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Policiales 26 de diciembre de 2024

Los crímenes que deja la droga y que se acumulan en Mar del Plata

Tras el asesinato esta semana de Sebastián Medina en la puerta de un "point" y la venganza desplegada sobre el padre de quien habría participado en el crimen vuelve a salir a la superficie el lazo entre el narcomenudeo y los homicidios en Mar del Plata.

Sebastián Medina (36) fue asesinado en momentos en que reclamó por un teléfono celular en un “point” de drogas del barrio Malvinas Argentinas. Un par de días después y a solo dos cuadras de allí, a Rául Aníbal Barrionuevo (63) lo fusilaron por ser el padre de quien podía haber estado involucrado en el crimen. Drogas, bala, muerte, venganza, más bala y más muerte.

La dinámica de la violencia emanada por el narcomenudeo o el consumo de drogas en Mar del Plata se repite desde hace un tiempo y no tiene un punto geográfico fijo sino que está esparcida por el anillo exterior, si es que existe algo así para definir el área más recientemente poblada de la expansión urbanística local.

Tal como lo informara este mismo medio a fines del 2023, los homicidios vinculados al consumo o la venta de drogas fueron aproximadamente el 30 por ciento del total. Uno de cada tres. Este año las cifras se mantienen apenas por debajo, pero también hay asesinatos en donde, si bien no ocurren junto a un “point” tienen un trasfondo donde los estupefacientes ocupan un lugar importante.

Lo mismo que sucedió con Medina el pasado lunes se observó el 16 de noviembre en el barrio Bosque Grande, cuando a con Kevin Mendoza lo acribillaron a balazos. Estaba con un amigo, igual que Medina.

A Lucano Quiroga y a Walter Silguero los asesinaron a metros de un “point” de Villa Gascón, y a Ezequiel Vázquez en la plaza Namuncurá. El detenido por el crimen de Vázquez es un expolicía mencionado en causas por narcomenudeo en el barrio La Herradura.

Walter Bravo en el barrio Parque Peña, Fabián Vallina Ortiz en Fray Luis Beltrán, Joav Pablo Motti en el barrio Don Emilio y Juan Carlos Pendas en la perfiera oeste fueron víctimas de venganzas o peleas surgidas de sus propios antecedentes, algunos de ellos por infracción a la ley de drogas.

Consumo problemático y marginalidad apareció en la investigación del asesinato de Leandro Nespral, en el barrio Bernardino Rivadavia.

En Mar del Plata el mapa de homicidios de, por ejemplo, los últimos siete años refleja una dramática acumulación de Champagnat al oeste y de Vértiz al sur. Aunque el consumo de drogas se distribuye más equilibradamente en todo el ejido urbano, la relación narcomenudeo-violencia se manifiesta más en ese anillo exterior. Vale destacar que la concentración demográfica también hace que ese punto se destaque.

El dato que es necesario traer al análisis es el que muchos marplatenses tiene como primera reacción comparar la ciudad con Rosario o con el Conurbano. Una vez más, debe descartarse esa comparación, ya que -al menos en estos tiempos- no hay una tendencia al crimen entre bandas o por disputas territoriales. Los crímenes del narcomenudeo en Mar del Plata rara vez tiene a un “dealer”, un “puntero” o un narcotráficante muerto. Las víctimas suelen ser consumidores o personas con antecedentes que generan algún conflicto que altera la actividad.



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