Los vinos de Balcarce son una realidad y de gran calidad
La bodega Puerta del Abra, ubicada en "El Vallecito", elabora vinos de alta calidad y de características particulares por el suelo calcáreo del viñedo. Un proyecto el empresario Jorge Pérez Companc y que tiene a la enóloga Delfina Pontaroli como responsable.
Vista de las uvas Pinot Noir en el viñedo ubicado dentro de EL Vallecito. Fotos: Bodega Puerta del Abra.
Por Sebastián Plaza
BALCARCE (Corresponsal).- Un vino de calidad que podría ser exportable a cualquiera de los mercados más exigentes del mundo se está elaborando en la zona de Puerta del Abra, entre Balcarce y Mar del Plata. El empresario Jorge Pérez Companc quiso tener su propio vino. Para ello utilizó uno de los campos de más altura que tiene en la zona.
La idea en principio era que familiares y amigos pudieran disfrutar de un vino único producido por ellos mismos. Sin embargo, la iniciativa que comenzó en 2013 se fue transformando y con el descubrimiento de un suelo calcáreo que le da una acidez especial a las uvas todo se fue redireccionando a una posibilidad concreta de exportar vinos de calidad desde Balcarce.
Por ello, tal vez la gente de la bodega Puerta del Abra, perteneciente al establecimiento “El Vallecito”, haya decidido ponerle al vino el nombre Insólito.
La enóloga Delfina Pontaroli, quien tiene a su cargo el cuidado de los viñedos y los procesos de elaboración, consideró que se trata de vinos “más elegantes”. Por ello, precisó que “los blancos no son esas bombas de aromas que podés encontrar en un torrontés de Salta o muy madurados de Mendoza. Se compara mucho más a los vinos europeos: es un estilo muy parecido a la borgoña de Francia”.
Es que según identificaron, el clima que se genera en ese sector de Balcarce rodeado de sierras es muy similar al francés y con ello su paralelismo y comparación.
Procesos
Sobre los procesos, la enóloga contó que “los blancos no los tenemos con paso por madera. Tienen crianza sobre lías, que es dejarlo en tanques con las mismas levaduras que fermentaron y sus borras durante varios meses, que les da otros cuerpo”.
En el caso de Chardonnay -comentó- que utilizan una proporción muy baja de madera. “En los tintos les estamos dando unos 24 meses de barrica, que es bastante, y en algunos casos 12 ó 18 meses. Lo que también hacemos es un añejamiento en botella post barrica porque se redondea mucho más y madura mejor”, aseguró.
Actualmente, la bodega se encuentra en una instancia de desarrollo de producto para lo cual se hacen múltiples ensayos de investigación con el equipo de trabajo, tanto en el manejo de cultivo como en bodega. Incluso se conocieron trabajos y proyectos con la Facultad de Ciencias Agrarias local, dependiente de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
Pontaroli comentó que esos ensayos permiten definir “una ruta más clara de la viticultura en una zona no tradicional como también encontrar la mejor versión del vino, a partir de muchas pruebas dentro de la bodega”.
Para ello, se hicieron 23 calicatas en el sector y se encontraron alrededor de ocho tipos de suelos y en todos diferentes niveles de calcáreo. “Lluvias frecuentes y la presencia del viento constante hacen que se produzca un microclima que favorece la sanidad de las uvas”, agregó la enóloga.
Descubrimiento
La especialista indicó que el campo no sirve mucho para agricultura porque se encuentra “limitado” ya que tiene mucha arcilla y tosca. “No se sabía en ese momento que era un suelo espectacular para la vid. Por varios factores podemos sacar hoy vinos de calidad. En 2014 vino un matrimonio francés (Claude y Lydia Bourguignon, especialistas en el estudio de los perfiles de suelos cultivados) y encontró material calcáreo, que nosotros llamamos tosca, que es muy buscado en el mundo porque solo el uno por ciento de la superficie lo tiene”, argumentó Pontaroli.
El calcáreo son los carbonatos de calcio que forman la tosca en el suelo y que hace que el vino tenga capacidades diferentes en cuanto a aroma o al perfil que tiene en boca
La enóloga recordó que un asesor agrónomo mendocino fue quien eligió el lugar donde plantar. Terminó eligiendo el campo porque se encuentra a 120 metros sobre el nivel del mar, que es bajo, si se lo compara con Mendoza o Salta.
Varietales
“Se empezó en 2013 con tres hectáreas: con uvas Chardonnay como cepa blanca y todo un ensayo de diferentes cepas tintas, entre ellas, Pinot Noir, Bonarda, Merlot, Malbec, Cabernet Franc y Tannat”, manifestó.
En 2014 ampliaron a cinco hectáreas la superficie e incorporaron más Chardonnay, Riesling y Sauvignon Blanc.
Luego se siguió ampliando hasta llegar a su superficie actual de doce hectáreas con la novedad de la incorporación de una variedad blanca llamada Albariño y luego se sumó un ensayo de Tempranillo (ambos de origen español).
Recién en 2016 se comenzaron a cosechar las primeras uvas y a decantar las variedades que tenían más y menos potencial en suelo balcarceño. “Así es como no se produjo más Malbec por los fuertes vientos que perjudican mucho el polen de los racimos. El Merlot corrió la misma suerte como varietal”, admitió.
En la actualidad, Pontaroli reconoció que se continúa con la producción de vinos tintos en sus cepas de Pinot Noir, Bonarda, Cabernet Franc y Tannat y los tres blancos Chardonnay, Riesling y Albariño.
Sobre lo sorprendente de los resultados adquiridos, fue sincera en su reflexión: “Fue un poco casualidad o suerte porque lo que hizo es que el viñedo estuviera en la loma. Lo que produce esto es que cuando hay heladas el aire frío vaya para el bajo y no se dañan las plantas”, enfatizó
Comercialización
Después de tantos años de ensayos y estudio de diferentes variantes la bodega comenzó a producir volúmenes como para empezar a pensar en la comercialización porque esto implica tener un stock de venta. Algunas tiendas Cabrales de Mar del Plata y La Plata cuentan con algunas unidades y se está pensando en una especie de venta directa a través de una página y redes sociales propias.
“No es un vino que apunte a estar en ninguna góndola de supermercado sino que se comenzará a venderse a través de una página web propia y se está evaluando una red de vendedores y la presencia en vinotecas de calidad”, confirmó Delfina.
La idea de la familia Pérez Companc es apuntar a un nicho de mercado de gente conocedora de vinos porque estimaron que “hay que entender al vino desde el lugar que viene. No se puede comprar un vino de Puerta del Abra pensando en algo similar al norte argentino”.
La enóloga contó que cuentan con un muy volumen de vinos blancos y a partir de mediados de año van a tener algo similar en tintos.
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