Los misteriosos pasacalles del barrio Los Troncos
Una extraña situación se produjo en las últimas dos semanas en el selecto barrio.
Por FdR
La historia no comenzó con los pasacalles que aparecieron en los últimos días en el barrio Los Troncos sino que encontró su final en ellos. El barrio abierto más exclusivo de Mar del Plata se despertó hace algunas mañanas con la calle Rodríguez Peña, a la altura del 700, embanderada de consignas misteriosas que referían a víctimas, a domicilios y hackers.
Los pasacalles, cómplices habituales de encendidas salutaciones o declaraciones de amor o incluso bromas, no fueron nada de eso sino la herramienta que supuestamente encontraron algunos vecinos para darle cierre a un problema tragicómico.
Quien encuentre algo de claridad en las líneas precedentes o es un farsante o, bien mirado, es un optimista. Porque nada está claro y probablemente nada quedará claro al final de este artículo. Pero el carácter intrigante de la historia merece al menos el intento de echar cierta luz.
La insustancial investigación desplegada por este cronista -insustancial por los escasos datos alcanzados y sabido es que no hay nada más material en el periodismo que la información- estableció algunas pocas certezas, como por ejemplo que los pasacalles existieron. Las fotos son prueba innegable.
Al parecer -porque todo no es más que una especulación con bases sólidas en la verdad, pero una especulación al fin- un joven del barrio se aficionó a hackear teléfonos celulares y redes de wi fi de los vecinos. Esa persona fue denunciada en los pasacalles y reside en las proximidades de Rodríguez Peña y General Rivas.
Los datos que presentan los pasacalles contienen nombres de los supuestos damnificados y allí aparecen, empresarios, fiscales, jueces, profesionales e incluso firmas comerciales.
“No hubo intervención policial porque no hubo ninguna denuncia. Es un tema entre vecinos”, señaló una fuente policial consultada.
Los conflictos que el intruso informático habría generado son de sainete, ya que habría enardecido a algunos vecinos con la invención de infidelidades, romances y habladurías. Pero esa es solo una de las versiones. La otra es más grave y esconde delitos informáticos como el robo de identidad digital.
Los pasacalles son firmados por “Sociedad de Fomento”, un subscritor de por sí falso: en dicho barrio no existe tal entidad. “Para mí, alguien realizó esas maniobras de hackeo y un socio se separó, entonces ahora nos está alertando” imaginan en el barrio.
Los datos que presentan los pasacalles contienen nombres de los supuestos damnificados y allí aparecen, empresarios, fiscales, jueces, profesionales e incluso firmas comerciales.
En otras de las marquesinas precarias -aunque con un esmerado trabajo del letrista- se leen direcciones, todas ellas de fincas adyacentes a la esquina de Rodríguez Peña y Rivas. Precisamente allí, hasta hace una horas, se distinguió un pasacalle con nombres de los “ayudantes y cómplices” que participaron en las acciones señaladas.
Suelen algunos creativos de publicidad recurrir a la informalidad de pasacalle para iniciar algunas campañas o tan solo testear una reacción del mercado posible. Pero acá parece tratarse de algo diferente.
“Yo estoy preocupada”, dijo una médica cuyo domicilio es parte de una lista de posibles damnificados. “Este no es un barrio en el que los vecinos hablemos mucho entre nosotros -admitió-, por eso no sé lo que piensan los demás. Pero acá algo muy raro está sucediendo. Eso te lo puedo asegurar”.
Los conflictos que el intruso informático habría generado son de sainete, ya que habría enardecido a algunos vecinos con la invención de infidelidades, romances y habladurías.
Y aunque los investigadores jamás recomendarían descifrar mensajes anónimos con otros similares, está claro que ni se trata de una investigación ni el cronista es detective. Por eso, entre las pruebas para reconstruir esta intrigante historia bien podría gravitar este mensaje recibido anoche en medio de la infructuosa búsqueda: “El denunciado aparentemente es muy hábil con la computadora, le hackeó la cuenta a varios vecinos y los hizo pelear entre ellos, hablando de infidelidades y comentarios picantes; los vecinos se enteraron y al mejor estilo otras barriadas más populares le dieron un correctivo, por eso también lo escrachan con pasacalles”.
Versiones, rumores, especulaciones y una sensación algo extraña se esparcen en el barrio más selecto de la ciudad. Vaya a saber uno qué estará pasando.
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