Los comedores comunitarios, reflejo de la crisis de la economía de bolsillo del Conurbano
por Diego Corbalán
Foto ilustrativa
Mientras la clase media va haciendo sus propios ajustes de gastos y redefine sus inversiones personales, en barrios populares como los del Gran Buenos Aires la situación es bastante más compleja.
Una realidad que, depende el distrito y de acuerdo con su pertenencia o no al espacio oficialista de Cambiemos, se reconoce en mayor o menor medida.
Más allá de este sinceramiento, los jefes comunales no desconocen el deterioro de la calidad de vida de los sectores más vulnerables de sus distritos.
Para ello, vienen desplegando un amplio abanico de medidas para contener los efectos de la crisis, en un contexto de comercios e industrias pymes que siguen dando trabajo, pero de menor calidad, y “con un mercado interno parado hace 15 meses, según la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires.
Medidas de contención social
En los principales partidos del conurbano bonaerense nos encontramos con un mosaico diverso de realidades sociales y algunos rasgos en común.
Consultados para esta nota, prácticamente todos mostraron sus acciones para morigerar los efectos de una economía, de mínima, golpeada.
Municipios como el de Vicente López, gobernado por Jorge Macri, prevé eximir del pago de ABL a unos 3.000 contribuyentes, entre ellos jubilados, personas con discapacidad y clubes de barrio, además de llevar contención a sectores productivos del distrito.
También señalaron que buscan “reducir la presión tributaria, fomentar la actividad económica y regularizar la situación” de las pymes radicadas en uno de los partidos más ricos del conurbano.
Como contrapunto, en el extenso y complejo partido de La Matanza la vulnerabilidad social y los efectos de la crisis son más evidentes.
El distrito gobernado por Verónica Magario declaró la “Emergencia Tarifaria” en el año 2016 para auxiliar a familias, industria y comercios alcanzados por los incrementos en servicios públicos.
Pero el principal deterioro, sostienen, es fruto de la inflación y la caída del poder adquisitivo que se manifiesta en el acceso a la comida.
En el distrito, la cantidad de comedores comunitarios “se duplicaron entre 2015 y 2017”: la cifra pasó de 84 centros a 160, para “un total de 15.000 personas” de todas las edades.
En el mismo sentido, en San Martín la gestión de Gabriel Katopodis reconoce un incremento de concurrente a comedores, “del orden del 60 por ciento”.
En Tres de Febrero, en tanto, sostienen planes especiales de contingencia ante la falta de alimentos en las familias del distrito, con planes de entrega de “una media canasta de alimentos, por un período de seis meses”.
El partido al mando de Diego Valenzuela también contempla la entrega de elementos tales como camas, colchones y otros objetos para garantizar condiciones mínimas de subsistencia a familias en riesgo social.
Algo similar ocurre en Morón: allí se despliega una ayuda como “contingencia anual” que contempla “el registro de beneficiarios de alimentos o el mejoramiento habitacional con entrega de chapas, tirantes y demás elementos”.
En el distrito gobernado por Ramiro Tagliaferro, además, reforzaron la presencia del municipio en la calle, “ante la realidad de familias vulnerables”.
Por su parte, en Lanús, el municipio a cargo de Néstor Grindetti aclara que “no hay un plan especial” por demanda de más alimentos.
“Se hace lo habitual para contener la situación de familias que no tienen poder adquisitivo y que viven una situación social complicada”, subrayan.
Y en Pilar, el distrito gobernado por Nicolás Ducoté remarcan que la cantidad de personas en los comedores “va fluctuando” mientras se asiste a familias con problemas para pagar los servicios públicos y, en casos extremos, se las exime en el pago de impuestos municipales.
Más gente con más necesidades
En línea con los municipios en manos de la oposición, en Tigre, gobernado por Julio Zamora, se reconoce la mayor presencia de gente en los comedores comunitarios.
“Se aumentó la asistencia a merenderos y comedores, a partir de un incremento de alrededor del 30 por ciento en la demanda de personas que solicitan comida”, precisan.
También revelan que en el distrito se registra “un aumento de la demanda por falta de trabajo, o de personas que trabajan en negro”, sin obra social o bien con reducción de prestaciones médicas, que deben recurrir a los hospitales públicos locales.
Otro tanto sucede en San Fernando, comandado por el intendente Luis Andreotti.
Allí, por ejemplo, el impacto de la crisis en la economía doméstica hace que “en los últimos tiempos, muchos vecinos comenzaran a acerarse a los polideportivos del distrito”.
Según señalaron, “muchas personas usan las instalaciones y se bañan en el lugar” para ahorrar el consumo de electricidad y gas en sus casas.
Este cuadro de situación el conurbano es refrendado por las organizaciones sociales y territoriales del cinturón urbano que rodea a la ciudad de Buenos Aires.
Para el dirigente del Movimiento Evita, Fernando “Chino” Navarro, desde principios de año “a los comedores van un 30 por ciento más de personas. A este ritmo, a fin de año el incremento va a llegar al 50 o 60 por ciento”, advirtió.
(*): periodista y director de Voz por Vos
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