Milla 201: unos 500 buques aprovechan el vacío legal en aguas internacionales
Al límite de la Zona Económica Exclusiva local, barcos chinos y europeos deprendan el mar sin regulación. Prefectura informó cómo ejerce control marítimo y aclaró que los buques "hace tiempo no ingresan; el problema es su presencia". La solución dependería de acuerdos bilaterales.
Verdaderas “ciudades flotantes” formadas por más de 500 buques extranjeros se forman constantemente en el límite de la Zona Económica Exclusiva argentina, en la denominada Milla 201. Las embarcaciones, mayormente de bandera china, depredan el mar aprovechándose del vacío legal en aguas internacionales pero, ¿cómo se controla hoy esta problemática? ¿Cuántos ingresan al mar argentino? ¿Cuál es el impacto económico y ambiental?
La imagen de cientos de barcos con sus luces encendidas en altamar (para atraer cardúmenes de calamar) ha desatado en los últimos años una fuerte alarma entre las autoridades nacionales y también el malestar de muchos argentinos que creen que poco y nada se hace para controlar y revertir el daño que este saqueo ocasiona.
Para aportar datos certeros, la Prefectura Naval Argentina brindó precisiones y datos actuales a LA CAPITAL, en el marco de un taller dictado por el “Equipo de Trabajo Interdisciplinario para el Control de los Espacios Marítimos y sus Recursos” (EICEMAR), sobre la evolución que ha tenido el control marítimo en la última década y derribó un mito popular: los buques “en general no ingresan” al Mar Argentino, el problema está dado por su presencia en el límite. Una milla más o una menos no modifica el gran daño que están causando.
Desde hace más de tres años, un equipo interdisciplinario de la Prefectura compuesto por 30 abogados, analistas de inteligencia marítima, capitanes de guardacostas que operan en la Milla 200, comandantes de aeronaves, biólogos y demás profesionales están abocados a este tema y evalúan la situación integralmente, desde sus aristas políticas, económicas, ambientales y biológicas.
El Prefecto Mayor Sergio Almada, la Subprefecto Luciana De Santis Solla y el Jefe de Prefectura Naval Mar del Plata, Prefecto Mayor Rodolfo José Cattaneo.
El Prefecto Mayor Sergio Almada, profesor y licenciado en Geografía con orientación en Recursos Naturales, y diplomado en Políticas para el Futuro Sostenible del Mar, junto a la subprefecto Luciana De Santis Solla, abogada con especialización en Derecho del Mar, compartieron con este medio todo su conocimiento en torno a estas “ciudades flotantes” que ponen en jaque la soberanía nacional.
En primer lugar, ambos destacaron que la tecnología se ha convertido en un aliado estratégico de la fuerza. Prefectura cuenta con 5 guardacostas de 40 años de antigüedad para patrullar los 900 kilómetros de la Milla 201. Ejercer un control eficiente “cuerpo a cuerpo” en toda esta amplitud se volvió “una misión imposible”.
En 2014, mediante el sistema “Mira“, equipado en todos los guardacostas, se comenzó a detectar todo aquello que estaba en la zona, incluso la presencia de un barco que no estuviera emitiendo por el AIS, es decir, el Sistema de Identificación Automática que transmite la posición de un barco para que otros barcos estén al tanto de la misma y así evitar colisiones.
En ese sentido, muchas veces “se dice que los barcos chinos apagan el AIS para no ser detectados”, cuando en realidad China, como Estado, “no les exige a los barcos de bandera china tener este sistema”, aclararon.
En 2017, sin embargo, se dio un importante salto. Se desarrolló el Sistema Guardacostas, una innovadora plataforma tecnológica que integra fuentes de información y sistemas de posicionamiento geográfico para contribuir a la seguridad de los argentinos.
Sistema Guardacostas de la Prefectura Naval Argentina.
Desde allí, la radiografía de lo que sucede en la Milla 201 se volvió más clara. Hoy se identifica la presencia constante de unos 500 barcos (el 70% son de origen chino, otros de España, Portugal, Corea y otros países) que pasan en promedio cinco meses en el límite, se monitorea su actividad (si están pescando o no) y se conoce cuál es su ubicación exacta en tiempo real.
“No ingresan”
A diferencia de lo que la mayor parte de la población preocupada por esta problemática cree, “en general los barcos que están en la denominada Milla 201 no ingresan” a las aguas nacionales, desmitificaron los profesionales del equipo especializado de Prefectura Naval Argentina.
Los barcos “se acercan” para pescar principalmente calamar, abadejo y merluza, entre otras especies, debido a la riqueza ictícola de la zona.
“El problema en torno a esta flota no son los ingresos, sino su presencia afuera. Alrededor de 500 barcos afuera pescando especies migratorias durante 5 o 6 meses sin ningún tipo de plan de manejo ni regulación, es un problema”, indicó el prefecto mayor Sergio Almada.
