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Interés general 7 de marzo de 2016

Mar del Plata en un artículo de Caras y Caretas de 1932

La originalidad de las mujeres en la playa. La opinión de los ancianos.Los creadores de Mar del Plata. Una frase de Dardo Rocha. La obra de Pedro Luro. Historia de la Rambla del Bristol. Las modas de antaño. Los paseos a escote. Tal el contenido de un artículo publicado por la revista Cara y Caretas el 20 de febrero de 1932, que lleva la firma de Juan José de Soiza Reilly.

Al llegar a Mar del Plata, la mujer argentina pierde el miedo al ridículo. Le basta pisar la Rambla para sentirse dueña de su propia belleza. Con su majestad de bien plantada desafía a las modas, venciéndolas, modificándolas, dándoles originalidad, civilizándolas…. En Buenos Aires la criolla nos parece tímida. Se sujeta mucho al figurín, a la norma, al canon de su sastre. En el hipódromo, en las regatas o en la calle Florida, todas las mujeres se visten como hermanas de una misma asociación estética. Todas de blanco, o todas de negro, o todas de verde o todas de naranja. Pero, a orillas del mar, cada una de ellas se viste o se desviste a su manera, sin parecerse a la vecina. Aquí se sienten dueñas de su libertad. Y ¡con qué belleza saben aprovecharla! Los piyamas más extravagantes, los colores más fuertes, los sombreros más locos son los preferidos. Y, sin embargo, los llevan con tal gracia, que ni siquiera chocan a la vista. Los hombres del pasado, que tendrían derecho a sorprenderse por el contraste de las modas antiguas, son los primeros en declarar que la mujer de antaño no era, sin duda, menos linda que la mujer de ahora, pero que la mujer actual administra sus encantos con elegancia más estética. La mujer moderna sabe que para los hombres el traje femenino es como la flor que anuncia la velleza del fruto…

Retratos de antaño

Hay mucha diferencia -pregunté a un viejo doctor en elegancias marplatenses- entre las bañistas de 1880 y las de 1932?
– Ninguna diferencia. Me bastaría decirle que en las nietas veo con ternura la misma gracia que hace medio siglo admiré en sus abuelas. Unicamente cambian las costumbres. Y los hombres también. Usted sabe que actualmente se realizan excursiones artistocráticas de señoritas y de caballeros, a Laguna Brava o a Mar Chiquita, cuyas gastos se pagan comno en Francia o Alemania, “a escote”. Cada muchacho paga su consumisión; cada niña la suya… ¡Imagínese usted si esto hubiera podido suceder hace treinta años! Antes de que pagase una mujer nos habríamos muerto de vergüenza. Pero la economía tiene su exigencia. Es lógico que las costumbres cambien. Nos queda el consuelo de que con el alma de las mujeres no sucede lo propio. Las mujeres de todas las épocas son siempre parecidas entre si como un ángel de Fra Angélico puede parecerse a un ángel de mUrillo.
-¿Y qué me dice de los trajes?
– No le he hablado hasta ahora de los trajes porque ellos constituyen, a menudo, el mayor defecto femenino. Para convencerse, examine usted las fotografías de las niñas más elegantes, en sus “toilettes” de playa de 1880 – 1890, tomadas en la Rambla hace cuarenta años por el primer fotógrafo que llegó a Mar del Plata, el señor Carnaghi. Advertirá usted en esos retratos bellezas exquisitas, pero ¡qué trajes espantosos, señor! Cada muchacha parecía vestirse siguiendo los sabios consejos de su peor enemiga…

Los creadores

Durante mucho tiempo se discutió con encono la paternidad de Mar del Plata ¿Quién había sido su verdadero fundador? Los ánimos se dividieron en dos grandes partidos: “luristas” y “peralta-ramistas”. Los primeroa atribuian la gloria de la fundación a don Pedro Luro y los segundos a don Patricio de Peralta Ramos. La polémica terminó cuando hablaron los archivos históricos. Se encontraron documentos que establecieron definitivamente la verdad; Peralta Ramos había ideado la ciudad futura, planeándola en sus propios terrenos con sólido talento de estadista; Luro convirtióse en el verdadero y activo ejecutor de los ideales de Peralta. Uno, fue el pensamiento. El otro, fue la acción. No estaría mal que frente al busto de Peralta Ramos se alzara el de don Pedro….

