A pesar del estruendo que debe haber generado el disparo, ningún vecino del barrio Jorge Newbery se sorprendió. Inclusive, algunos de los que dialogaron con LA CAPITAL dijeron estar acostumbrados a oír tiros en la zona. Otros que no escucharon nada porque ya dormían. Ninguno sabía, ya durante la mañana de este jueves, que en la vivienda de Falucho 8690 el miércoles a la noche había muerto una policía tras recibir un balazo en la cabeza, y que por el hecho estaba detenido un compañero suyo de la fuerza, acusado entonces de “femicidio”.

En los últimos años, son numerosas las notas que este medio publicó acerca de la cantidad y el tipo de homicidios que se registran en la periferia de la ciudad, caracterizados en muchos casos por coincidir entre sus causas situaciones vinculadas al delito, la venta y el consumo de drogas y, sobre todo, marginalidad.

Precisamente por eso es que los vecinos parecen haber naturalizado ciertas condiciones de vida a las que, sin deberlo, se acostumbraron. Y es por ello, también, que los ciudadanos de la cuadra en la que se produjo el deceso de la policía Guadalupe Mena no se asombran al enterarse del caso a través del equipo de LA CAPITAL que llegó al lugar para cubrirlo. Han perdido entera la capacidad de sorpresa.

“Yo tengo 70 años y viví acá toda la vida. Eran terrenos baldíos antes. Pero hace tiempo que vino gente nueva y últimamente está complicada la situación. Siempre hay tiros y ruidos“, dice un hombre. Y agrega: “Anoche, cerca de las 9, vino la policía y cortó toda la cuadra. También había una ambulancia, pero no sé que pasó, la verdad”.

No son reticentes a responder los vecinos que consultó este medio. Tampoco es que les falte curiosidad. Simplemente no se asombran de lo ocurrido.

Una mujer que vive a sólo algunas casas de por medio que la vivienda de la familia de Fabián Vázquez, el aprehendido, directamente reconoce que ya dormía cuando se montó el operativo policial. “Yo me acosté temprano porque estaba cansada de la noche anterior, por la fiesta de Año Nuevo. Escuché algo de ruido pero seguí durmiendo”, señala.

Otro hombre que se mudó recientemente a una propiedad ubicada en la cuadra de Falucho al 8500 pasea con su hijo. “Yo soy nuevo acá, no vi ni escuché nada. Sé que estuvo la policía pero no sé por qué”, aclara.

Tres albañiles que refaccionan la fachada de una casa y que tampoco conocen lo que sucedió, sugieren ir en busca del dueño del inmueble, propietario de una verdulería ubicada a dos calles, en la avenida Colón. Al llegar, LA CAPITAL dialoga con la dueña.

“Yo vivo ahí pero estoy embarazada y como me sentía mal había ido al hospital. No estuvimos así que no sé que pasó”, describe la mujer. Y, al enterarse de la noticia a través de este medio, añade: “Sí, claro que los conozco a Fabián y a sus papás, son personas muy buenas. No lo puedo creer. Tiene que haber sido un accidente, es muy raro”, concluye.

Durante la recorrida, el mismo padecimiento en la búsqueda de información respecto del caso que se le presenta a LA CAPITAL le afecta a los policías de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) local, que recorren la zona en busca de datos. De civil, los agentes aplauden en la puerta de las viviendas y reciben escasa, casi nula respuesta.

“Estamos buscando testigos y personas que puedan declarar, pero no encontramos a nadie todavía”, dice uno de los agentes que pide mantener su nombre en reserva. Y finaliza el breve diálogo con una advertencia: “¿Ustedes están solos por acá? Tengan cuidado que es medio peligroso”.