Lula pide “a Dios” que en Argentina gane candidato que defienda la inclusión social y el desarrollo
Dijo que prefería "hacer silencio" a la hora de mencionar un favorito en el proceso electoral argentino que comienza el 13 de agosto con las PASO, tuvo cinco encuentros este año con el presidente Alberto Fernández.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, aseguró que pide “a Dios” que en las próximas elecciones argentinas gane un candidato que defienda “la inclusión social y el desarrollo”, y que “la democracia prevalezca”, además de defender que el llamado Banco de los Brics pueda ser una opción para las naciones en desarrollo en lugar del Fondo Monetario Internacional (FMI), al que le pidió “paciencia” con Argentina.
Ante una pregunta en un desayuno con corresponsales extranjeros en el Palacio del Planalto, la sede del Gobierno, Lula evitó pronunciarse sobre nombres de candidatos, pero trazó el perfil que mejor le cabe para trabajar con su principal socio del Mercosur y el principal destino de los productos industriales brasileños.
“Pido a Dios que la democracia prevalezca y venza la democracia. Que sea electo un candidato con más perspectiva de inclusión social y desarrollo y no uno que crea que toda política pública es gasto o que resolver el problema de Argentina es privatizar empresas públicas”, respondió Lula en Brasilia.
El encuentro con los corresponsales, el primero desde que asumió su tercer mandato el 1 de enero, encuentra a Lula en el nivel más alto de exposición internacional, defendiendo una mesa de paz para la guerra de Ucrania y alentando a la cumbre amazónica de la próxima semana, en la cual buscará la unidad sudamericana para que los países ricos financien el desarrollo de las naciones que aún preservan sus selvas tropicales.
Lula, que dijo que prefería “hacer silencio” a la hora de mencionar un favorito en el proceso electoral argentino que comienza el 13 de agosto con las PASO, tuvo cinco encuentros este año con el presidente Alberto Fernández.
El mes pasado estuvo con el ministro de Economía, Sergio Massa, precandidato presidencial de Unión Por la Patria, en Puerto Iguazú, con quien se fotografió.
El 11 de junio de 2018, cuando estaba preso por la Operación Lava Jato -proceso que fue anulado por manipulación- recibió en la cárcel de la ciudad de Curitiba donde estaba detenido un rosario bendecido por el Papa que le acercó Juan Grabois, el otro precandidato del espacio oficialista.
Ante 30 corresponsales extranjeros, Lula respondió sobre la situación argentina y la deuda adquirida en 2018 por el gobierno de Mauricio Macri con el FMI, organismo al que aseguró que es preciso reformar, como todas las instituciones multilaterales, y propuso, en cambio, poner en marcha entidades más “generosas y flexibles” con los países que reciben préstamos.
“Brasil no quiere crecer solo, estoy preocupado por que un país tan importante como Argentina llega a una situación como la actual en función de una deuda adquirida por otro Gobierno que quedó para este Gobierno. El FMI debería tener paciencia por la sequía que diezmó la producción agrícola y podría tener en cuenta eso y no dejar la espada en la cabeza del presidente de Argentina”, subrayó.
Lula recordó que tanto personalmente como con su Gobierno intenta “hacer lo posible” en materia diplomática para abordar una salida para la deuda argentina e incluso mencionó que conversó sobre el asunto con el presidente chino, Xi Jinping.
El mandatario brasileño destacó asimismo la importancia de la Argentina como socio comercial de Brasil, el tercero después de China y Estados Unidos.
En el segundo piso del Palacio del Planalto, Lula recibió a la prensa extranjera acompañado por el canciller Mauro Vieira; el asesor en asuntos internacionales, Celso Amorim; y el ministro de Comunicación Social, Paulo Pimenta.
A los 77 años, el extornero mecánico que esquivó el hambre hasta los siete años y edificó su carrera sindical en las fábricas de San Pablo, dejó claro que busca convertirse en un actor global como lo fue en sus primeros dos mandatos, esta vez con un escenario de fondo que incluye la cuestión climática y la selva amazónica, los Brics, el financiamiento de los países pobres, la guerra de Ucrania y su agenda doméstica.
También alertó sobre “el nacimiento de extremas derechas cada vez más a la derecha en Israel”, al condenar la violencia en la ciudad palestina de Yenin.
En ese marco, Lula volvió a defender el ingreso de Argentina, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos como miembros de los Brics, grupo integrado por Brasil, Rusia, China y Sudáfrica, y dijo que en la cumbre del 22 de agosto en Johannesburgo podrán anunciarse nuevos miembros.
Lula entonces propuso que los Brics deben ser -ante lo que considera la falta de respuestas de instituciones como el Consejo de Seguridad de la ONU, el FMI y el Banco Mundial- una suerte de salvoconducto para las crisis de deuda y financiación globales.
Para el líder del Partido de los Trabajadores, el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), el llamado Banco de los Brics, puede ser una opción para las naciones en desarrollo en lugar del FMI.
“El Banco de los Brics tiene que ser más eficaz y más generoso que el FMI. Es decir, que el banco debe existir para ayudar a salvar a los países y no para sumergir a los países”, aseguró sobre el NDB, que es dirigido en la sede de Shanghai por la expresidenta Dilma Rousseff (2011-2016).
Volvió a repetir la necesidad de una “moneda propia de los Brics para desdolarizar” el comercio entre los países.
“¿Por qué Brasil necesita dólares para comerciar con China, con la Argentina? Se puede hacer con monedas locales. Europa lo hizo con el euro y nosotros somos más de la mitad de la humanidad. Por ello es que digo que debemos discutir, tener una moneda para negociar entre nosotros”, apuntó.