Una frase de Dardo Rocha

Sin embargo, ninguno de los dos, al hacer esta ciudad, tuvo como objetivo principal la creación de un balneario. La idea del baño vino mucho después. Peralta Ramos proyectaba más lejos su visión telescópica: pensaba en una gran ciudad marítima cuyo puerto colocase a la República Argentina en contacto con el mundo entero. El 14 de noviembre de 1873, don Patricio presentó al gobierno de la Provincia un escrito solicitando la oficialización del pueblo proyectado por él. En su nota decía: “Este pueblo posee un puerto natural sobre el Atlántico, que lo pone en comunicación directa con el extranjero. Es ventajosísimo para la instalación de saladeros.”
(En efecto: donde hoy está la Rambla del Bristol, la primera construcción que se levantó fue un saladero).
En 1883, el entonces gobernador de Buenos Aires, doctor Dardo Rocha, hizo una visita a Mar del Plata, Al irse exclamó con tristeza:
-¡Si yo hubiera conocido estas tierras antes de fundar La Plata, aquí hubiera fundado la futura capital de América…!

La obra de Pedro Luro

La playa donde estaba el saladero y grasería de Peralta Ramos, pasó a ser propiedad de Pedro Luro. Este hombre era un magnífico prototipo de vasco. Llegó a nuestro país como “plantador de árboles”. Un rico hacendado de Dolores lo contrató para que hiciera una arboleda, pagándole a tanto por árbol
– Tiene usted -le dijo el estanciero- dos años de plazo para plantar árboles. Yo le pagaré a razón de dos pesos por árbol.
Luro trabajó empeñosamente durante dos años. Plantó tantos árboles con rapidez tan vasca que, al hacerse el recuento, resultó que el estanciero debía pagarle una suma enorme, colosal, fabulosa. No le pudo pagar con dinero. Tuvo que darle en pago de la deuda, la mitad de su campo. Ese campo fue más tarde la estancia “Las dos Talas”, con que Luro enriqueció a Dolores.
En 1876 don Pedro Luro adquirió el saladero, ubicado en la playa del Bristol. Pero, aún no vislumbraba el balneario futuro. Esta idea la halló poco después, viendo la alegría con que los peones se bañaban en las olas del mar. Construyó media manzana de edificios donde hoy está el Grand Hotel. Fundó una “Casa amueblada” para hospedaje de familias distinguidas, y la puso bajo la inteligente dirección de Julio P. Celesia. Facilitó dinero a Pedro Goicochea y a Fermín Sauzo para instalar la fonda La Marina. Compró buques para traer mercaderías. Fue a Buenos Aires para convencer a sus amigos de la bondad del aire marplatense. Construyó el primer espigón con varias barcas viejas, logrando que el mar no se llevara las arenas. En Playa Grande, donde se levantó más tarde el Bristol hizo construir con don Félix Menvielle el primer balneario público. En 1885 consiguió que Mar del Plata se comunicase telegráficamente con toda la República. En 1886 logro que el F.C. del Sud, siempre entusiasta del progreso argentino, hiciera llegar el primer convoy ferroviario lleno de turistas.
A partir de ese año Mar del Plata empieza a descubrir tesoros escondidos… Los hermanos José, Andrés, Rafael, Juan y Miguel Carboni, hombres de hierro y de honradez, construyen el balneario La Estrella del Norte, que hoy se llama La Perla. Juan Durrossier inventa la Playa de los Ingleses. Augusto Chilander edifica el hotel Alemán. Luego aparece Justo López de Gomara, director de “El Diario Español”, y realiza el descubrimiento de los langostinos y los camarones, logrando que su amigo Antonio Rivas, dueño del famooso almacén metropolitano La Buena Medida, inicie en Buenos Aires la venta de pescados y mariscos, industria marplatense que habría de ser más tarde una mina de oro…

El triunfo final

En 1886 se construyeron numerosas casillas a la orilla del mar. En 1887, las casillas se unieron por una plataforma de madera. Así nació la Rambla…
Tres años después, en 1890, un temporal se llevó la plataforma, pero, en 1891, Carlos Pellegrini levantó en Buenos Aires una subscripción, y la Rambla pudo reconstruirse. En 1905, un incendio colosal la convirtió en cenizas. Don José Lasalle, dueño de la ruleta, la reconstruyó de su propio peculio. Y, finalmente, el 19 de enero de 1912, se inauguró la nueva Rambla, la actual, construida sobre planos de Carlos Agote y Juan Jamin…
Así, con trabajo, lentamente obra de los pobres y de los ricos,- Mar del Plata colocó al país al nivel de las grandes naciones.