No obstante, algunos barcos sí han ingresado. De hecho, Prefectura tiene registradas 80 capturas en los últimos años: el 90% habían ingresado apenas entre 1 y 2 millas. La mayoría de los capitanes, al prestar declaración, adujo no “no saber dónde estaba situado”.
La Milla 201 como tal no existe. Argentina tiene 200 millas y luego, más allá, es altamar donde rigen libertades de navegación y pesca para todos los Estados.
Desde Prefectura enfocaron el problema: “El impacto hacia el recurso que puede producir un barco que ingresa una milla es mínimo, comparado con el mismo impacto que, estando afuera, hacen 500 barcos. La gran problemática es producto de la presencia, no de los ingresos”.
De hecho, en los últimos años ha habido “un cambio de conducta importante” por parte de estos buques, que aunque no ingresen a la Zona Económica Exclusiva, depredan igual el mar.
“Los barcos de flota costera no se arriman a menos de una milla del límite, conocen las consecuencias. Sí a veces se acercan un poco más los buques arrastreros, pero al menos en el último año, no hubo ingresos”, coincidieron los representantes de EICEMAR.
La cuestión legal
Muchos de estos barcos llevan a tripulantes que “están hace meses a bordo en condiciones muchas veces infrahumanas”, aseguraron los expertos de Prefectura.
“Recorren miles de kilómetros por la riqueza ictícola, pero no bajan a puerto, hacen trasbordo en altamar y tienen tripulaciones con mano de obra esclava y trabajo forzado. Al hacerles un seguimiento, sabemos que hay centros clandestinos internacionales de este tipo de tripulaciones. Algunos hacen escala en África o el sudeste asiático porque es donde reclutan gente“, detallaron.
El primer problema legal en ese sentido, es que esa ilegalidad sucede en aguas internacionales, es decir, fuera de los límites de la ley nacional. Además, los buques nunca ingresan a los puertos argentinos.
Mientras los buques, por más que sean, estén fuera de las 200 millas, “no hay procedimiento posible” para Prefectura, dejaron en claro.
Pescar en altamar es una de las libertades a la que pueden acceder todos los Estados. En ese sentido, muchos hablan de la existencia de una “ilegalidad biológica”, ya que pescan sin captura máxima ni limitación, y de manera no regulada, pero -una vez más- en aguas internacionales.
De todos modos, destacaron: “Están del límite hacia afuera, pero perjudican igual”.
“Prefectura tiene autoridad para actuar sólo cuando los barcos ingresan dentro de la Zona Económica Exclusiva”, aclararon Almada y De Santis, y explicaron que “si ingresan, se envía a la unidad de asistencia de Prefectura o de la Armada Argentina”.
Por cierto, es fundamental que la prueba para determinar que están dentro de la Zona Económica Exclusiva sea técnicamente riguroso, pues “es la diferencia entre poder actuar o no, acorde a derecho”. Esa rigurosidad será determinante luego ante la Justicia.
Los buques, claramente, aprovechan este vacío legal. Desde EICEMAR advierten que un punto clave en ese aspecto es que “no existe en altamar para ningún Estado que no sea el Estado de bandera, un instrumento jurídico que permita una acción coercitiva sobre ese barco”.
Esto implica que, independientemente de que haya “ilegalidad biológica” y se saquee indiscriminadamente el recurso, Prefectura “no tiene jurisdicción ni autoridad” si eso ocurre en aguas internacionales, así sea a solo una milla de la Zona Económica Exclusiva.
El problema, según han investigado, se repite en varios sectores del mundo donde la riqueza ictícola atrae a buques de pesca.
“Una vez que se constata que un buque ingresa, puede decirse que hay una infracción”, remarcaron los prefectos y subrayaron esa última palabra, pues la pesca ilegal “no es un delito”, sino una infracción.
El delito se configura cuando, una vez que se le da la orden a un buque de detenerse y acatar la autoridad, se rehúsa a hacerlo. Si desobedece, ahí sí se puede establecer la existencia de un delito y requerir la intervención judicial.
Persecuciones en altamar
En base a su experiencia, Prefectura tiene en claro que por más que la infracción o el delito ocurra en el mar, el accionar “no es diferente” al que sucede en tierra.
En ese sentido, en más de una oportunidad se han generado peligrosas persecuciones en altamar, con embarcaciones de la fuerza siguiendo a buques que habían ingresado a pescar en aguas nacionales.
De hecho, el artículo 11 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar establece el “derecho de persecución” y permite seguir a los buques en altamar, sin límite geográfico para esa acción, aunque sí existe un protocolo estricto. El uso de la fuerza en el mar está regido por los mismos derechos y principios que en la calle.
De todos modos, un límite en este sentido es que las fuerzas de seguridad “no pueden abordar el buque” detectado pescando ilegalmente, es algo que no está permitido a nivel internacional.
