Marilyn Monroe: rescatando a la poeta que se abrió paso entre las sombras de Hollywood
Marilyn Monroe es recordada como actriz, ícono sexual de mediados del siglo 20, modelo y cantante. También por sus amoríos con personajes como el deportista Joe Di Maggio, el escritor Arthur Miller, el secreto romance con el presidente J.F. Kennedy, entre otros. También por los escándalos por su adicción al alcohol y barbitúricos. De chica soñó con ser actriz de Hollywood y llegó a ser el centro de atención durante gran parte de su vida. Pero en su intimidad, lejos del glamour, cultivaba un intelecto prodigioso y profundo. Lectora voraz y escritora de poemas que fueron comparados con los de Sylvia Plath.
Por Dante Galdona
La rubia de oro siempre fue centro de atracción por su extrema belleza y sensualidad, pero un aspecto poco conocido es el de su costado de escritora. Al influjo de una triste y atormentada vida, maceró en su alma el germen de la sensibilidad poética.
Entre las luces y los flashes de reporteros, entre el poder de la fama y la política, una grieta se abrió paso para que Marilyn garabateara en cuadernos y papeles sueltos algunos versos de una calidad propia de una poeta de raza, como si fuera algo a lo que hubiera dedicado toda su vida.
Nunca vio la publicación de sus poemas, ya que estos fueron descubiertos veinte años después de su muerte, en 1982.
Su afición a la literatura es un poco más conocida, más allá de lo que parece haber sido parte de su karma: ser la esposa de alguien, o de Arthur Miller, o la amante de Kennedy, o la amiga de Truman Capote. Se sabe que prefería quedarse a leer en su casa que salir a fiestas, aunque el glamour y las galas fueran los lugares en los que el mundo la requería. Autores como el clásico ruso Dostoievski, el minimalista Hemingway, el beat Kerouac, el disruptivo Joyce (se jactaba de haber terminado de leer Ulises, una deuda que tienen varios escritores de renombre), y el clásico Walt Whitman, formaban parte de su biblioteca.
A mediados de los años 50 se apuntó a un taller literario. Lee Strasberg, el fundador de la escuela de teatro en la que Marilyn se formó, Actor’s Studio, heredó por decisión de la actriz todos sus objetos, entre los cuales había dos cajas con sus escritos y que quizá quisieron mantener ocultas. Pero ese secreto salió a la luz cuando la viuda de Strasberg las encontró mientras revisaba los objetos personales de su marido.
La editorial Seix Barral hizo una publicación de estos textos en el año 2010 bajo el nombre de “Marilyn Monroe, Fragmentos”. De esa edición no se consiguen copias, salvo en algunas librerías de usados, pero quienes tienen alguna la guardan como un tesoro.
Quizá uno de los mejores poemas que se le hayan dedicado es el de Ernesto Cardenal (ver recuadro). Bob Dylan y Elton Jhon también la homenajearon. Si quisiéramos leer una biografía de Norma Jeane Mortensen, tal su nombre original, no alcanzaríamos el núcleo de su infinito mundo interior. Todo esto representa lo que otros vieron en ella, con mayor o menor subjetividad. Para alcanzar un cierto grado de exactitud en el descubrimiento de la rubia pop conviene leerla en primera persona, a través de sus poemas, cartas y textos sueltos.
El contraste entre esa vida de lujos y su dolorosa infancia puede leerse así:
Canción triste
Tengo una lágrima colgando
sobre mi cerveza
que no termina de caer.
Está mal que
me sienta morir
cuando contemplo lo que he vivido.
Un mínimo alivio
a tamaño dolor
sería suficiente
como clavo ardiente
al que agarrarme.
Es estupendo estar vivo.
Me dicen, sí, que soy afortunada
por estar viva.
¡pero es tan difícil sentirlo
cuando todo
me hace daño!
