Mercedes Morán: “Siento la libertad del personaje, pero siendo yo misma”
La actriz recorre el país con el unipersonal "Ay, amor divino", que estrenó en Mar del Plata. Por estos días se la puede ver en el teatro porteño Maipo.
Mercedes Morán en plena actuación. Foto: Télam.
La actriz Mercedes Morán realiza el unipersonal “Ay, amor divino”, en el que bajo dirección de Claudio Tolcachir recorre aspectos salientes de su vida en un papel en el que se atrevió a dejar de lado el personaje para encarnar a la actriz y que recorre con frescura y humor.
“Esta obra me dio la posibilidad de despojarme de cualquier personaje con los que siempre me he protegido arriba del escenario y sentirme cómoda desde mí”, cuenta Morán en charla con Télam sobre la diferencia de este con otros trabajos.
“Cuando arranqué sentí que estaba tomando muchos riesgos, porque pongo en juego relatos orales sobre mi vida, todo un viaje a la infancia y también por la relación que establezco desde arriba del escenario con el público donde de algún modo queda derribada la famosa cuarta pared”.
Buscando en su propia vida como un arqueólogo, Morán desenterró cosas de su infancia, de su pueblo de Concarán en San Luis, su madre, el ambiente rural, las entonaciones del lugar, sus primeros amores infantiles, la adolescencia, la mudanza a Buenos Aires, secuencias de la juventud y la adultez y un afectivo recuerdo de su padre.
“Puse todo esto a disposición de Claudio (Tolcachir) y le pregunté si se podía convertir en un hecho teatral, a partir de ahí empezamos a darle una forma dramática, arrancamos los ensayos y llegamos al estreno, pocos días atrás”, cuenta la actriz, famosa por papeles de gran popularidad como la Roxy de “Gasoleros” u otros más complejos como los realizados para el cine bajo dirección de Lucrecia Martel en “La ciénaga” y “La niña santa”.
“Me parece que lo que logramos con Claudio -agrega- fue que convertimos este material personal, íntimo, en algo muy universal que permite que todo el mundo haga su viaje mientras yo hago el mío”.
Morán, que en el último Festival de Cannes presentó junto al realizador chileno Pablo Larraín el filme “Neruda”, donde hace de la segunda esposa del poeta, dice que una de las claves para acercarse a materiales que en su momento pudieron haber sido dolorosos fue el humor.
“Detesto la solemnidad y me hubiera dado mucha vergüenza sonar solemne en alguno de estos episodios”.
Consultada sobre la novedad que aporta este trabajo, donde además de actriz aporta el libro y la historia, Morán dice que es atreverse a hacer cosas que antes solo le permitían los personajes.
“Soy una persona muy tímida y haber estado metida en otra mujer a través de un personaje fue lo que me posibilitó siempre atreverme a correr algunos límites que quizás de otro modo no hubiera podido y lo interesante acá es poder sentir esa libertad y comodidad que me venía del personaje pero siendo yo misma. Creo que a esta altura de mi carrera sentí la necesidad de ver si podía romper ese límite y sentirme cómoda arriba del escenario siendo yo misma”, explica.
Morán dice que las narraciones que cuenta sobre el escenario “son todas historias que tenía muy presentes, que he ido relatando oralmente a lo largo de mi vida y para gente cercana, más algunas otras en las que he reflexionado sobre mi vida que al escribirlas quise elevarlas a nivel dramaturgia”.
“Ay, amor divino” se ve los viernes a las 21, los sábados a las 20.30 y los domingos a las 19.30 en el teatro Maipo (Esmeralda 443, Buenos Aires).