Se internan en una tormenta, van al espacio, andan en patineta, interactúan con distintos personajes a través de la pantalla, utilizan herramientas de teatro negro, cuentan su historia, se ríen y hacen reír. A poco más de una semana de haberse animado al nuevo desafío de hacer teatro, Eugenio y Sebastián “Culini” Weinbaum reconocieron que “fue la aventura que más felicidad nos dio”.

“El estreno fue realmente mágico, una locura, la verdad que superó pero no con creces, con supercreces las expectativas. Había muchísima gente que tuvo la curiosidad de ver qué hacen estos dos locos ahí en el escenario y la verdad, es la aventura que más miedo nos daba y fue la aventura que más felicidad nos dio” explicaron.

“Las expectativas principalmente son que la gente que vaya pase un súper momento, porque lo más valioso que tenemos es el tiempo. Entonces poder disfrutar ese tiempo para nosotros es lo principal” definió Sebastián.

Por eso ratificó que “es una obra que está hecha en familia para la familia. Pueden ir con los hijos, con los padres, cuando salimos después de la función nos encontramos con tres generaciones que lo vieron y les encantó a todos. Es un espacio para compartir en una época en la que es difícil encontrar puntos en común en la familia, que todos puedan pasar un buen momento, creemos que es valioso”.

Ante la consulta de este medio, Eugenio fue claro al considerar que “es más peligroso nadar con tiburones y difícil es el teatro. Estamos aprendiendo, pero lo estamos disfrutando como nunca en la vida”.

Los aventureros que recorren el mundo enfrentándose a los desafíos más extraños y muestran y comparten sus experiencias en culturas y regiones variadas y curiosas, aseguraron que Facundo Arana -su amigo, quien participa desde una pantalla en la obra- se los había advertido: “Nos dijo, ‘súbanse al escenario y no se van a bajar más’ y realmente fue un sueño hecho realidad. Estamos más que felices por la respuesta” confiaron.

Con producción propia y trabajo en familia, Eugenio y Culini escribieron el guion junto a sus hermanos Karina y Chicho. Para la dirección cuentan con el experimentado Luciano Brindisi, a quien consideraron fundamental para lograr generar, desde su humor y espontaneidad característicos, “sensaciones en el público”.

Más de una docena de personas y la confianza de Carlos Rottemberg, se sumaron para que, de martes a domingos a las 22, en el Teatro América, los hermanos puedan buscar su tesoro teatral y divertir a los espectadores.