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Opinión 24 de abril de 2022

Los jóvenes comunistas entre el Rock y el apoyo a Videla

Por Aldo Duzdevich

Isidoro Gilbert un prestigioso periodista corresponsal de la Agencia soviética Tass y militante del PC, escribió dos libros muy documentados “El Oro de Moscú” y “La Fede” , donde expone con crudeza la subordinación política y económica del PC al aparato estalinista internacional dirigido desde el Kremlin.

Las investigaciones sobre el rol de algunos obispos y sacerdotes argentinos, ha llevado a que en los últimos años se acuñe el término “dictadura-cívico-eclesial-militar” . Los militantes del Partido Comunista Revolucionario (PCR) ya el 23 de marzo de 1976 denunciaban que el golpe era pro-yanqui y pro-ruso; afirmación que suena descabellada. Pero, cuando uno lee autores muy documentados como Gilbert, ingresa en un campo de dudas, de un tema que todavía no se ha investigado en profundidad.

El PC considera auspicioso que la Junta Militar haya desechado una solución “Pinochetista”. El 26 de Marzo de 1976, el Comité Central del PC emitió una declaración: “El Partido Comunista está convencido de que no ha sido el golpe del 24 el método más idóneo para resolver la profunda crisis política y económica, cultural y moral. Pero estamos ante una nueva realidad. Estamos ante el caso de juzgar los hechos como ellos son. Nos atendremos a los hechos y a nuestra forma de juzgarlos: su confrontación con las palabras y promesas.(…) Los actores de los sucesos del 24 expusieron en sus primeros documentos sus objetivos, que podríamos resumir de la siguiente manera: ‘Fidelidad a la democracia representativa con justicia social, revitalización de las instituciones constitucionales, reafirmación del papel de control del Estado sobre aquellas ramas de la economía que hacen al desarrollo y a la defensa nacional. El Partido Comunista, aunque no comparte todos los puntos de vista expresados en los documentos oficiales, no podría estar en desacuerdo con tales enunciados, pues coinciden con puntos de su Programa, que se propone el desarrollo con independencia económica, la seguridad con capacidad nacional de decisión, soberanía y justicia social. Es conocido el punto de vista del Partido Comunista sobre las actividades de la supuesta ultraizquierda, que siempre repudió. La guerrilla se combate, sobre todo, suprimiendo las causas sociales que la generan, como se reconoce en documentos militares.(…) El PC considera auspicioso que la Junta Militar haya desechado una solución ‘Pinochetista'”.

Recordemos que por el Comunicado 45 de la Junta Militar del 24 de marzo, se prohibieron las actividades de: el Partido Comunista Revolucionario (PCR), Partido Socialista de los Trabajadores (PST), Partido Política Obrera (PO); Partido Obrero Trotskista, Partido Comunista Marxista Leninista. El único partido de izquierda no prohibido por la dictadura fue justamente el más grande e importante, el Partido Comunista Argentino (PC).

La Fede hipnotizada de admiración por el general Bussi

A 60 días del golpe (el 21-05-76) la Federación Juvenil Comunista (FJC) decidió lanzar una revista quincenal llamada “Vamos! Al tiempo joven”. Llamativo título para un momento en que miles de jóvenes eran secuestrados y asesinados por el terrorismo de estado. La dirigía José Antonio Díaz miembro del Comité Central de la FJC y Jaime Marín, quienes recuerdan que “cada número lo discutíamos con Patricio Etchegaray”.

Según Gilbert, la salida legal de Vamos! se negoció con el general Llamil Reston, que era contacto del Estado Mayor con dirigentes del PC y la FJC. El general Dalla Tea aseguró que :“hubo consenso en que al PC había que suspenderlo y no ilegalizarlo, para que la juventud que estuviera insatisfecha se canalizará a través de este partido de izquierda y no fuera a la acción violenta”.

En el numero 6 (31-7-76) “Vamos!” celebró el “golpe al extremismo” por la “caída del subversivo” Santucho y su segundo – se referían a los máximos líderes del ERP “Roby” Santucho y Benito Urteaga muertos en el allanamiento a su vivienda- .

En el número 4 de la revista del 2 de julio de 1976, se escribe sobre “la marcada preocupación” – del gobernador de Tucuman general Bussi – “por los problemas sociales” y destacan “los logros de la administración bussista.”.

Jaime Marin como “Jaime Cárdenas” escribe una nota “especial desde Tucuman” titulada “¿Que hacen los militares por la juventud?”. Colmando de alabanzas al genocida Antonio Domingo Bussi. La bajada de la nota comienza con: “El lema del gobierno tucumano es: ser dueño del suelo que se pisa, de la tierra que se trabaja, de la casa que se habita” . Sin duda un lema de izquierda revolucionaria. El autor de la nota se declara “hipnotizado” por el “estilo del general Bussi”. Tan hipnotizado estaba Marín que habrá creído estar en La Habana de Fidel y no en el Tucumán de Bussi. Sigue el relato hipnotizado: “Se destaca la febril actividad del gobernador, inaugurando campos deportivos y tramos de ruta; haciendo entrega de títulos de propiedad a agricultores (…) y hasta sancionando abusos patronales (…) sin reconocer límites de horario, sábados y domingos”.
Recordemos que en Tucumán hubo 195 desaparecidos y al menos dos importantes centros de detención clandestina. Pero, el dirigente de la Federación Juvenil Comunista, Jaime Marín y la cúpula de la FJC que avalaba y financiaba la revista Vamos!, en ese momento no tenía porqué saberlo…, o sí. Lo que suena francamente vomitivo es la publicación de una nota abiertamente cómplice del genocida Bussi.

