Los estigmas de Rosario y esa lejanía total con lo que pasa en Mar del Plata
Fopea organizó un encuentro en la ciudad de "Los Monos" en el que periodistas, fiscales y jueces intercambiaron opiniones de la situación de una de las zonas más calientes y sangrientas del país.
Foto archivo.
Por Juan Salas
Hay eventos que cuando suceden es imposible anticipar sus repercusiones, la piedra se tira al agua y las ondas se expanden sin saber hasta dónde llegarán. En Rosario hubo dos piedras que se arrojaron y generaron un tsunami de violencia, miedo y muerte.
La primera piedra podría haber sido algo menor, salvo por el hecho que involucró a los dos clanes más violentos de Rosario: los Alvarado y los Cantero, es decir “Los Monos“. En un barrio marginal, los Alvarado le robaron unos “ravioles” de cocaína a los Cantero, a quienes envidiaban por empezar a vender estupefacientes. El resultado, una guerra sangrienta con decenas de muertos de cada familia que no parece cesar por nada.
Este hecho, para el periodista especializado en narcotráfico Germán de los Santos es la “génesis” de los narcos en Rosario y la consolidación de los grupos más peligrosos del crimen organizado en la ciudad santafesina.
La otra piedra arrojada cumplió 10 años el 26 de mayo: el crimen de Ariel “El Pájaro” Cantero, el líder de “Los Monos” que fue acribillado a la salida de un boliche y que, si bien el homicidio quedó impune en Tribunales, sicarios vinculados a “Los Monos” en agosto de 2022 emboscaron una camioneta de traslado del Servicio Penitenciario y balearon el vehículo hasta que mataron a Osvaldo “Popito” Salazar, uno de los sospechosos del asesinato al “Pájaro”.
En este 2023, en Rosario ya se registraron 128 asesinatos, 27 en lo que va de mayo, lo que lo ubica como el mes más sangriento de los últimos 10 años.
Es recurrente que cada vez que se produce una seguidilla de homicidios en Mar del Plata se la intente emparentar con Rosario. Pero no existe seriedad en una comparación de ese tipo. La distancia es tan grande que ni siquiera en las peores de las proyecciones puede pensarse un escenario similar.
Según el último informe del Observatorio de Seguridad Pública de Santa Fe, que abarca hasta fines de abril, 7 de cada 10 asesinatos ocurridos en el Gran Rosario “se inscriben en tramas asociadas a organizaciones criminales y/o economías ilegales”.
La violencia que se respira en Rosario, el miedo de la gente y palabras como narco o sicario son de uso corriente en la ciudad santafesina, que cuenta con una fiscalía especializada en balaceras y otra dedicada a causas de crimen organizado.
El crimen organizado
El Foro de Periodismo Argentino (Fopea) realizó un encuentro en Rosario centrado en la investigación judicial y el crimen organizado, del que participaron periodistas especializados, fiscales y jueces, con el fin de intentar entender lo que sucede en lo que parece ser la tierra de los narcos en Argentina.
El periodista de La Nación, y especializado en investigaciones al crimen organizado, Germán de los Santos llama a lo que sucede en Rosario como “crimen desorganizado” ya que considera que las bandas rosarinas son “grupos criminales que no están sofisticados en su desarrollo”, pero que desde esa precariedad “lograron crecer muchísimo”. “¿Por qué logró crecer tanto esta gente desde la precariedad? Porque del otro lado hay un estado más precario todavía”, explicó el periodista.
No se puede hablar de crimen organizado o avance del narcotráfico sin mencionar el rol del Estado, su ausencia o connivencia.
Al respecto, el fiscal que investiga a Los Monos y a los Alvarado, Luis Schiappa Petra consideró que en la provincia de Santa Fe “hay una criminalidad estructural estatal. Hay que explicar el nivel de complicidad con el crimen organizado durante 15 años, que generó la destrucción de la estructura policial, hay un fiscal regional que fue destituido, otro que va a ir a juicio y un fiscal que ya fue condenado”.