Sin embargo, en parte, el paradigma cambió en 2016. Sucedió luego de que el buque chino Hua Li 8, que pescaba sin permiso en nuestra Zona Económica Exclusiva, fuera detectado por el guardacostas Thompson. Al perseguirlo, el uso de la fuerza escaló y la persecución se tornó peligrosa. De hecho, se ordenó cesarla para no poner en riesgo la vida de los tripulantes. Luego se logró que la Justicia Federal pidiera su captura internacional, algo que habitualmente no sucedía. Interpol emitió un alerta y el buque fue capturado en Indonesia. Ese hecho marcó un precedente histórico que cambió el paradigma.
“En base a este tipo de órdenes de captura los buques saben que no podrían seguir operando en otros puertos. Esto ha cambiado la actitud de los buques. Por eso hoy no se arriesgan, no se acercan, se mantienen al límite”, dijo la subprefecto y abogada Luciana De Santis, quien aseguró que en los 900 kilómetros bajo custodia “en el último año no ingresó ningún barco, es algo que ya prácticamente no sucede, contrario a lo que mucha gente cree”.
La solución
Hoy por hoy, advierte Prefectura, el problema excede a la jurisdicción y el marco legal de la República Argentina. La solución parece estar en la línea de los acuerdos internacionales.
Los especialistas de la fuerza coinciden en que “lo que podemos hacer para el resolver el problema, está afuera y debe estar en un marco de legitimidad internacional”.
Entre distintos proyectos impulsados por diferentes sectores y propuestas para abordar el problema, Prefectura apuesta a los “acuerdos bilaterales” para buscar controlar la pesca en la Milla 201.
Hay algunos “casos positivos”, como fue el Acuerdo de la Organización Multilateral de Comercio (OMC), un proceso de once años en el que se lograron avances.
“Hay que apostar al acuerdo de la OMC, por ejemplo en lo que corresponde a la quita de subsidio a estos barcos”, comentaron.
Asimismo, existen acuerdos sobre biodiversidad que abordan el “saqueo indiscriminado” de los recursos naturales, aunque para ello es clave seguir profundizando el análisis de las artes de pesca utilizadas y las toneladas de especies capturadas, sobre lo cual no hay información precisa.
“Realmente no hay certezas en torno al perjuicio económico. Se habla de cifras exorbitantes de miles de millones de dólares de pérdida para Argentina, pero son estimaciones que en muchos casos no tienen una fuente fidedigna, muchos medios cortan y pega”, aseguraron.
De todos modos, la pérdida económica y el impacto sí puede verse en la exportación, cuando las empresas nacionales de pesca encuentran el mercado internacional saturado de los mismos recursos, aunque obtenidos en condiciones totalmente irregulares.
La solución parece estar fuera del alcance nacional, pero sí requiere de acuerdo bilaterales en los que Argentina trabaja activamente.
Tecnología de control que facilita el patrullaje
Hace años quedó evidencia que la sola presencia de los guardacostas de Prefectura Naval Argentina en el límite de la Zona Económica Exclusiva no es suficiente para controlar el saqueo de los recursos naturales.
La fuerza desarrolló en primer lugar el Sistema Guardacostas, que integra fuentes de información y sistemas de posicionamiento geográfico para contribuir a la seguridad de los argentinos. El sistema ha ido perfeccionándose en los últimos años y hoy resulta de gran utilidad.
En simultáneo, Prefectura está trabajando con inteligencia artificial, básicamente en lo que se denomina aprendizaje automático.
En base a esta tecnología, de toda la flota de alrededor de 500 barcos que se observa en el Sistema Guardacostas, se logra discriminar qué barcos están pescando y cuáles no.
Ese filtro se realiza automáticamente con inteligencia artificial, a través de las condiciones dinámicas del barco, como la velocidad, el rumbo y los movimientos en general, lo que permite establecer qué buques están pescando.
Hoy por hoy, el Equipo de Trabajo Interdisciplinario para el Control de los Espacios Marítimos y sus Recursos (EICEMAR) busca “ir más allá” y saber también qué tipo de arte de pesca utiliza cada embarcación.
“El Sistema Guardacostas nos da un buen panorama de toda la situación. Eso permite que no sea necesario estar físicamente en los 900 kilómetros de la Zona Económica Exclusiva, aunque la presencia es importante. Para efectivizar una captura de un buque que haya estado en la zona de pesca, debe haber un guardacostas y el sistema permite direccionar a la unidad donde podría haber un posible ingreso”, explicó el Prefecto Mayor Sergio Almada.
De todos modos, aclaró que el patrullaje en esa zona es tan solo una de las funciones de Prefectura, que ejerce el control marítimo en todo el mar y los ríos de Argentina.
“Cada año, además, Prefectura labra 200 infracciones de pesca a la flota nacional que opera en aguas nacionales o provinciales”, aclaró Almada y señaló que “la tecnología aplicada al control facilita los patrullajes”.