La revista alternaba este tipo de notas políticas, con el seguimiento a los principales grupos del rock nacional, suponemos para alivianar el cóctel de sapos.

Las princesas no deben asesinar

La profesora de historia de la Universidad de General Sarmiento, Mariana Saraniti realizó una investigación: “El caso de la revista Vamos! Al Tiempo Joven. Entre el consenso a la dictadura y la formación de un estereotipo de juventud.”

Según Saraniti: “La revista Vamos! operó como un instrumento eficiente en pos de demostrar una imagen positiva de la dictadura militar creando imágenes estereotipadas de los “subversivos”. Mostrando dos imágenes contrapuestas: por un lado, la de cómo deberían ser los jóvenes y, por otro la estigmatización y anulación de identidad de los “subversivos” .”

“La revista propone insistentemente la visión de lo que se supone deberían ser los jóvenes. En este sentido, las notas que se presentan muestran, por ejemplo, a muchachas inocentes que pretenden ser bailarinas, que tienen sueños en los que se convierten en princesas… es decir, lo pulcro, lo frágil y los valores morales son los elementos que configurarían el imaginario de lo que se esperaba que los adolescentes fueran.”

En contraposición a la idea de jóvenes princesas en el número 3 de Vamos! aparece la noticia sobre el atentado de Montoneros al Jefe de la Policía Cesáreo Cardozo, realizado por la militante Ana María Gonzáles de 18 años. Dice Vamos!: “Fue una joven la asesina. Quien armó su mano no desechó la utilización de la desesperación que esconde la personalidad de no pocos muchachos. El extremismo puede captar voluntades aprovechando confusiones y el arrastre de graves carencias socio-económicas, enancándose en la falta de integración a la vida activa. Ojo, no lo decimos para quitarle ni un gramo de responsabilidad a la fría ejecutora de un crimen que repugna en primer lugar al joven; pero no descuidemos la solución de causas que pueden ser el asidero para atraer a otros jóvenes a esta cruel aventura” .

En el relato de la noticia (escrita por el director de la revista J. A. Díaz) no se hace mención a la adscripción política de la joven ni a los motivos del asesinato.

Mientras Vamos! La señaló como “joven asesina” , en el libro de Federico Lorenz sobre Ana Maria Gonzalez (“Cenizas que te rodearon al caer”) el autor menciona que “dentro de Montoneros a Anita la tenían como una diosa, virgen y santa.”…..Contradicciones y complejidades de una historia reciente que todavía no se termina de procesar.

Sigue diciendo Saraniti: “Como se ha visto hasta aquí, el consenso respecto de la lucha contra la subversión es claro en el repertorio de la revista. La utilización de la imagen es congruente con la exacerbación de la peligrosidad de las agrupaciones terroristas y la información brindada sobre los asesinatos no suele ser fidedigna.

Finalmente, en el número 7 se vislumbra el carácter paternal que se le da a la imagen de Videla. Se publica una foto, donde se lo ve, saludando a niños pequeños con un gesto de ternura y alegría. Además, está rodeado de mujeres sonriendo, entre las cuales se encuentran dos monjas. Esto último resulta relevante, puesto que existen muchas fotografías de Videla en que se encuentra acompañado de religiosos/as, e incluso asistiendo a misas, lo cual refuerza su carácter cristiano y moralista.”

Hoy salvo los que firmaban en la revista, ningún ex-Fede quiere hacerse cargo de semejante pasado. Pero entre los cuadros importantes de la Fede de esos años, que menciona Gisbert en su libro están: Patricio Etchegaray, Gabriel Serranes, Alfredo Leuco, Jorge Pereyra, Eduardo y Jorge Sigal, Emilio Sigota, Ruben Varone, Rubens de Diago, Domingo Di Napoli, Hugo Sirkin, Antonio Caporale, y Alberto Nadra entre otros.

Es cierto que, el PC tuvo 105 desaparecidos, pero esto no cambió sustancialmente su línea de “apoyo crítico” a la dictadura militar. El ex-montonero Jaime Dri recuerda con cierta ironía que entre los secuestrados en la ESMA había un militante del PC, que aún secuestrado y torturado seguía repitiendo allí dentro que Videla era bueno porque no era “pinochetista” .

Seguramente este texto incorpora información poco conocida por todos nosotros. Seguramente hemos escuchado a muchos ex-militantes del PC y la Fede, contando versiones de su pasado, que no son estas. Una vez más, recorrer la historia nos aleja de los discursos binarios, buenos y malos, blanco o negro. ¿Puede acusarse al mayor partido de izquierda argentina por donde han pasado miles de militantes y dirigentes de ser cómplices de la dictadura? Yo creo que no. Si, son los claroscuros de la historia que es necesario conocer, para aprender de ella.

(*)El columnista es autor de Salvados por Francisco y La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Perón