Luis Brandoni: “El teatro vive una crisis en todo el país”
La falta de público en las salas, la ausencia de actores y actrices nacionales en las pantallas, la grieta, la pandemia y su efecto en la actividad y su inevitable perfil político emergen en esta entrevista, en la que el actor también define cómo entiende el teatro: "Es un poco más que pasar el rato riéndose", indicó.
En el escenario del Bristol, Brandoni y Di Napoli en una escena de "El acompañamiento".
Optimista porque observa que “las cosas van a cambiar en el 2023” y que “la sociedad ha dado muchas muestras de que tiene ganas de cambiar” en relación al signo político que dirige al país, el actor Luis Brandoni también es sincero. Reconoce que la temporada en Mar del Plata no fue lo que esperaba. Por eso, a fin de reunir fuerzas antes de la gira que emprenderá por varios lugares del país, decidió concluir este domingo las funciones de la obra “El acompañamiento”.
En el escenario del Teatro Bristol, Brandoni y su compañero, el actor David Di Nápoli interpretan a dos amigos: uno busca convencer al otro para que abandone su delirio y salga de ese cuartucho en el que se recluyó, casi a punto de perder contacto con la realidad. Brandoni es Tuco, el que decidió encerrarse en la fantasía.
Obra con historia, “El acompañamiento” tiene dramaturgia de Carlos Gorostiza. Fue estrenada en 1981, dentro del movimiento de Teatro Abierto. Brandoni la vio varias veces a cargo de Carlos Carella y a él le dedicó este espectáculo.
“Tuco es un personaje extraordinario, un personaje común, vulgar, que todos conocemos, que crea una relación con el público inmediatamente, todos sabemos quienes son esos personajes”, reconoció Brandoni en una charla con LA CAPITAL.
A Tuco le pasa algo bastante cotidiano: “Ha soñado toda la vida con cantar tangos y no hizo eso, trabajó en una fábrica”. Y a lo largo de la obra, buscará hacer realidad ese sueño, a pesar de su familia y de su amigo que viene a rescatarlo de la maraña de ensueño. “Tiene un sueño que no puede hacer realidad”, describe.
– ¿Tuco encerrado en su habitación guarda relación con el encierro más duro de la cuarentena?
– No, no hice esa similitud. Yo lo tenía muy claro porque ese personaje lo vi hecho muchas veces por Carella. No hice esa similitud por el encierro con la cuarentena, una cosa es mi vida y otra son los personajes. No mezclo mi profesión con mi visión política. En el teatro digo la letra de Carlos Gorostiza. Y así fue siempre.
– ¿Tenían pensado terminar las funciones este fin de semana o decidieron dejar Mar de Plata de manera anticipada?
– Era lo previsto, estábamos con alguna expectativa de que mejorara un poco, hemos hecho funciones de martes a domingos, creo que fue la única compañía que hizo funciones de martes a domingo y la verdad a nosotros no nos fue muy bien la temporada. Fue muy floja para nosotros, para otros no, entonces nos pareció que era bueno terminar, porque nos queda el trajín de la gira (por Mendoza y Córdoba) por delante y yo después empiezo una serie que se llamará “Nada”. Y que me va llevar mucho trabajo, así que decidimos prescindir de estas últimas semanas.
– ¿Qué balance hace de esta temporada?
– La temporada tiene varios aspectos, por ejemplo, el aporte que hace el turismo y en ese sentido ha sido una temporada brillante. Enero fue espectacular por la cantidad de gente que había. En febrero también, a los de la primera quincena no los acompañó el tiempo, pero no hay a quien hacer responsable de eso. Desde el punto de vista gastronómico fue brillante la temporada, hemos tenido en más de una oportunidad problemas para conseguir una mesa. Tanto gastronómicos como las autoridades municipales están conformes, sobre todo viniendo de donde veníamos, de un verano muy doloroso y penoso por todo lo que pasó.
– Lo notable de esta temporada teatral es que hubo una cartelera muy buena, muy completa pero los espectadores no respondieron como se esperaba. ¿A qué cree que se debe?
