Llegó Balá – La fabulósica vida de Carlitos”, escrito por Rubén Carrera, autotitulado “su fan número 1”, que recopila lo más significativo del artista, desde su niñez y primera juventud, su consagración como artista popular y la permanencia de su figura.