El menor de 17 años que fue apuñalado en el barrio Libertad tras intentar cometer un robo en una casa es ampliamente conocido en el Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil por su reincidencia y porque su vida parece absorbida por el delito.

Aun cuando la primera versión de los hechos refería a que los damnificados del robo habían sido quienes le causaron las heridas, luego trascendió los agresores podrían haber sido otras personas del barrio, ya cansadas de sus aventuras.

Horas más tarde se estableció que el adolescente -en convalecencia en el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA)-, estaba con captura en una causa del mes de marzo, con arresto domiciliario no respetado y con una acusación por un nuevo robo, esta vez cometido el 7 de abril contra un repartidor.

“Es un menor con alta conflictividad”, dijo una fuente judicial a este medio, lo cual explicó el agotamiento de un sector del barrio Libertad contra sus acciones.

Lo que se conoció de lo ocurrido en las últimas horas fue que el adolescente intentó introducirse en una vivienda de Santa Cruz al 9600 al subirse a un paredón de 2 metros, pero fue avistado por un vecino de 45 años. Este hombre logró retenerlo y en momentos en que se aprestaba a pedir ayuda o llamar a la policía, el menor le efectuó un corte en una pierna y escapó.

Todo esto ocurrió en horas de la tarde del lunes y por la noche, pasadas las 21.30, se produjo su ingreso en la guardia del HIGA con una herida punzocortante en el torax. Si bien en principio trascendió que había sido en la misma secuencia de su ingreso en la casa de calle Santa Cruz, luego se descartó. Es que tras lesionar al vecino huyó hacia un asentamiento cercano y allí fue donde, bajo circunstancias que se desconocen, fue apuñalado.

Los datos filiatorios que obtuvo el HIGA encieron el alerta en el Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, ya que existía un pedido de captura por un hecho del mes de marzo. En ese expediente, se le había concedido un arresto domiciliario pese a la negativa del fiscal Walter Martínez Soto.

Averiguaciones efectuadas por LA CAPITAL aseguran que el menor pertenece a una familia trabajadora y que incluso sus padre lo dejaban encerrado, con rejas y puertas trabadas, para evitar que saliera. Así y todo, lograba hacerlo, y uno de los días que lo consiguió fue el 7 de abril, cuando le robó una mochila con 500.000 pesos a un repartidor de mercadería en Bailey al 200.

La cantidad de expedientes que se han abierto por sus delitos son numerosos y provienen desde su etapa de no punible. En los informes se destaca que no cursaba ningún estudio, que tenía un consumo problemático severo de estupefacientes y que solía juntarse con adultos vinculados al mundo del delito.

Por el momento proseguirá en el HIGA hasta su recuperación y luego será trasladado al Centro Cerrado de Batán, donde afrontará los tres procesos penales activos.