Marcela Tarifeño: “La exposición más brutal es cantar, porque mostrás todo lo tuyo, sin filtro”
Doce canciones clásicas están contenidas en "The look of love", su primer disco solista que apareció por empujón de su amigo Angel Moutafián. Se siente identificada con el jazz: la vida y el país le enseñaron a improvisar.
Habla de la comunión del canto, del componente espiritual, de la inmanencia del alma. Y no es que se trate de una filósofa o de una religiosa propiamente dicha. O quizá sí. Acaso la definición de cantante abarque esas otras esferas que se ponen en juego al momento de ejecutar su propio instrumento musical: la voz.
Mujer alegre, Marcela Tarifeño se muestra plena. Este viernes en la sala Melany (San Luis 1750) a las 21 presentará su primer disco solista de jazz, titulado “The look of love” (“La mirada del amor”).
Disco solista a medias, podría pensarse, porque está sostenida por un gran número de músicos que la acompañaron en este proyecto independiente y que volverán a hacerlo en vivo, sobre el escenario.
Se trata de un seleccionado, dice ella: Angel Moutafián (guitarras), Daniel Fernández (teclados), Alfredo Facciolo (bajo), Javier Puyol (batería) y como invitados estarán Fernando Waiman (percusión) y Eduardo Palomo (piano).
Después de varias décadas de cantar, no había sentido la necesidad de plasmar en un disco físico su voz. Ella lo explica sin dejar de sonreir: “Este disco nació de un empujón que me dio mi amigo Angel Moutafián, guitarrista que me acompaña ya hace más de dos años y también el productor musical del disco”.
“Yo nunca lo había pensado, para mi ya estaba con subirme a un escenario a cantar, ni a palos se me había ocurrido”, sigue.
-¿Y por qué no?
-No se me había ocurrido y creo que tiene que ver con mi forma de ser. No soy planificadora, no hago jazz porque sí. El jazz tiene que ver con mi personalidad. La forma de expresión que elegís tiene mucho que ver con tu interior. Y yo soy una improvisadora. Me gusta mucho vivir así, vivo mucho el momento, vivo mucho el presente. Si bien tengo una perspectiva, la vida y este país me enseñaron que cuanto más planificás más posibilidades tenés de vivir con una frustración permanente. Entonces le encontré la vuelta a la vida desde ese lugar.
“Sos lo que cantás”
En “The look of love” están contenidas doce canciones: Little Boy Blue (Tom Waits), Don´t let me be lonely (James Taylor), This Masquerade (Leon Russell), Skylark (Johnny Mercer- Hoagy Carmichael), Moon Blue (Stevie Wonder), Stella by Starlight (Victor Young), Cry me a river (Arthur Hamilton), Speak Low (Kurt Weill- Ogden Nash), My Funny Valentine (Richard Rodgers- Lorenz Hart), It Could Happen to you (Jimmy Van Heusen- Johnny Burke), The look of love (Burt Bacharach- Hal David) y You´ve got a friend (Carole King). Todas en inglés, el idioma del jazz, sintetiza.
-Escribiste que el canto es tu forma de respirar: estás triste y cantás, estás alegre y cantás. ¿Cómo aparece el canto?
-Vengo de un hogar en el que se escuchaba mucha música y de todo tipo, eso te forma una cabeza muy amplia. Después como adolescente empezás a elegir el rock, pero el jazz estuvo siempre conmigo. Tenía los discos de Spinetta y los de Ella Fitzgerald. Estaba en la universidad y en un momento me subí al escenario del CRU (Centro de Residentes Universitarios), era la época post Malvinas y canté, ni me daba el registro, tenía cero técnica. Después me puse a estudiar. Tomé lecciones muy duras con Juan Carlos Maldonado, con él aprendías a cantar desde la lírica. Después estuve siete años viviendo en Buenos Aires y allá me seguí formando, tomé talleres y me dediqué más a lo que me gusta.
-¿Costó pararte en un escenario de manera profesional?
-Mis primeros pasos no era profesionales. Cuando me subí a ese escenario universitario me gustó mucho. Es que para mi el escenario es un lugar donde vos podés compartir con el otro, si bien vos sos la protagonista del asunto, para mi es la manera de compartir con el otro lo que hago. Si no lo comparto no me sirve. Si no logro transmitir lo que un músico o un escritor hizo con una letra o con una melodía no me sirve cantar. Es una cuestión de comunión. Es tanta la alegría que me da la comunión que después aparece el pensar ‘Uy me estoy exponiendo’. Es bravo exponerse, pero no lo siento como algo que me pese.
–Mencionaste a Ella Fitzgerald. ¿Qué otras musas?
-La más grosa de las clásicas para mi es Billie Holiday. Tambien Ella. Pero son diferente, esa conjunción es la que me gusta. Porque vos sos lo que cantás. Billie tuvo una vida torturada y eso se refleja en su trabajo. Y a Ellla si bien no le fue fácil es más transparente, mas etérea, más diáfana, más liviana, tiene ese candor. Y hoy mis musas son DeeDee Bridgewater y Dianne Reeves. Dianne es cristalina, es fácil de escuchar. Y DeeDee tiene una carga emotiva.
-¿Por qué sos lo que cantás?
-Por que cuando ejecutás un instrumento que está fuera de vos, una guitarra, estás transmitiendo tu espiritualidad, generás esa comunión. Ahora imaginate lo que pasa si ese instrumento está adentro tuyo. Ejecutás tu propio instrumento y es inevitable que ahí esté todo, la exposición más brutal es cantar, porque mostrás todo lo tuyo, sin filtro. Cuando ejecutás un instrumento conectás de alma a alma, con las cosas que son permanentes.