Anécdotas, imágenes compiladas de la telenovela que paró a un país y una charla mediada por la calidez de la actriz Luisa Kuliok serán parte del encuentro que se realizará este miércoles a las 18 en el auditorio del Museo MAR (Félix U. Camet y López de Gomara).
El motivo será celebrar los 35 años del final de “La extraña dama”, la historia que solo duro seis meses pero que quedó grabada para siempre en una generación de televidentes.
El aniversario se cumplió el 12 de enero pasado, en coincidencia con el último capítulo que se vio el 12 de enero de 1990, medio año después de que empezara la telenovela, que transmitió Canal 9 y que tuvo dirección de Diana Álvarez.
En diálogo con LA CAPITAL, Kuliok dijo estar conmovida. Es que los 35 años de aquella novela que la tuvo como protagonista junto a Jorge Martínez se superponen con otro aniversario: los 34 años de la obra de teatro “Brujas”, que este verano dirá adiós definitivamente.
Kuliok es parte del elenco, aunque no es de las actrices originales que estrenó esa pieza en el escenario del Teatro Atlas. Su ingreso fue en reemplazo de Thelma Biral.
“Es una doble conmoción”, indicó sobre ambas producciones, que resultaron ampliamente populares. “Participo de la despedida de Brujas y me pasa lo mismo con La extraña dama, que se ha dado por tantos países del mundo y que generó lo que generó y está en la memoria colectiva con tanta fuerza”, agregó la actriz, que mañana será entrevistada por Laura Rosso.
La actriz dijo sentirse este verano “en un limbo de mucho agradecimiento” por la coincidencia de ambos acontecimientos. “Lo de Brujas fue algo inesperado, cuando se fue Thelma (Biral) decidieron convocarme a mí y fue por unanimidad, me llamaron esas mujeres potentes y tan comprometidas con su trabajo. Es un orgullo para mí que me eligieran y que pudiera formar parte de su historia”, agregó y reiteró su sensación: “Es un momento de inflexión”.
“Me ha gustado siempre hacer ese tipo de mujeres que se corren de lo tradicional”, dijo la actriz, que es parte de la obra “Brujas”.
-¿Qué creés que tuvo “La extraña dama” que quedó grabada en la memoria de tantas personas?
-Creo que hay algo que tiene que ver con el relato de la historia, que habla de una gran renuncia por otra persona. Lo que le pasó a Gina Falcone (personaje que interpretó Kuliok) fue que entregó su vida y su alma para que su hija pueda hacer lo que desea. Se enamora de un hombre y no lo puede concretar. El padre Marcelo Richardi (Jorge Martínez) que es quien la cría, porque debe renunciar a ella porque está por morir, cree que se va a morir y entrega a la hija. Ella renuncia a todo y arriesga cuando se transforma en la Baronesa Manfredi, arriesga su alma que, como dice ella, es lo más valioso. Cuando me llamó Omar Romay y me contó tres escenas, yo dije “es una historia extraordinaria”. Sentí que iba a pasar algo fuerte, pero no pude imaginar lo que iba pasar. Es una novela que habla de la ética y de lo profundamente humano, de la transgresión. Con los años me he encontrado con hombres que me han agradecido y que me contaron que cuando eran adolescentes y veían esta novela, el que yo saliera por esa puertita y me animara con ese coraje a romper con todas las reglas los animó también a poder hacerse cargo y reconocer su sexualidad, por ejemplo… tengo tantas anécdotas.
-Con la mirada actual podríamos afirmar que “La extraña dama” cuenta la historia de una mujer muy fuerte.
-Sí, así es, a mí me ha gustado siempre hacer ese tipo de mujeres que se corren de lo tradicional, a lo mejor del género de la mujer, mujeres que siempre se han rebelado de una u otra manera, a veces más en las sombras, a veces animándose a hablar, a veces en grupos y entre todas tejer mundos misteriosos, también de creación, están quienes se han animado a escribir. A mí siempre me interesó contar la fuerza de la mujer, la capacidad, el arrojo y el coraje que se manifiesta.