“Mar del Plata entre todos” analizó la distribución de ingresos y la pobreza
El estudio "Inequidad urbana" fue realizado por el investigador Eugenio Actis Di Pasquale. Analiza la evolución de ambos indicadores entre 2014 y 2021. Refleja el deterioro económico de la última etapa del gobierno de Mauricio Macri, el impacto de la pandemia y la recuperación desde el año pasado.
La pandemia amplió las desigualdades preexistentes pero en 2021 se inició una "paulatina recuperación".
La red “Mar del Plata entre todos” publicó recientemente el estudio “Inequidad urbana”, un informe que aporta un detallado análisis de la evolución en la distribución de ingresos y la pobreza en Mar del Plata durante el período comprendido entre 2014 y 2021.
Este documento fue elaborado por el doctor en Ciencias Sociales Eugenio Actis Di Pasquale y se divide en dos etapas recientes. Por un lado, la prepandemia (de 2016 a 2019), caracterizada por “un período de ajuste macroeconómico, endeudamiento y liberalización financiera”. Por otro lado, la pandemia (de 2020 a 2021), lapso en el que se implementaron un conjunto de políticas de protección social y del empleo frente a la propagación del Covid-19.
La fuente de datos para los indicadores estimados es la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). Los resultados dan cuenta de que en la prepandemia se generó “un deterioro en la distribución del ingreso, una disminución del bienestar económico, una disminución con posterior aceleración del nivel de pobreza y un estancamiento del nivel de indigencia”.
La irrupción de la pandemia generó “una ampliación de las desigualdades existentes”, aunque durante 2021 se fue consiguiendo una “paulatina recuperación” en cada una de las variables estudiadas, llegando a niveles prepandemia.
Los cálculos se realizaron con los segundos y cuartos trimestres de cada año, de acuerdo con las recomendaciones del Indec respecto a la estacionalidad que presentan las estadísticas de ingresos.
Desde la red “Mar del Plata entre todos” invitan a la ciudadanía a descargar y leer el documento, que se encuentra digitalizado en www.mardelplataentretodos.org/documento/75.
Desigualdad
Para medir la distribución de ingresos se utilizaron dos indicadores: el Índice de Gini (IG), que indica la distancia promedio entre las rentas de todos los individuos de la sociedad, y el Índice de Palma (IP), que mide la relación entre los ingresos que percibe el 10% más rico y el 40% más pobre de la población.
Entre 2014 y 2015, el IG aumenta como consecuencia de la devaluación del peso respecto al dólar. En el cuarto trimestre de 2016, se presenta un fuerte deterioro distributivo que se encuentra explicado por las políticas de ajuste implementadas a nivel nacional a partir de diciembre de 2015. El valor alcanzando es el más elevado desde el cuarto trimestre de 2005. Este cambio de tendencia provocó que en toda la etapa 2016-2019 el IG tenga valores superiores elevados.
Una vez instalada la recesión, se alcanzó el máximo histórico en el cuarto trimestre de 2018, con un valor cercano a los de la salida de la crisis 2001-2002.
En este contexto, en 2020 irrumpe la pandemia, lo que generó un fuerte impacto negativo en los ingresos de la población. De acuerdo a Actis Di Pasquale, en abril de ese año en pleno Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), casi un tercio de la población trabajadora (31,7%) dejó de percibir ingresos por trabajo y casi un cuarto (23%) percibía menos de lo habitual.
La población que continuaba cobrando igual que siempre era menos de la mitad (44,3%). Sin lugar a dudas, esa reducción del total de ingresos de la economía (en un contexto inflacionario) tuvo la consecuente reducción en el consumo y, por ende, la cadena de gastos e ingresos se vio seriamente afectada por un tiempo considerablemente mayor al de la duración del ASPO.
Si bien el gobierno de turno implementó una serie de medidas para amortiguar la crisis (tales como el Ingreso Familiar de Emergencia y la Tarjeta Alimentar), la desigualdad de ingresos permaneció en niveles elevados durante 2020. La recuperación del nivel de actividad económica durante 2021 ayudó a reducir parcialmente ese valor, aunque aún se encuentra en niveles elevados.
Pobreza e indigencia
Cuando se analizan los cambios a través del tiempo en el porcentaje de personas bajo la línea de pobreza e indigencia, hay dos determinantes básicos que pueden afectar su valor: las variaciones en los precios y las variaciones en los ingresos familiares, en los cuales influye la variación en el nivel de empleo.
Dado que en el período estudiado nuestro país viene teniendo aumentos sostenidos del nivel general de precios, el estudio marca que cuando disminuye la pobreza es porque aumentaron los ingresos familiares en mayor proporción que la tasa de inflación. Y si aumenta la pobreza, es porque el aumento de ingresos fue en una proporción menor al aumento de precios.
Hasta 2011-2012, se venía desarrollando una tendencia descendente del porcentaje de personas bajo la línea de pobreza e indigencia. Sin embargo, a partir de 2012 se presenta un cambio de tendencia que se afirma en 2013 y luego se profundiza en 2014 con la devaluación del peso respecto al dólar. En el segundo trimestre de 2015, hay una recuperación de estos guarismos debido principalmente a los significativos incrementos en términos reales durante el mes de junio de las asignaciones familiares.
No obstante, el conjunto de medidas implementadas desde fines del 2015 impactaron negativamente en el poder adquisitivo de los hogares, y por lo tanto, la pobreza volvió a crecer. En el segundo trimestre de 2016, llegó al 30,6% (190.000 personas). A partir del segundo semestre de 2016 y hasta el primer semestre de 2018, la pobreza cayó al 20,2% (127.400). Luego, con la recesión iniciada a mediados de 2018, la pobreza volvió a crecer, llegando al 29,5% en el primer semestre de 2019 (187.900).
En toda la etapa prepandemia, las estimaciones de indigencia (que tienen una precisión baja) estuvieron cercanas al 6%, un valor que “ya resulta estructural” para nuestra ciudad e involucra a alrededor de 40.000 personas.
Durante la pandemia, con la disminución de puestos de trabajo y el persistente aumento de precios, se generó un aumento sustantivo de la pobreza e indigencia. En el segundo trimestre de 2020, la pobreza alcanzo al 41% de la población (265.600) y la indigencia al 10,8% (69.900).
Luego en 2021, junto con la recuperación de la actividad económica y el conjunto de programas implementados para amortiguar la crisis, tanto la pobreza como la indigencia disminuyeron a niveles prepandemia, aún con el sostenido aumento del nivel general de precios.
En el segundo semestre de 2021, el porcentaje de personas que viven en hogares pobres se ubicó en el 31,5% (205.300) y el que vive en hogares indigentes, 7,5% (50.000).