– Mar del Plata no es ni la sombra de lo que era. Hay que acordarse que hace siete años por no ir más lejos, acá todas las compañías hacíamos doce funciones por semana, de martes a domingos dos todos los días. Y esa cantidad de gente no se volvió a repetir. Habrá que ver cómo recuperamos, también la pandemia ha tenido mucho que ver porque me da la sensación de que la gente perdió el hábito de ir al teatro. Esta era una ciudad única en el mundo, con la actividad teatral que tenía no había otra en el mundo, me consta porque fui dirigente de la Federación Internacional de Actores y lo hablé con los representantes de sindicatos del mundo. No existía este fenómeno y me parece que hoy no es ni parecido. Será porque cambiaron los gustos, porque las expectativas son otras, eso no lo se.
– ¿Considera que estamos frente a una crisis del teatro?
– Sí, sí, el teatro vive una crisis en todo el país, incluyendo la ciudad de Buenos Aires que durante mucho tiempo fue la tercera ciudad teatral del mundo, después de Nueva York y de Londres. Por supuesto que vive una crisis, la pandemia y el hecho de que los teatros estuvieran cerrados ayudó, después con las limitaciones… eso hizo perder el hábito. Pasa también con el cine. La gente va muy poco al cine, tengo entendido.
– Quizá las plataformas on demand tienen que ver con que haya menos espectadores en las salas de cine.
– Sí, las plataformas… yo no sé eso qué quiere decir. Son grandes productoras de televisión que con el encierro (por la cuarentena) se han beneficiado enormemente. Ofrecieron historias, espectáculos, series, la gente veía series como loca por el encierro. Y nosotros, los actores dejamos de aparecer en la televisión argentina, los músicos también. Ahora se empezó a promocionar a los Oscar que es una fiesta del cine norteamericano, no es nuestra. A eso sí le dan una enorme importancia. Así como se quejaron de que las series turcas atraían mucho al público argentino, pero eso porque debían estar bien hechas. Ahora si vos vas a un productor argentino a decirle que queres hacer Las mil y una noches te sacan rajando, no se les pasaría por la cabeza. “Tomátelas”, te dicen. Eso no le interesa a la gente. Y sí interesa. Y además les sale más barato porque entre otras cosas, esa televisión turca, colombiana, mexicana o brasileña no vende los libros, vende el producto hecho con sus autores, con sus espectaculares paisajes. Nosotros vendemos los libros. Y entonces no se ve a los actores argentinos.
– Bueno, algunas plataformas que realizan series en Argentina dan trabajo a los actores y a las actrices nacionales. La última temporada de El Marginal está hecha con producción de Netflix.
– Ya ves que sí, pero durante muchas décadas la televisión era la fuente de trabajo más importante para los actores, la televisión que veíamos los argentinos, y en algunos casos, algunas series, algunas tiras se vendieron en el exterior, algunas muy exitosas, pero no se si es lo mismo que las plataformas. Tal vez los actores tengan ahí lugar pero no se cual es la cantidad porque no estoy haciendo televisión. No se si es cómo cuando había cuatro canales haciendo producciones propias.
– En relación a la crisis del teatro, ¿es crisis de público?, porque hay buenos dramaturgos, buenos actores y actrices.
– Hay buenos actores y actrices, los autores no estoy tan seguro. Los autores argentinos son muy pocos, son autores españoles, autores franceses, comedias y comedias y otras comedias. Creo que el repertorio se ha empobrecido. Cuando se terminen las limitaciones que todavía tenemos por la pandemia, cuando la gente pueda ver teatro sin el barbijo, durante una hora y media o dos, la gente se va a animar más.
– ¿Las historias que cuenta el teatro comercial no son representativas, no identifican?
– No, claro, el fervor es que la gente se ría, que vaya y se ría y se olvide de todo. Eso no es el teatro, el teatro es mucho más que eso.
– ¿Y qué es el teatro desde su perspectiva?
