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Arte y Espectáculos 30 de junio de 2019

Miramar, el fútbol y la poesía, los ejes de la obra “Los días de la fragilidad”

En dos funciones, la pieza teatral subirá a escena el sábado 6 de julio en el complejo Auditorium. Llega con buenas repercusiones. Es la historia de dos personajes: una jugadora de fútbol y un poeta mudo.

Manuela Méndez en el personaje de una goleadora que sueña con un fútbol nuevo.

Autor y director coinciden en no tener idea sobre por qué “Los días de la fragilidad” es una obra de teatro que impacta entre el público. Logra lo que busca cualquier pieza de arte: modificar a quien la ve y la escucha.

“Cuando uno ve una obra, también ve la historia de cómo esa obra se hizo. Nosotros obramos con verdad, en todos los pliegues del trabajo. Y construimos la obra con deseo, con nada más. La gente ve eso. Y cuando eso sucede te emociona, algo te pasa, no salís indiferente”, asegura Fabián Díaz, director de esta obra teatral que llegará, por primera vez, a Mar del Plata.

Con autoría de Andrés Gallina, la historia presenta a dos personajes: ella, una jugadora de fútbol; él, un poeta mudo.

Ambientada en el invierno de la ciudad de Miramar y atravesada por la poesía, la pieza podrá verse el próximo sábado 6 de julio, en dos horarios: a las 17 y a las 20 en el Teatro Auditorium.

“No tengo idea (por qué gusta). Sí te puedo decir que las veces que la vi, porque en general me quedo afuera, la obra me hizo algo. La experiencia que se construye en la escena es como una suerte de pequeño ensayo sobre la fragilidad. Es conmovedor el modo en que Iván Moschner, Manuela Méndez, Fabián Díaz y Patricia Casares van cuidando y sosteniendo en escena ese hilo que está ahí, a punto de quebrarse”, apunta el dramaturgo, que ideó su obra en el marco de Panorama Sur, una residencia en Buenos Aires con dramaturgos y dramaturgas de Latinoamérica y España.

Moschner y Méndez encarnan al poeta y a la jugadora de fútbol, respectivamente, al tiempo que Casares es la encargada de la música en vivo.

“Los días de la fragilidad” se estrenó a mediados de 2018 en Capital Federal, con funciones que se realizan todos los domingos al mediodía. También “se hicieron un par de versiones semimontadas con otros elencos, en México y en Montpellier, Francia”, cuenta Gallina, en una entrevista con LA CAPITAL.

Y explica el universo de cada personaje: “Ella es una futbolista de un club de Miramar y todo lo que le pasa durante la obra está atravesado por el fútbol, incluso el amor. Sin embargo, la cosmovisión que tiene del fútbol y su modo de pertenecer a ese mundo está muy por fuera del mainstream, de los relatos de los medios deportivos y del fútbol hegemónico. No pareciera querer forjar una carrera como futbolista sino más bien construir nuevos modos de entender y habitar el fútbol. El viaje iniciático de ella es casi el de la invención de un fútbol nuevo”.

“El es mudo y también es poeta, un poeta que casi nadie lee pero que todos cantan, porque escribe las canciones de ese mismo club. Y el oxímoron que plantea el texto, justamente, es que el mudo no para de hablar: cómo suena la voz de ese mudo es un poco una pregunta que el texto le deja picando a la dirección y a la puesta en escena”.
Sobre estos dos personajes y sus recorridos algo marginales, Gallina explica: “Con respecto a ese estar en los bordes de los personajes, pienso que si eso pasa no es por carencia, más bien todo lo contrario: están al borde por exceso, por abundancia de deseo, por querer demasiado y también por decirlo todo”.

– ¿La obra supone unir dos universos aparentemente separados, la poesía y el fútbol?

– Gallina: Lo primero que publiqué fue un libro de poesía, que se llama Adela, y que cuenta la historia de una anciana en un geriátrico, sus días felices y también su muerte, que coincide temporalmente con la derrota de Argentina contra Alemania en el Mundial de Italia 90. Ahí ya estaban esos dos universos. Y siempre aparecen, espero yo, bastante alejados de la literatura futbolera, que es algo con lo que tengo un poco de prejuicio. Pienso que el fútbol y la poesía aparecen en los personajes como una especie de metafísica desde la cual se pueden leer todas las cosas del mundo. Por otro lado, la poesía y, en particular, la poesía que empecé a leer cuando empecé a escribir, mucho de lo que me inocularon amigas y amigos poetas marplatenses, incluyendo sus libros: Ana Porrúa, Gastón Franchini, Matías Moscardi, Luciana Caamaño, etc. Algunos pasajes de sus libros aparecen directamente robados. El corazón de la obra es Miramar, el fútbol y la poesía.

– ¿Por qué transcurre en Miramar?

– Gallina: Nací ahí y no me sale imaginar las obras en otro lugar. Todas empiezan con la misma didascalia: Invierno, Miramar, Provincia de Buenos Aires. Creo que en Los días de la fragilidad entran casi todos los relatos que arman mi educación sentimental. En principio, Miramar, que en general suele ser lo único seguro que tengo al empezar a escribir algo.