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Deportes 14 de julio de 2024

Lucas Fresno: “La incertidumbre es algo con lo que convive un jugador profesional”

En entrevista exclusiva con LA CAPITAL, el basquetbolista marplatense formado en Sporting analizó su presente en Italia y contó como vivió la transición de juvenil a profesional.

Lucas Fresno en el gimnasio de pesas del Club Atlético Once Unidos, que le permite entrenarse allí.

Por Marcelo Solari

Cuando tenía 14 años, en épocas de sus primeras entrevistas con LA CAPITAL, sorprendía más allá de su talento para jugar al básquetbol. Sus respuestas de aquel entonces ya denotaban un grado de madurez infrecuente para esa edad.

Apenas seis años después, mucha agua ha corrido bajo el puente. En la vida y en la carrera deportiva de Lucas Fresno. Se fue a Italia, a continuar su etapa formativa en una prestigiosa Academia (Stella Azzurra), que le permitió incluso competir a nivel europeo, jugó el Mundial U19 en Hungría, con el seleccionado argentino, y viene de ganar un título y ascender con Avellino, campeón del grupo A de la Serie B Nazionale, que así se ganó el derecho de participar en la A2, la segunda categoría del básquetbol profesional.

A los 20 años, su carrera deportiva avanza a paso firme, sin saltear etapas. Y su claridad conceptual se mantiene inalterable, en línea con ese crecimiento deportivo, tal como se podrá apreciar en la siguiente entrevista:

-Te fuiste en 2021, después de hacer formativas en Sporting, de pasar por los seleccionados argentinos de base y de jugar la Liga de Desarrollo para Peñarol. ¿Te planteaste como objetivo jugar en la Liga Nacional en algún momento?
-Sólo fui al banco en la Liga Nacional pero nunca entré. En este momento -muy temprano- de mi carrera, no lo veo. Sí lo vería si la situación económica fuera otra, porque las diferencias que te puede aportar un equipo con una estructura de formación más grande, como hay en Europa, te brinda muchas ventajas. Por eso en esta etapa mía, que todavía es de desarrollo, no lo veo tan cercano. Pero obviamente que me encantaría jugar en la Liga de mi país, ni hablar.

-¿Cómo es tu situación contractual. ¿Tu pase todavía pertenece a Stella Azzurra?
-Justo esta temporada firmé la finalización de mi contrato con Stella Azzurra y soy jugador libre. Pero no voy a seguir en Avellino. Creía que sí, pero pasaron un par de cosas no muy lindas de parte del club. Sentí que me trataron de manera ingrata y puedo confirmar que no voy a continuar, así que estoy en el mercado. Estamos evaluando algunas ofertas.

-¿No te sentiste valorado pese a haber tenido un gran rendimiento como sexto hombre?
-Pensé que, por lo que había aportado, aún sumándome al equipo en la segunda parte del torneo, iba a tener un mayor reconocimiento para esta nueva temporada. En realidad, no lo pensé, me lo habían dicho del propio club. Pero el mundo del deporte se maneja como un negocio, y a veces las relaciones personales quedan en un segundo plano. Tendré que aprenderlo para mi carrera deportiva.

Lucas Fresno Avellino 3

-Entonces ¿no fue sólo un tema económico?
-Digamos que para mí, en esta etapa, el tema económico no es determinante. Es más, había aceptado seguir por menos plata que la que tal vez podría haber conseguido en otro lado, pero ya está. No me quiero llevar este rencor. Cierro la página con Avellino y prefiero quedarme con lo lindo, un campeonato con ascenso incluido y, ahora, a buscar otra aventura.

-¿Tu aspiración es conseguir un equipo en la A2, la segunda categoría?
-Sí, sería lo mejor. Estoy en un momento del mercado en el cual tengo que ver qué roles me ofrecen, sobre todo que a esta altura no me gustaría correr mucho de atrás. Lo mejor para un jugador joven es estar en la cancha, sumar minutos y aprender equivocándose, porque tengo millones de cosas que aprender. Estoy valorando todas las opciones. Tampoco veo con malos ojos volver a la Serie B con un mayor protagonismo para afianzarme y poder mejorar mis cualidades para ser un jugador más completo.

-¿Cómo se dio tu salida de Taranto a mitad de temporada?
-Avellino me había contactado varias veces para ver si yo estaba disponible. La situación económica y deportiva de Taranto no era la mejor, aunque a mí individualmente me estaba yendo bien. Tenía propuestas de algunos equipos y Avellino fue la que más me convenció a nivel deportivo.

-¿Quién es tu representante?
-Mi representante es Pablo Filloy (N. del R.: hijo de Germán, legendario jugador de Atenas de Córdoba, cuatro veces campeón de la Liga Nacional).

-Seguramente estarás pendiente a cada momento de que te confirmen en dónde vas a jugar…
-La incertidumbre es algo con lo que convive un jugador profesional. No solamente en el básquetbol. En cualquier deporte. Y es algo que te puede comer la cabeza muy rápido. Si uno no está adentro no se puede entender demasiado, pero te das cuenta de que son varias cosas para analizar. No saber dónde vas a vivir, si la cuestión deportiva tiene proyección o no, si el grupo humano es receptivo o cerrado. Y si tenés una familia a cargo, que no es mi caso, mucho más todavía. Lógicamente uno quiere tener certezas lo antes posible y esta situatación genera cierta inquietud, pero es normal, es parte del deporte profesional. Trato de no darme máquina con eso.