Sobre esta contradicción ronda gran parte de sus poemas. Las humillaciones de su vida la llevaron a coquetear con la idea de la muerte. En casi todas sus poesías aparece la niña que vivió entre orfanatos, que fue violada y que nunca encontró paz en un mundo hostil. Su profunda depresión se advierte en estos poemas.
Ayuda
Me hace falta mi ayuda
para salir del pozo,
mi ayuda y la de nadie más.
Me hace falta mi ayuda
y siempre me la niego.
Hoy
Hoy no tengo ninguna
preocupación,
hoy respiro aire libre
al aire libre,
hoy no sufro
por el amor de nadie
ni recuerdo a la niña
humillada que fui,
hoy soy feliz,
hoy quisiera estar muerta.
Miedo
Tengo tanto miedo a que no me quieran
que cuando me quieren
sólo soy capaz de pensar
en el instante
cercano o lejano
en que dejarán de quererme.
Las consecuencias psicológicas de una vida signada por la violencia patriarcal, los abusos de todo tipo y su posterior encasillamiento en el rol de rubia tonta y sexy no hicieron más que exacerbar su incapacidad de comprender el mundo que la rodeaba, y a su vez anclar en su psique un profundo sentimiento de impotencia y una autopercepción en extremo negativa.
Vergüenza
Qué vergüenza tener treinta años
y ser una niña asustada.
Qué vergüenza que todos me miren
y tener ganas de llorar.
Qué vergüenza los periodistas
preguntándome cosas
y que yo no recuerde
ninguna de las cosas inteligentes
que aprendí para responderles.
Qué vergüenza esta máscara
de hermosa rubia tonta
que tapa mi verdadero rostro
de tonta rubia tonta.
Tal como soy
Soy hermosa por fuera,
pero horrible por dentro.
Por eso me avergüenza
mirarme en el espejo
y en los ojos de los demás.
Temo que me vean
desnuda
todo mocos y llanto.
Tal como soy.
De su relación con el presidente Jhon Fitzgerald Kennedy, en la cima del poder mundial, en épocas de turbulenta política internacional, lo que más se recuerda es el momento que le canta el Happy birthday, donde se dice que le susurró que dejara a su esposa, Jacqueline Bouvier, para finalmente convertirse en primera dama. Se la veía radiante y feliz, nadie imaginó que esa sería la última aparición pública de la hermosa blonda.
Ideas locas
Mi cabeza nunca está vacía.
Las ideas locas siempre
danzan en ella.
Por eso tengo miedo,
por eso estoy
siempre asustada.
Miedo de hacerle burla
a esa señorita tan seria,
al señor presidente.
Miedo de lanzarme de pronto
sobre el marinerito que pasa
y revolcarnos los dos sobre el césped
de Central Park
o directamente sobre la acera.
Murió en circunstancias que generaron polémicas. Un probable suicidio al que tiempo después se le sumó la idea conspirativa de asesinato o sobredosis. A su modo, nunca dejó de pedir ayuda y de avisar de su ideación suicida.
Único deseo
Socorro, socorro, socorro.
Siento que la vida
me está acechando
cada vez más cerca
y yo lo único
que deseo
es morir.
Puentes
Me gustaría estar muerta.
Me gustaría no haber existido.
Me gustan los puentes,
especialmente el Brooklyn,
tan tranquilo a pesar
del rugido de los automóviles
debajo de los pies de los transeúntes.
Pero no hay ningún puente feo.
Quizá alguno no demasiado alto.
Oración por Marilyn Monroe
por Ernesto Cardenal
Señor recibe a esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de Marilyn Monroe,
aunque ese no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.
Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia (según cuenta el Times)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso…
Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox.
El templo -de mármol y oro- es el templo de su cuerpo
en el que está el hijo de Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.
Señor
en este mundo contaminado de pecados y de radiactividad,
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda
que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos,
el de nuestras propias vidas, y era un script absurdo.
Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esa Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.