De no producirse un milagro, la próxima semana, en la vuelta de la Copa Libertadores, Martín Brignani dirigirá a Estudiantes de Mérida frente a Alianza Lima de Perú desde su casa en Mar del Plata.

El marplatense volvió a su ciudad en mayo, en el contexto de la pandemia por el coronavirus. Y todavía no pudo regresar a la ciudad venezolana más futbolera de todas, donde Brignani supo conseguir lo que pocos: ser campeón como jugador y como técnico.

Martín, que con los cortos puestos integró el equipo que festejó en 2002, se dio el gusto de ganar el Apertura del año pasado y clasificar para la Copa Liberadores.

Después de estar dos meses encerrado en el hotel donde vive en Mérida, una gestión de la Embajada Argentina en Venezuela le permitió volver a su ciudad natal en un vuelo de repatriados en mayo.

“Nunca imaginé que no iba a poder volver” cuenta Martín en diálogo con LA CAPITAL.

“Allá el equipo volvió a los entrenamientos el 1 de julio pero no pude volver porque los aeropuertos de Venezuela siguen cerrados. Y tampoco puedo entrar a por las dos fronteras que son a través de Colombia y Brasil. Porque el aeropuerto de Bogotá también está cerrado y los vuelos internos en Brasil de San Pablo a Boavista están cancelados”, contó sobre las dificultades para reintegrarse al trabajo.

“Por suerte el presidente del club entiende la situación. La verdad que se ha portado genial conmigo. Inclusive estamos hablando para renovar el contrato por otros dos años”, aseguró quien surgiera como enganche en San Lorenzo de Mar del Plata.

Desde el 1 de julio Brignani comanda a su cuerpo técnico a la distancia. Ellos, todos venezolanos, son quienes trabajan en el campo y quienes firmarán la planilla el próximo miércoles, cuando Estudiantes reciba a Alianza Lima por la tercera fecha del Grupo F de la Copa Libertadores, el que también integra Racing Club.

“Voy a comunicarme por una línea abierta con mis compañeros durante el partido pero con respeto, porque ellos son los que van a estar en la cancha y van a ver cosas que uno a la distancia no ve”, entiende.

Así como entiende casi imposible regresar a Mérida antes del partido con Alianza Lima, Brignani espera de todos modos poder resolver su situación para los próximos partidos.

Y hasta llegó a pensar en comunicarse con la gente de Nacional de Montevideo, que debe visitar a Estudiantes el 22 de septiembre, para ver si puede viajar con el plantel uruguayo a Venezuela. “Suena loco pero por ahí se puede dar. No se, es algo que se me ocurrió en estas últimas horas”, confiesa.

Al margen de la Copa, el campeonato venezolano comenzará el 15 de octubre. Y el panorama más pesimista incluye reencontrarse con su equipo el 21 de octubre, cuando Estudiantes visite a Racing en Avellaneda por la última fecha de la fase de grupos de la Copa.

“Espero poder viajar antes. Si se abre Bogotá internacionalmente, los vuelos internos en Colombia están funcionando y ahí puedo llegar”, se ilusiona.

“Uno espera como técnico la posibilidad de dirigir una Copa y me agarra una pandemia”, se lamenta Brignani.
Al momento de la interrupción del torneo por el coronavirus, Estudiantes había debutado con una ajustada derrota como local ante Racing (1-2) y había perdido por la mínima diferencia en su visita a un grande del continente como Nacional (0-1).

El miércoles, frente a Alianza Lima, Brignani intentará aportar a la distancia para que los suyos comiencen a sumar en esta atípica Copa Libertadores.