– El teatro es una forma de verse reflejado, de verse reflejado con sus problemas, con sus dramas, con sus posibles soluciones, con su visión humorística, el teatro es un poco más que pasar el rato riéndose, me parece. Por lo menos lo que está escrito, lo que pasó a los libros, lo que dicen los autores universales, hablan de otras cosas. Es algo que les pasa a los hombres y a las mujeres con sus conflictos importantes para la humanidad pero no siempre es así. Hay otros géneros que apuntan a otra cosa, como el género musical que no se trata más de la realidad social, política o económica de cada país.
– ¿Se refiere a esa línea de espectáculos que pregonan distracción, diversión, que el público se olvide un rato de sus dilemas?
– Exacto, sí, lo que pasa es que la palabra diversión tiene su origen en que es algo diverso y es distitnto, e ir al teatro a que te cuenten una historia es divertido por sí mismo, porque es algo distinto a lo que vivís todos los días. Es una realidad vista desde un punto de vista distinto, yo he hecho obras que tenían que ver con la realidad. Acá estrené “Made in Lanús” que fue una obra maestra que se estrenó el 1 de enero del ’86 y se hizo por primera y única vez durante dos temporadas consecutivas. Hablaba de lo que había pasado, no de los que pasaba. Fue magistralmente escrita por Nelly Fernández Tiscornia. Se puede ver la película, parece que se escribió antes de ayer. Ahí se dicen algunas cosas que son importantes: por ejemplo mi personaje le dice a su cuñada, cuando se iba a Estados unidos y ella trataba de darle ánimo, este hombre le decía: ‘Sabés qué pasa Yoli, hay cosas que no entran en una valija’. Eso es también es teatro.
– ¿Es optimista? ¿Será pasajera esta crisis que vive el teatro?
– Sí, el teatro es una de las pocas tareas artesanales que quedan en el mundo, lleva más de cuatro mil años y va a volver.
– Su mirada política es ampliamente conocida. ¿Cree que la actual polarización, la grieta de la que se habla tanto, le quitó público?
– Ha perjudicado mucho la reacción de los que hacemos este oficio, y en otros oficios también, pero no me permitiría decir que a mi me vienen a ver solamente los radicales. No es así. Sería una torpeza, porque si no el día que me duela una muela yo voy a ir a buscar a un dentista radical y no es así. La gente me respeta porque soy un actor de muchos años de profesión y me aprecia y algunos hasta se permiten decirme un piropo: “¡Qué lástima que sea radical!”, por ejemplo, pero me van a ver. Los que sufrimos las listas negras durante la dictadura, que fueron casi ocho años, no aparecíamos en ningún diario, en ninguna revista nadie nos hacía una nota, no podíamos filmar, ni estar en teatros oficiales, vivimos de nuestro trabajo. El propósito de los cobardes y canallas que nos prohibieron trabajar era que nos fuéramos a joder a otro lado. Y nosotros nos quedamos acá y pudimos vivir gracias al público. Estoy convencido de que el público que nos vio durante esos casi ocho años no eran todos radicales, ni iban a ver a los actores peronistas.
– ¿Volverá a ser candidato?
– No, para nada, no voy a ser candidato a nada, fui candidato, fue funcionario, fui asesor de Alfonsín, fui Secretario de la Asociación Actores, fui diputado, me ofrecieron volver a hacerlo y dije que no. Voy a seguir haciendo política porque me inquieta, me apasiona me desvela pero no voy a ser candidato a nada. Y me lo han ofrecido pero no, además la política necesita gente joven con empuje y yo ya tengo mis años. Lo que pude hacer, lo que tuve que hacer ya lo hice.
– ¿Soñó alguna vez con llegar a la presidencia del país?
– No, no, para nada porque yo estuve muy cerca de Alfonsín y se lo que es ese trabajo. Es absolutamente insalubre. Y es una responsabilidad que no estoy ni estuve en condiciones de asumir. Ni me he preparado para eso, es una cosa muy seria. Hay que prepararse intelectual y psicológicamente para asumir esa responsabilidad y yo estoy cómodo con ser actor, que es lo único que se hacer más o menos bien.