Mató a su madre y a su hermana y quiso prender fuego la casa
El doble crimen, de estremecedoras características, se produjo en una precaria vivienda ubicada en Triunvirato al 800. El autor se entregó en la comisaría primera y quedó detenido.
Cuando los bomberos arribaron a la precaria vivienda del barrio Villa Lourdes se encontraron con un incendio mínimo. Casi inexistente. No se sorprendieron, pues al día son múltiples los focos ígneos sin consecuencias que se producen en inmuebles de este tipo, en distintos sectores de la ciudad. Presumieron, pues, que el trabajo que los esperaba sería simple y rápido, pero al ingresar en la propiedad descubrieron el horror: los cadáveres de una mujer de 45 años y de su hija de 9 yacían en distintos sectores, mientras una columna de humo crecía en la cocina. No eran víctimas del fuego ni de la intoxicación con monóxido de carbono, sino de un demencial ataque a puñaladas cuyo autor acabaría por entregarse más tarde en la comisaría primera, en pleno centro de la ciudad.
El caso que este mediodía conmocionó Mar del Plata comenzó cerca de las 12, aunque en la zona se empezó a juntar gente una hora después, tras la partida de la autobomba y la llegada de la policía. También cuando los investigadores, encabezados por el fiscal Leandro Arévalo arribaron al lugar. Para ese entonces, todos sabían que en la casa de Triunvirato al 800, a menos de 15 cuadras de la gruta, se había cometido un doble homicidio. Los vecinos, violentados, se sondeaban entre sí para saber más datos. Algunos esbozaban nombres de posibles culpables, hasta que se confirmó de parte de los familiares de las víctimas cómo había sido todo.
De acuerdo a esa información y a la propia reconstrucción hecha por la fiscalía, Laura Verónica Sánchez había amanecido, como todos los días, en la casa que habitaba junto a su pareja. Ambos vivían allí con el hijo de él, el de ella y Zoe, la niña. Alrededor de las 11, el primero de los jóvenes y su padre se retiraron del lugar, por lo que la menor, su hermano Matías Paz de 23 años y su madre se quedaron solos.
Lo que ocurrió luego es justamente lo que deberá determinarse a través de una pesquisa. Entre ese momento y el de la llegada de los bomberos, según algunos vecinos, no se escucharon ruidos extraños. Según otros, sí. Gritos. Aunque nadie se imaginó que poco después la mujer y la menor aparecerían muertas, y mucho menos que el principal sospechoso de asesinarlas iba a ser el propio hijo y hermano de ambas, respectivamente.
Trascendió, conforme indicaron las fuentes que consultó LA CAPITAL, que ambos cuerpos presentaban heridas cortantes y que, luego de apagar las incipientes llamas, los bomberos hallaron en el piso del inmueble un cuchillo con manchas hemáticas. Ese fue el principal indicio de que el autor del doble crimen posiblemente había intentado prender fuego la casa para evitar ser descubierto.
Lo cierto es que se montó un veloz operativo y para el personal de la comisaría tercera y los miembros de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) no fue difícil establecer la identidad del sospechoso: Matías Nahuel Paz. Cerca de las 14, el joven ya estaba detenido, luego de que se presentara en la seccional primera por sus propios medios y tratara de explicar que no había sido el asesino.
Nadie le creyó. A simple vista se le veían los restos de sangre en las manos y rápidamente se descubrió, a través del sistema informático, que tiene antecedentes penales por los delitos de “portación de arma de uso civil”, “encubrimiento”, y el más relevante de todos para esta pesquisa: “violencia familiar”. No obstante, se supo que esos episodios previos de violencia no estuvieron dirigidos a las víctimas del crimen.
En ese marco, el fiscal Arévalo citó al acusado a declarar en Tribunales, diligencia que podría producirse en horas de la mañana del jueves. Mientras tanto, el investigador aguarda los resultados de las autopsias a los cadáveres y de los peritajes realizados por la Policía Científica en la vivienda. También solicitó a los efectivos intervinientes que tomen declaraciones testimoniales que analizará en los próximos días para esclarecer el conmovedor hecho y determinar en que circunstancias se produjo y cuál fue el móvil.
Consternación
Los vecinos del barrio Villa Lourdes se lamentaron por el doble crimen ocurrido. Algunos sufrieron más que otros, por ser familiares de las víctimas y vivir en las inmediaciones del lugar. “¡Mató a mi sobrina!”, gritaba entre lágrimas un hombre que, a juzgar por la ropa que llevaba puesta, desempeña tareas como filetero en alguna de las fábricas del puerto. Su madre, y por ende la abuela de la menor, sufrió casi en simultáneo una descompensación por la que la policía llamó una ambulancia que nunca llegó. “Menos mal que no está grave, si no se moría”, protestó por eso otro de los habitantes del barrio.
También hubo instantes de tensión, cuando una mujer increpó a otras dos al escuchar que hacían comentarios sobre el caso y la violencia en la zona. “¡Las voy romper todas, les voy a prender fuego la casa, vayansé de acá que ustedes no son familiares! ¿Qué tienen que hacer acá?”, las amenazó luego de insultarlas.
Fue en ese momento que arribó al sitio otro joven, quien rompió el llanto al enterarse de la noticia y debió ser trasladado a otro sector de la cuadra por su novia, quien logró consolarlo hasta que recobró la calma.
Un hombre de alrededor de 70 años, quien vivió toda la vida en la zona y que no prefirió no dar su nombre, le dijo a este medio que “en los últimos años se perdió la tranquilidad en este barrio”. Con voz pausada y sin ánimos de polemizar ni cuestionar a sus vecinos, explicó que el crecimiento de un asentamiento en ese sector de la ciudad y de otro en las inmediaciones trajo consigo el aumento de los problemas de convivencia vecinal, el consumo de droga y la delincuencia.
Otro testigo, unas tres décadas menor, ratificó sus dichos, aunque de forma más directa: “Yo me crié acá, siempre enfrente de esta casa. Ahí vivía una familia de laburantes hasta que los echaron, después vino otra familia que le terminó por vendérsela a esta gente, que tiene parientes en la villa de Vértiz, y empezaron a venirse todos para acá. Ahora es un peligro este lugar”.