*Presidente de Hazmereír y ex director de Cultura MGP
La intendencia de Arroyo está produciendo un vaciamiento de la ciudad en materia de cultura. Recientemente se habló de la suspensión del recital de La Renga con 36.000 entradas vendidas. Hay reacciones del intendente y el equipo que nos hacen parecer que se chocaran contra los problemas y no planificaran. Estas cosas le hacen daño a Mar del Plata. Un recorrido por las decisiones de gobierno nos muestra los siguiente:
1- Comenzamos en los primeros meses de mandato con el cierre de los programas que pertenecían al Programa Educativo Barrial (“PEBA”), que permitían a los capacitadores y profesionales de distintos sectores de la cultura acercar sus conocimientos a más de 132 mil chicos de los barrios más alejados, con más de 70 talleres culturales. Así se detectaban talentos y se los becaba, para que pudieran tener posibilidad de seguir un estudio, una carrera, un sueño. La inclusión de la que todos hablan tenía una estrategia en marcha.
2-Hasta diciembre de 2014, la municipalidad y los vecinos teníamos una sede para todos los espacios y direcciones relacionadas con la cultura, un lugar donde recibir a las personas, donde brindar los talleres, donde alojar a los artistas locales y hacerlos sentir como en casa.
3-Teníamos también una sede de la orquesta Infanto Juvenil, con instrumentos e insumos para un grupo de incipientes músicos que eran dirigidos y coordinados por los mejores directores de la ciudad.
4-Teníamos un Teatro Diagonal que, además de sus actividades habituales, se convertía en nuestro “Espacio INCAA” para poder difundir nuestra industria cinematográfica.
5-Eramos testigos de un Teatro Colón desbordante de eventos marplatenses, que permitía cumplir el sueño de muchos artistas de subirse por primera vez a un escenario profesional, y lo complementábamos con dos salas en la Biblioteca Municipal con cartelera completa de obras locales.
6-Acompañábamos, también, el desarrollo de los artistas y la presentación profesional de sus producciones a través de “La Disquería Marplatense” y el “Festival de cine de Mar del Plata”. Generábamos espacios para intervenciones urbanas, conseguíamos materiales, y fomentábamos la participación. Realizábamos espectáculos públicos en los que se podían ver más de 100 bailarines marplatenses en escena y eventos totalmente producidos acá para 100.000 personas, como fue el “140 aniversario de Mar del Plata.”
7-En estos dos últimos años Arroyo le dijo NO a la fiesta del Mar, No al Fútbol de Verano, Casi No a la Gala Surich, No a La Renga, no a la Fiesta de San Patricio, entonces no es raro que nos preguntemos ¿quién va a querer hacer algo en Mar del Plata si el intendente de lo único que se ocupa es decir a todo que no?
8-Los espacios públicos que nos quedan son pasibles de ser privatizados. Ahora nos enteramos que quizá se le de la Plaza del Agua a Clarín para que haga “inversiones para mejorarla” a cambio de su explotación y nos quedamos cada vez con menos bastiones culturales y con cada vez más sucursales corporativas.
Mar del Plata se ha ido consolidando como la ciudad de la incertidumbre y la desinversión. ¿A quien se le va a ocurrir intentan organizar un evento en Mar del Plata cuando, primero te lo autorizan y después no, cuando de determinada manera te van achicando las posibilidades, te van negando la policía, después no te admiten otras cosas? Pensar en un evento en Mar del Plata hoy – lamentablemente – tiene mucho riesgo.
La incertidumbre de que no te digan de entrada si o no es un factor muy dañino a la hora de planificar algo en la ciudad. Al suspender el recital de La Renga anunciado para el próximo 7 de abril no sólo se atenta contra un espectáculo, es también ir contra un empresario marplatense que sigue apostando a su ciudad y deja la plata en Mar del Plata. ¿No habría que cuidar a nuestros inversores?
Está claro que quien destruye la cultura, destruye la base de la pirámide social. Por un lado, bajo el precepto de este gobierno que “todo es gasto y no inversión” se tomaron ciertas decisiones a lo largo de estos dos años de gobierno que en nada favorecieron al desarrollo de la cultura, sino que generaron un retroceso nunca antes visto en nuestra ciudad. Y por el otro se hace hasta lo impensado para que nadie confié en invertir.
Al poner a la cultura en el antepenúltimo lugar de importancia no sólo desalientan a los que viven de su arte, sino que se le confirma a los que sueñan con hacerlo que ni siquiera cabe la posibilidad de encarar este sueño. Cuando se desinvierte en cultura se le niega a los chicos de los barrios y de entornos críticos el poder usar el arte como herramienta para su desarrollo, se les quita la posibilidad de poder practicar música con instrumentos que quizá nunca podrían comprar, se les niega aprender dibujo o danza con gente que sepa hacerlo profesionalmente, por no poder acceder a academias. Cuando se destruye la base de la pirámide se ataca a la mayor parte de la población, se ataca a los que menos pueden pero también a los que con esfuerzo quieren poder.