Manuela del Campo: “Vivimos en una sociedad que nos incentiva a tapar los síntomas”
Tras la temporada de "Casi Normales" en Mar del Plata, la actriz se despide de Natalie, rol que la acompaña desde su debut profesional. "Hasta la persona más rota e intensa puede ser amada exactamente por lo que es", definió sobre el mensaje del personaje.
Manuela del Campo tenía 15 años cuando debutó profesionalmente en el teatro musical, en el rol de Natalie, de “Casi Normales”, el mismo del que -después de esta temporada en Mar del Plata- se despedirá para seguir nuevos rumbos en su carrera.
Además de atravesar este personaje que la convirtió en la actriz más joven a cargo de un protagónico en musical durante 10 temporadas, trabajó con Raúl Lavié en “El Violinista en el Tejado” (en el personaje de Java), fue parte de El Mago de Oz –dirigida por Billie Bond-, “Criatura Emocional”, de Eve Ensler, “Como todos los días” y “La historia del mundo al revés”.
En su primera temporada profesional en el verano marplatense, está feliz con el desafío de formar parte de esta propuesta de teatro musical que produce su padre Pablo del Campo, junto a Martín Ruiz, Dan Breitman, Natalia Cociuffo, Iñaki Aldao y Máximo Meyer y la dirección de Julio Panno y una banda en vivo, integrada por destacados músicos de la ciudad, en el Teatro Neptuno.
“El público marplatense es único. Creo que muchas personas no saben muy bien dónde se están metiendo cuando compran la entrada y salen completamente sorprendidos y agradecidos”, valoró la artista, quien desde muy pequeña se ha formado en distintas disciplinas vinculadas con el quehacer teatral.
“Casi Normales” se ha convertido en una obra de culto y, en Buenos Aires, hay espectadores que la han visto hasta 100 veces. En cambio en Mar del Plata, Manuela valoró que “están viniendo muchas personas por primera vez, cosa que me encanta”.
“Hacer un musical es complejo y requiere de muchísima técnica, compromiso y paciencia… pero por sobre todo amor. Sabíamos que íbamos a tener que instalarnos horas y horas en el teatro para adaptarnos al nuevo espacio.
Todo el esfuerzo vale la pena con los aplausos del público al final. Es muy lindo ver que todo el amor que ponemos en Casi Normales nos vuelve. Hace que todo tenga sentido y nos da ganas de seguir” aseguró la joven artista en una charla con LA CAPITAL, a poco de la difusión de las nominaciones a los premios Estrella de Mar, en las que la puesta fue considerada en cinco rubros.
– ¿Cuál es la razón más personal por la que crees que deberíamos ver la obra?
– Porque es un espacio seguro para hacer catarsis. Creo que hoy en día estamos todos desesperados por encontrar un lugar donde podamos sentir, vernos reflejados, digerir y purgar emociones… vivimos en una sociedad que nos incentiva a tapar los síntomas, a guardarnos las cosas para no parecer “demasiado”, a tragarse las lágrimas, producir, generar… a veces cuesta encontrar un espacio donde podamos simplemente respirar y sentir. Creo que Casi Normales es más que una obra de teatro, es una experiencia sanadora y necesaria. Además, la historia es increíble y la música también.
– ¿Cuál crees que es el principal mensaje que tiene para transmitir Natalie?
– Que a veces los hijos tenemos más para enseñarles a nuestros padres que ellos a nosotros. Que los vínculos familiares son complejos y aunque no podamos “divorciarnos” de nuestros padres, si podemos aceptar lo que nos tocó y salir más fuertes y sabios. Que hasta la persona más rota e intensa puede ser amada exactamente por lo que es, con su pasado incluido, y que eso no la hace una persona menos merecedora de amor. Una de las cosas que más me llevo de Casi Normales es la cantidad de “Natalies” que conocí a la salida del teatro y que me escriben por instagram para contarme sus historias. Es mágico el intercambio que se genera.