-¿En qué puesto te sentís más cómodo? ¿Cómo “2” o como “3”?
-Seguramente de escolta. Es la que siento como mi posición natural. Obvio que en el trámite del partido puedo jugar de lo que mi pidan. No tengo problemas con eso. Pero creo que lo que más me hace rendir a mí y lo que más le sirve al equipo, es cuando juego de “2”.

Lucas Fresno Avellino 2

-¿Te cambió mucho el panorama cuando pasaste de jugar en juveniles de Stella Azzurra, aún con competencia a nivel europeo, a insertarte en el profesionalismo?
-Totalmente. Es un paso muy grande. Es imposible prepararte lo suficiente para ese cambio. Yo estuve en una academia de gran prestigio y alto nivel, donde no habrían podido prepararme mejor de lo que lo hicieron y, así y todo, fue un salto fuerte. Una vez que entrás en el profesionalismo, no hay vuelta atrás. Lo único que importa es ganar, el resultado. Ya no tiene espacio el desarrollo. El motor más grande, lo que mueve al deporte profesional, es ganar cosas. Si no se gana, está todo mal, y si se gana, está todo bien, como siempre. Y también tenés mucha menos contención de la que tenés siendo juvenil.

-¿Cómo son las categorías de ascenso en Italia? ¿Qué tipo de básquet se juega?
-Hay diferentes filosofías de juego. Por lo que estuve viendo en Serie B y lo que entendí este año, porque antes había estado en A2 pero con un rol mucho más acotado, es que se ve un básquet mucho más lento, mucho más táctico. Los entrenadores preparan demasiado los partidos. Tal vez al jugar sólo los domingos (a diferencia de la Liga, que por ahí tenés series de tres partidos seguidos) te da mucho tiempo para preparar cuestiones tácticas que hay que aprender y confiar en el plan del entrenador. De lo contrario, todo se genera en un caos. El básquet italiano, en general, es muy táctico.Tiene menos dinamismo que el español -a mi parecer, de lo mejor del mundo FIBA-, pero te hace estar todo el tiempo concentrado.

-¿Cuáles son tus objetivos personales y deportivos?
-Como siempre digo, me gustaría llegar lo más alto que pueda. Hoy, con 20 años, no sé cuál es mi techo y espero no estar cerca de ese techo. La idea es ir poniendo objetivos y cumplirlos. Es la satisfacción más grande que puede tener un deportista. Y para eso me entreno. Vivo en la cancha, en el gimnasio, aprendiendo todo lo que pueda para ser un mejor jugador. Me apasiona lo que hago.

-¿Seguís en el radar de la Selección?
-Después del Mundial U19 no tuve más contacto con la CAB. Obviamente me encantaría ser tenido en cuenta. Siempre estoy disponible para lo que haya, pero también sé que hay muchísimo nivel, muchísimos chicos que lo vienen haciendo muy bien y no es algo de lo que hoy me ocupe especialmente. Sé que primero tengo que mejorar muchísimas cosas de mi juego, de mi físico y conseguir buenos resultados. Voy tranquilo con eso. Sería un sueño grandísimo poder ponerme esa camiseta otra vez, pero antes tengo que seguir laburando un montón.

-¿Te costó mucho el despegue familiar?
-Al irme a los 17 años, en ese momento uno lo sufre. No sólo el desapego de los familires, que es el más fuerte, sino también el de los amigos. Es algo muy amplio, pero ver que tus amigos siguen su vida sin vos, a mucha gente le puede doler o afectar. Pero una vez que encontrás gente que te quiere en un lugar tan lejano, aprendés a sobrellevarlo mejor. Tienen una idiosincracia muy parecida y los italianos son bastante afectuosos, especialmente en el sur, donde jugué en la última temporada.

Algo personal, más allá del básquet

¿Ya estás plenamente adaptado a la vida en Italia?
-Sí, sí, plenamente adaptado, aunque no está para nada en discusión que Argentina es mi casa. En Italia encontré otro país y otra cultura, muy parecida a la nuestra, es cierto, que me hace sentir muy cómodo. Siento que si no tuviera que vivir acá, Italia sería el primer lugar al que me gustaría ir. No me veo en otro lado.

-El idioma también es parecido y eso ayuda…
-Es muy parecido. Ya en mi primera temporada, a los tres o cuatro meses arranqué a hablar. Obvio que no con la facilidad o la fluidez de ahora, pero no era difícil comunicarse. Por ejemplo, estoy de novio con una chica italiana (Benedetta). El mes pasado vino conmigo a Mar del Plata y sin haber hablado antes una palabra en español, ya arrancó a hablar por estar acá. Le resultó fácil.

-Es decir, tus padres recién la conocieron acá…
-Sí, ella de Taranto, la conocí ahí. Me acompañó a Avellino y tenemos una linda relación. Mis padres la conocieron ahora. Fue medio loco llegar acá con una italiana (risas). Ella no había salido nunca de Europa, tampoco. Ahora ya es una más entre nosotros (más risas).

Lucas Fresno Avellino