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La Ciudad 30 de enero de 2020

Los “candados del amor”: Arroyo los fundió, la gente vuelve a colocarlos

El ex intendente había ordenado retirarlos del Puente de las Américas, fundirlos y donar los fondos al Hogar “Nuestra Señora de Lourdes". De a poco, parejas marplatenses y turistas vuelven a sellar su amor bajo llave.

Con la intención de perpetuar su amor, la costumbre de colgar candados en los puentes que se popularizó en tantísimas ciudades del mundo llegó hace algunos años a Mar del Plata, más precisamente en el Puente de las Américas del Paseo Dávila, donde varias personas incluso le han propuesto matrimonio a sus parejas. Luego de que el gobierno anterior ordenara retirarlos, de a poco la gente los está haciendo volver.

Durante la última década, este gesto de amor creció en la ciudad a tal punto que algunos tensores cedieron y se había vuelto riesgoso para los automovilistas que cruzan debajo.

Por ese motivo, a fines del 2019, el ex intendente Carlos Arroyo ordenó retirar todos los candados, fundirlos y donar los fondos obtenidos al Hogar de Enfermos Crónicos “Nuestra Señora de Lourdes”.

El peso de los candados había terminado de vencer la resistencia de algunos tensores, hasta torcerlos tanto como para dejarlos contra el piso. La gestión anterior decidió sacarlos, compactarlos y ayudar al hogar.

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Así lucía el Puente de las Américas en septiembre de 2019.

Sin subsidios del Estado, en esos meses el Hogar “Nuestra Señora de Lourdes” había salido a advertir públicamente las dificultades económicas que tenían para mantener abiertas sus puertas, en función de las gruesas facturas de gas y luz (de más de 50.000 pesos) que venían recibiendo. Lo que se le ocurrió al ex jefe comunal, en vez de gestionar una ayuda por otra vía, fue fundir miles de promesas de amor (sin consultar antes, por supuesto) y donar el bronce a este hogar ubicado en 12 de octubre de 4010.

“Con el dinero obtenido de los candados, vamos a darle una mano”, dijo en octubre Carlos Arroyo, tres semanas antes de las elecciones en las que solo el 4% de la población respaldó sus aspiraciones reelecionistas.

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Carlos Arroyo, con los candados retirados en la mano, en la entrega simbólica de ayuda al Hogar “Nuestra señora de Lourdes”

Poco tiempo después de terminada su gestión, los candados empezaron a volver. De a poco, semana a semana, en plena temporada el Puente de las Américas va recuperando la imagen de sus tensores decorados con gestos de amor cerrados con llave, aunque esta vez en forma más medida.

Como consecuencia de las inclemencias climáticas, los candados y los tensores se habían oxidado con el paso del tiempo. Meses atrás, el Emsur llevó a cabo algunas reparaciones mínimas. El estado del Puente de las Américas sigue requiriendo mantenimiento para revertir algunos tensores en mal estado y más de un tablón de madera flojo.

Si bien hay reparaciones proyectadas y una serie de tareas que dejó inconclusa la gestión anterior, lentamente los “candados del amor” van recuperando su lugar gracias a marplatenses y turistas que siguen sellando su romance en el puente del Paseo Dávila.

El origen de la tradición

Si bien en algunas partes ya se hacía, la idea de dejar candados en los puentes como símbolo de amor se propagó con fuerza en el mundo a raíz de la novela Tengo ganas de ti” (publicada en 2006) de Federico Moccia, en la que los protagonistas utilizan el poste de luz del Puente Milvio sobre el río Tíber en el norte de Roma, para colgar un candado que sella su romance.

El gesto, que anteriormente ya se podía observar en algunos puentes del mundo, se volvió un ritual popular que se completa arrojando las llaves al río o al mar. En el caso de la novela, la pareja deja caer la llave al Tíber con la promesa de que ese amor correspondido durará por siempre.

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Fragmento de “Tengo ganas de ti”, de Federico Moccia.

Desde entonces, algunos lectores de la novela replicaron la idea en distintos puentes, aunque también en estructuras, rejas y farolas. Se volvió una costumbre que creció primero en Europa y se expandió por el mundo, de la mano de turistas y locales que incluso sin leer la novela, repiten el ritual para sellar su amor.

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El Puente Milvio, sobre el río Tíber, lleno de candados

En Mar del Plata, la tradición comenzó hace casi una década y a pesar del reciente retiro de los candados, de a poco está volviendo.

 


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Condenados al óxido.

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