Manuela del Campo, junto a Máximo Meyer en escena.
– ¿Qué es lo que más te gusta de Natalie y qué características, sentimientos, compartes con ella?
– Natalie me acompañó en los momentos más desafiantes de mi vida y siempre tiene algo nuevo para enseñarme. Cada función fue y sigue siendo diferente. Cada temporada me encontró en un momento de la vida diferente y Natalie siempre me hace de salvavidas. Me vio crecer y yo la vi crecer a ella. Somos cómplices de muchas cosas que me guardo y le voy a estar eternamente agradecida por cuidarme y traerme donde estoy ahora.
– Casi Normales fue tu primera experiencia profesional y has dicho que esta temporada te despedís de Natalie. ¿Te va a costar esa despedida?
– Va a ser como dejar una parte de mi cuerpo (risas). Probablemente llore un montón pero es necesario. Tengo ganas de cerrar este ciclo y que mejor manera de cerrarlo en Mar del Plata cumpliendo los diez años. Natalie siempre me va a acompañar igual porque vive en mí.
– ¿Cómo es compartir la experiencia laboral con tu papa? ¿Conocieron otras facetas de la relación?
– Solo lo hace mejor. Realmente la paso muy bien con mi papá y aprendo mucho de él desde chiquita. El no solamente es el comunicador más talentoso que conozco, sino que además lo hace con una pasión y un amor que hoy en día es difícil de encontrar. Me encantaría que hubiera más personas como él en el mundo. Es una persona muy trabajadora pero al mismo tiempo muy juguetona. No me pudo haber tocado mejor papá y espero que este sea el primero de muchos proyectos juntos.
“Cajita de herramientas”
– ¿Qué enseñanza has tomado de cada uno de tus compañeros de elenco?
– En esta temporada estoy compartiendo mucho tiempo con mis compañeros y estoy aprendiendo un montón. Paso mucho tiempo con Iñaki y Maxi porque somos “los jóvenes” y nos gusta hacer programas juntos. Ellos me enseñan a divertirme y a salir de la obsesión por los cuidados físicos que requiere hacer un musical. De nada sirve tener la garganta en perfecto estado si voy a estar encerrada y triste (eso le va a hacer peor a mi garganta). Nati es mi compañera de camarín y es una mujer impactante. Me enseña a comerme el mundo y a sentirme una diosa. Dan es una de las personas mas graciosas que conozco y me enseña a reírme hasta de las cosas más mundanas. Y Martín… es mi amuleto de la suerte. Yo lo quiero mucho y tengo una conexión con él de otras vidas. Estamos en caminos y búsquedas muy parecidas de volver a lo simple y natural. Me enseña todos los días a encontrar el balance entre dar todo lo lindo que tengo para dar y poner límites.
Martín Ruiz, Manuela del Campo y Máximo Meyer en “Casi Normales”.
– Has expresado tu admiración por Natalia Cocciuffo. ¿Cómo es trabajar con ella, que se incorporó justo para el estreno en Mar del Plata?
– Yo ya había trabajado con Nati en “El Mago de Oz” y compartimos camarín al igual que ahora. Cuando me contaron que se iba a sumar al elenco me puse muy contenta porque nos divertimos mucho juntas. Yo siempre digo que cada actriz que interpreta a Diana es completamente diferente pero todas funcionan. Con Nati estoy encontrando un vínculo madre-hija nuevo que me está haciendo descubrir cosas nuevas de mi personaje que nunca habían aparecido. En lo personal, me siento muy identificada con ella en bastantes aspectos, y eso naturalmente hace que en la ficción también. Lo que más me gusta de hacer teatro es eso… estamos construyendo una persona en contextos completamente diferentes a los nuestros, pero con nuestra propia “cajita de herramientas”, nuestro cuerpo, lágrimas, sudor, experiencias… Es imposible que ambos mundos no terminen un poquito mezclados.
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