Por Ramiro Melucci

Sin grandes frentes de tormenta en la gestión, Guillermo Montenegro se ocupó en los últimos días de pincelar la imagen de unidad que les mostrará a los dirigentes nacionales y provinciales de Juntos por el Cambio el día en que deba definirse la oferta electoral de Mar del Plata.

Lo más aproximado a ese objetivo se vio en el zoom con el que el partido de Graciela Ocaña, Confianza Pública, se presentó en la ciudad. Hubo referentes radicales, de la Coalición Cívica, la pata peronista y otros partidos que forman parte de la coalición que gobierna la ciudad. Los suficientes para que el intendente se ufanara de haber armado un equipo “plural y diverso” y ratificara la premisa de “cuidar la salud de los vecinos pero atendiendo también la situación de los sectores productivos y los comerciantes”.

La buena convivencia de esos sectores con las distintas vertientes del PRO, que también dijeron presente o se excusaron con buenos modos, augura, según entienden en el entorno del jefe comunal, una lista consensuada del oficialismo marplatense en las PASO.

El optimismo que emanan cerca del intendente también se palpa, en mayor o menor medida, en otros socios de JxC. Pero, al mismo tiempo, nadie deja de mirar para arriba, donde parece desplegarse un ring con al menos dos contendientes: Facundo Manes, que se lanzó ayer auspiciado por la UCR, y Diego Santilli, el elegido de Horacio Rodríguez Larreta.

“No se puede prever del todo lo que va a pasar en Mar del Plata sin saber cómo cerramos en provincia”, aclara un dirigente del PRO. “Hoy hay al menos dos listas en provincia y una en la quinta sección y en la ciudad”, parece discrepar otro, más convencido de que Montenegro logrará acordonar el pago chico más allá de lo que termine ocurriendo en la liga mayor.

La presentación del partido de Ocaña reunió a distintas vertientes de Juntos por el Cambio.

La proximidad del proceso electoral también llevó a la directora ejecutiva de la Anses, Fernanda Raverta, a sumar gestos públicos vinculados a su terruño. La audiencia pública por la urbanización de Villa Evita, a mediados de junio, fue el primero. La semana pasada añadió un encuentro con instituciones políticas y sociales para presentar el programa mediante el que podrán jubilarse las mujeres que se hayan dedicado a cuidar a sus hijos, más allá de que no tengan aportes suficientes. El zoom también pudo leerse en clave electoral: se conectaron todas las agrupaciones que reconocen a Raverta como jefa del Frente de Todos local.

La funcionaria aprovechó para introducir ejes discursivos con miras a la campaña, como el de la esperanza que brinda el avance de la vacunación contra el coronavirus. Si se observa bien, en rigor se puede anotar un tercer gesto relacionado con Mar del Plata, previo a aquellas dos apariciones públicas: el de la entrevista con el diario Perfil en que dijo que volvería a ser candidata a intendenta.

La trama principal del panorama electoral se completa con la posibilidad de que Gustavo Pulti arme un frente electoral con Florencio Randazzo. El ex intendente mira hacia adelante y asegura que trabaja para “Horacio Taccone 2023”. No deja de ser una novedad que no piense en candidatearse otra vez para intendente, pero los desafíos del momento son otros. Y es allí donde escasean las definiciones. Podría postularse a concejal, pero también a senador provincial o a diputado. Dependerá del rumbo que tomen sus conversaciones con Randazzo y de otro aspecto que considera central: la definición que Acción Marplatense tome el lunes 12 sobre la conformación de la alianza. “Todas las opciones, incluso la de no hacer ningún frente, siguen sobre la mesa”, desorientan cerca suyo, acaso para no presionar a los que dudan sobre los pasos que debe dar el partido.

Fernanda Raverta incrementa sus apariciones públicas vinculadas a Mar del Plata.

Las estrategias para las PASO se urden en un escenario que ganó en tranquilidad tras la vuelta de las clases presenciales. La pelea con el Gobierno bonaerense le había dado a Montenegro la posibilidad de congraciarse con el público que más reclamó la decisión. Pero acaso por no defraudarlo en el momento más esperado –el día del regreso a las escuelas– incurrió en el equívoco de no suspender las clases cuando a la ciudad le tocaba atravesar un temporal. Mientras aseguraba que el mal tiempo no había opacado el retorno a las aulas, buena parte de los alumnos no estaban allí, sino en sus casas. Con solo recorrer los establecimientos educativos se podía observar la limitada concurrencia. Sin mencionar que 30 secuelas resolvieron por su cuenta no abrir. No sorprendió, por lo tanto, que la determinación colectara más críticas que elogios.

A tono con los nubarrones de afuera, el Concejo Deliberante tampoco tuvo ese lunes la jornada más luminosa. La comisión de Legislación, presidida por la radical Cristina Coria, puso en tratamiento un pedido de Angélica González, de la Coalición Cívica, para repudiar declaraciones que el viceministro de Salud de la provincia, Nicolás Kreplak, había formulado 14 días antes, cuando todavía no había clases presenciales en Mar del Plata.

Al hablar de la ciudad, de Pinamar y de Bahía Blanca, el funcionario de Axel Kicillof había dicho que “son municipios que siempre han tenido un comportamiento de negar la pandemia, las medidas de cuidado”. La frase, destinada a tres distritos gobernados por Juntos por el Cambio, era una respuesta a las críticas que sus intendentes lanzaron tras el regreso de la presencialidad en el conurbano.

González promovió el rechazo de las declaraciones al interpretar que eran contra “los ciudadanos de General Pueyrredon”, cuando parecía evidente que aludían a los gobiernos municipales opositores. Los concejales del Frente de Todos verbalizaron en el acto un listado de expresiones poco felices de la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, que nunca fueron repudiadas en el Concejo. Y después de una discusión con Coria por el uso de la palabra dejaron sin quórum la comisión. González siguió la polémica en los medios: acusó a los kirchneristas de no saber convivir en democracia. Todo un exceso. Atribuible, como tantas otras cosas, a la cercanía del cierre de listas.

La reivindicación del cuerpo legislativo llegó cerca del fin de semana, con el dictamen de comisión unánime del proyecto de ordenanza para unificar a los guardavidas bajo la órbita del municipio. El amplio respaldo a la propuesta, que será aprobada en la sesión del jueves 15, obedece al acuerdo que logró Montenegro con los gremios y los concesionarios del sector.

La gestión local puede acreditar un cúmulo de iniciativas sancionadas por consenso. La que beneficia a los guardavidas se inscribirá en esa lista. Pero habría que asignarle un valor especial: no se recuerda otra tan reconocida, elogiada y hasta festejada por la oposición.