“Narcotráfico es corrupción, narcotráfico es connivencia estatal, narcotráfico es omisión sobre fenómenos criminales complejos que en algunos casos te hacen penalmente responsable y en otros no. Narcotráfico incluye estructuras judiciales que, en el mejor de los casos, miraron a otro lado. Narcotráfico incluye una estructura financiera local que lava plata”, expresó el titular de la agencia local contra el crimen organizado en Rosario.
En cuanto a los homicidios que se registran en Rosario vinculados al narcotráfico, Schiappa Petra remarcó que “el consumo de sustancia no es una condición de la violencia”. “La violencia se explica por la relación del mercado con el Estado, no por la dinámica del consumo”, consideró.
El crimen organizado es transversal, excede a cualquier ideología o partido político, se extiende, corrompe, destruye. En Rosario se es violento y brutal, los sicarios son el músculo de los narcos y las amenazas han llegado hasta, de manera insólita, a Lionel Messi.
Hubo un punto de inflexión: en 2018 casas de fiscales y jueces fueron baleadas. Los narcos, por primera vez en Argentina, amenazaban directamente a los integrantes del Poder Judicial encargados en investigarlos y juzgarlos.
“En esta ciudad estamos todos amenazados. Jueces y periodistas. Pero no en nuestra honorabilidad. Han baleado suficientes lugares como para saber que amenazan nuestra vida”, dijo el juez federal Aníbal Pineda.
“Nos oponemos a que esto se naturalice, pero esto se naturalizó. No está dentro de las reglas del juego que por ser juez o fiscal tengamos que recibir amenazas o que corra peligro la vida de nuestra familia”, agregó el juez de primera instancia Gustavo Salvador.
Durante la conferencia que se dio en el Colegio de Magistrados de Rosario, el fiscal Schiappa Petra concluyó: “El término narcotráfico está sirviendo para ocultar la narcocriminalidad del Estado. La política y las empresas son componentes centrales de la criminalidad organizada”.
La piedra que tiró el narcotráfico cayó en el charco de sangre que ellos provocaron, las ondas todavía se mueven entre el Estado, la Justicia y la sociedad sin saber cuándo se detendrá.
Un escenario diferente
La situación de narcotráfico y de crimen organizado en Mar del Plata no es comparable con Rosario en ningún sentido. En cifras de homicidios, en Mar del Plata en lo que va del 2023 fueron asesinadas 16 personas (contra las 128 en Rosario) y si bien algunas de estas muertes se han vinculado con el narcomenudeo y su marginalidad, nada tuvieron que ver sicarios con sello del narcotráfico como sucede en la ciudad santafesina.
“En Mar del Plata no existen disputas territoriales”, expresó en una entrevista con LA CAPITAL el fiscal Leandro Favaro, integrante de la Fiscalía de Estupefacientes de Mar de Plata. “Por supuesto que hay bandas, organizaciones incluso familiares, pero no existen disputas territoriales, no existen disputas violentas por los espacios de venta de drogas, de estupefacientes”, señaló.
“Aquí son enormes los problemas por consumo severo, grave y problemático, donde lo que se puede ver es que en muchas situaciones se generan las peleas en la puerta de los points, a escasos metros de esos lugares entre los consumidores y los vendedores de drogas entre los propios consumidores. Yo digo que es un mundo de microtráfico y obedece puntualmente a esto”, explicó Favaro en esa nota que brindó en marzo.La connivencia policial también existe en Mar del Plata, aunque no de manera tan obscena como en Rosario. Las grandes bandas no pudieron actuar sin que el Estado se lo permitiera.
“Tenemos antecedentes con policías condenados, vinculados al tráfico ilícito de mujeres trans, a quienes les brindaban protección para que vendieran. Muchas organizaciones han tenido la logística y la protección policial”, expresó una fuente de la Fiscalía Federal consultada por LA CAPITAL.